Reiniciando Asturias. Fase 1

Asturias se desperezará mañana de su letargo en fase 1 y habrá que reiniciarla. Un paso más –dubitativo como todos los primeros pasos– en la desescalada hacia la nueva normalidad post-coronavirus en el que será posible disfrutar de una botella de sidra en una terraza, asistir a funerales y velatorios, comprar sin cita previa (todavía no en grandes superficies como Parque Principado), elegir unas plantas en el vivero, probar suerte en la Lotería o ir a misa con mascarilla pero quitarse los guantes cuando le llegue la hora de comulgar con la mano.

Medidas de alivio que muchos llevan días imaginando como reencontrarse con amigos y familiares (en casa o en la calle, hasta un máximo de diez personas y siempre que no pertenezcan a colectivos vulnerables), viajar en tren (Cercanías de Renfe recupera el 90% de su actividad)y hasta ocupar un coche de nueve plazas (eso sí, los habitantes de un mismo domicilio) para desplazarse por toda la región (visitas a segundas residencias incluidas), pero que también llegan cargadas de incertidumbres para lugares como establecimientos hoteleros y equipamientos culturales (ya se permiten pequeños espectáculos con 30 personas en su interior o 200 al aire libre), que aún no ven clara la reapertura.

Lo que sí es seguro es que, «mañana, nada más que amanezca», Elena Guerra echará a correr rumbo a casa de su madre, porque esta castrillonense y sus dos hijos (Xicu y Lluvia) cuentan ya las horas para fundirse «en un abrazo gigante» con ella: Ángeles Devesa.

«Estamos ya nerviosos. Iremos según nos levantemos. Ella ha pasado todo este tiempo sola y lo que más echa en falta es poder compartir ratos juntos», reconoce Elena. Aunque, eso sí, siempre hubo hueco para echar mano de una videollamada y charlar un rato en la distancia. «Seguimos estando en contacto así, pero no es lo mismo. Necesitamos estar juntos», apunta. Y es normal: Xicu y Lluvia han crecido disfrutando de su güela, pasando con ella sus mejores ratos, y ya van necesitando quererse de cerca, como si nada hubiera pasado.

Y esa misma sensación quieren recuperar también en la pandilla de Lidia Fernández. «Nos quedó pendiente una partida a los bolos», recuerdan Lidia, Delia Lorente, Alicia Leal, Nuria Álvarez y María González.

Este grupo de amigas de Luanco ya tiene hechos los planes para reunirse mañana tras siete semanas extrañándose. «No paramos de hablar sobre el reencuentro. Tenemos ganas de todo. Nos apetece vernos y despejar, por fin, de padres y parejas», asegura Lidia, entre risas. Ya eso se suman las ganas, ya con la primavera bien entrada, de disfrutar de un rato en la playa (esperan instrucciones sobre cómo será eso) y de tomar algo donde sea, mientras estén las cinco alrededor de la mesa de una terraza. «Estábamos viéndonos más que nunca. Desde que comenzó este año no parábamos y, de repente, tuvimos que conformarnos con una videollamada semanal», explican Lidia, Delia, Alicia, Nuria y María, que ya están preparadas para traspasar las puertas de sus casas y reencontrarse «con una cerveza».

Y, mientras que la incorporación de los grupos en la Universidad «está siendo paulatina», los que también regresan al tajo son los centros de investigación, que comenzarán a funcionar con normalidad. Por ejemplo, los cuatro centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Asturias, donde trabajan 160 personas, volverán a abrir sus puertas este lunes.

Durante el estado de alarma, la mayoría de los laboratorios estuvieron «esencialmente cerrados», salvo aquellos donde desarrollaban proyectos relacionados con el COVID-19, indica Ángeles Gómez Borrego, delegada institucional del CSIC en Asturias.

Gómez es responsable de la coordinación del Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN); el Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA); el Instituto Nacional del Carbón (Incar) y la UMIB, la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad. Y, para retomar los trabajos durante la fase 1, primero se incorporarán los gerentes con el personal de mantenimiento y prepararán las medidas de prevención. Mientras, los directores de cada centro elaborarán un plan de contingencia específico para sus instalaciones. El resto de personal irá llegando forma escalonada sin superar el aforo máximo del 50%, por lo que harán turnos para cumplir con sus funciones de forma presencial o teletrabajando.

Lo mas «urgente» ahora es «avanzar en proyectos que deben culminar en diciembre», porque, «dependiendo de qué organismo los financie, se podrán o no prorrogar», señala Gómez.

Entre tanto, los trabajos de laboratorio del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA) han continuado de forma excepcional para una veintena de científicos dedicados a temas relacionados con la COVID-19, quienes han «contribuido con soluciones del problema desde distintos puntos de vista», indica Carlos Suárez, director científico del instituto. Además de algunos investigadores que han llegado al centro con el debido permiso porque «necesitaban acudir imperativamente para no echar a perder la labor de meses».

Sin embargo, a partir de mañana, las ochenta personas que trabajan en este centro podrán reanudar actividades usando mascarillas, con una serie de normas de distanciamiento, mediante el trabajo por turnos en laboratorios y favoreciendo el teletrabajo siempre que sea posible.

Ante el reinicio de las labores, Suárez reconoce que el teletrabajo «permite analizar los datos obtenidos de las investigaciones y publicar algo para no detener por completo la labor de los científicos del ISPA». Sin embargo, «no permite avanzar en los experimentos porque estos tienen que ser realizados en los laboratorios». La ventaja es que el cierre temporal no ha causado mayores afectaciones, «aparte de la pérdida de tiempo de trabajo en el laboratorio, que se ha demorado dos meses», detalla Suárez, quien destaca la importancia de las investigaciones científicas, «sobre todo, en estos tiempos que vivimos. Un desafío crucial».

Y de la ciencia a la fe, porque los templos asturianos también reabren, empezando por la Catedral (que colocará una mampara para dar la comunión) y Covadonga, con instrucciones precisas del Arzobispado.

En la basílica ovetense de San Juan el Real, por ejemplo, su rector, Javier Suárez, empezará a oficiar misas mañana mismo: una a las nueve de mañana y otra a las ocho de la tarde. Y lo hará extremando las medidas de seguridad, que quedan reflejadas en los carteles que ya ha hecho colocar en el templo. En ellos se detalla, por ejemplo, que es conveniente llegar con tiempo para poder limpiar el calzado y que hay que llevar mascarilla, que los fieles utilizarán durante la toda la misa, además de «evitar poner anillos, pulseras y collares» y, en el caso de tener el pelo largo, «mejor recogido».

Ya desde las mismas puertas, «varios voluntarios estarán vigilando que se cumpla el aforo, además de ofreciendo gel hidroalcóholico y las correspondientes indicaciones sobre cómo sentarse». Porque, según las nuevas normas, los templos solo podrán estar al 30% de su capacidad.

Javier Suárez ha calculado que, en la basílica, el aforo permitido es de un centenar de personas, que deberán ocupar los espacios marcados en los bancos, «dejando uno vacío de separación entre ellos». Los cálculos son tan precisos que indica que «serán tres personas por banco en los de mayor tamaño y únicamente dos en los pequeños».

Asimismo, las pilas de agua bendita seguirán vacías, se evitarán los coros, el saludo de la paz se sustituirá por un gesto evitando el contacto directo y el cestillo de la colecta no se pasará durante el ofertorio, sino que estará a la salida. Y una última disposición: la comunión, en silencio y en la mano, «habiéndose quitado los guantes si los llevasen» y «guardando una distancia de al menos un metro y medio».

Y, después de tanto dolor acumulado en las despedidas en solitario, se permiten también funerales y velatorios. Estos últimos, «restringidos a quince familiares si se realizan al aire libre y a diez si son en el interior», recuerda Verónica González, de Funeraria Gijonesa, que añade que en el entierro también podrán ir, como máximo, quince personas en la comitiva, además del oficiante.

Ya todo está listo en los Tanatorios de Cabueñes y Jove para acoger a esos familiares, «que podrán turnarse» en la despedida para respetar esas directrices, mientras que, en el caso de las ceremonias de culto, también han calculado el aforo máximo:84 personas (familia y allegados a los que se tomará la temperatura) en Cabueñes y 25 en Jove.

Los que no lo tienen tan claro son los alojamientos rurales. Así que los que optarán por abrir son escasos. En el pueblo de Cañu, en Cangas de Onís, Lola Martín ha decidido retomar la actividad de sus tres apartamentos, pero no así de su hotel.

«Voy a probar y a empezar con los apartamentos, que creo que será lo que más pida la gente», explica la responsable de San Francisco Rural, que, para adaptarse a la nueva realidad, ha acometido una exhaustiva limpieza y está adquiriendo botes de gel hidroalcohólico para ofrecerlos a los clientes como 'amenity'. «También estuve mirando las máquinas de ozono, pero no cogí nada de momento porque no sé si sirven», abunda. La falta de indicaciones oficiales es una de las carencias que Martín identifica en un momento de total incertidumbre. «La gente tiene miedo de salir. Las llamadas que se movieron un poco son para julio y agosto. Habrá que ir viendo día a día», se resigna.

Alejandro Álvarez, director del Hotel Ramiro I, ubicado en el número 13 de la ovetense calle de Federico García Lorca, es de los que no se arriesga. Pero, durante estas semanas de cierre forzado, la actividad dentro de las instalaciones no ha parado. Se han hecho trabajos que, teniendo clientes  (otros años, en estas fechas, rozan «el lleno»), no podrían hacer.

Pero de abrir, aunque sea sin zonas comunes, de momento, nada:«Estamos a la expectativa porque el panorama es de incertidumbre». Tampoco se sabe cuándo se retomarán los viajes entre comunidades autónomas y, como muchos de sus colegas, defiende que no abrirán porque «una persona de Gijón no va a venir a dormir a Oviedo». 

En cuanto al turismo activo y de naturaleza, encara esta fase, en la que podrán recibir a grupos reducidos, con pocas expectativas. Víctor Sánchez, de Onís, es guía de montaña y escalada en los Picos de Europa y, en su caso, el principal preparativo es recuperar el nivel físico tras semanas de parón, pues de su forma depende la seguridad de los clientes. «Nos va llevar un periodo de adaptación porque no pudimos entrenar. No se nos considera deportistas profesionales», lamenta.

En cuanto a las medidas de protección, señala que, en ciertos tipos de escalada, como en el Urriellu, en puntos de reunión «es inevitable estar a menos de dos metros» y resulta necesario «manipular el material del cliente». El de tipo textil, como las cuerdas, «no es tan fácil de desinfectar» y «quizás los guantes y mascarillas, en verano y con calor, no sean agradables», avanza. Además, recuerda que, si los refugios no abren, deberán vivaquear, llevando por tanto el material a cuestas. Sánchez, que da el año por perdido, deposita ahora sus esperanzas en actividades como los bautismos de escalada, en los que «cada uno tiene su material y hay una distancia», si bien no renuncia al siempre atractivo Urriellu. Por el momento, a sus clientes les emplaza a contactar desde mediados de semana. «La gente tiene ganas de airear y de adrenalina», explica, pero él quiere tener claras las normas: «No me la voy a jugar».

En ese mismo capítulo deportivo, en esta fase 1, se permitirá la reapertura de centros de alto rendimiento para profesionales. Respecto a los no profesionales, se abrirán instalaciones al aire libre y sin público. Una medida que solo será extensible para aquellos deportes sin contacto y con importantes medidas de distanciamiento e higiene.

En Gijón, por ejemplo, abrirán sus puertas los campos de golf municipales y los 'skate parks' de Cimavilla y La Calzada para alegría de sus muchos devotos. Lo harán, no obstante, solo para deportistas federados y con aforo limitado.

En el caso del golf, solo podrán hacer el recorrido de hoyos simultáneamente dos jugadores, frente a los cuatro que lo podían hacer habitualmente. «Tenía muchas ganas de volver después de mucho tiempo practicando en casa», reconoce ilusionado el golfista gijonés Ignacio Moreno, que regresará desde mañana a los campos de Deva y Castiello.

Estarán cerradas, además, las taquillas y el resto de servicios complementarios, habrá que acudir con palos propios y volver con ellos a casa, mientras que el conteo de puntos podría realizarse de forma electrónica, para evitar cualquier contacto.

Y en los circuitos para skate, además de mantener medidas como el distanciamiento, se recomendará el uso de guantes. También se podrán empezar a utilizar la pista de atletismo y el velódromo de Las Mestas, aunque exclusivamente para deportistas con licencia federativa.

En Oviedo, entre tanto, el Gobierno municipal se lo piensa y aún no ha confirmado la reapertura de los skate parks del Parque de Invierno y de San Francisco, ni tampoco del Club de Golf Las Caldas.

Los que vuelven son los negocios y tiendas de menos de 400 metros cuadrados siempre que cumpla las condiciones de aforo y distanciamiento.

Establecimientos como Hidrasam, empresa proveedora de suministros hidráulicos –concretamente, de maquinaria agrícola y forestal– situada en La Fresneda (Siero), porque también regresan a la normalidad las actividades agroalimentarias y de jardinería. Solo hay un pequeño problema, según indica su propietario, Antonio Sampedro:no disponer a tiempo de los equipos de protección individual adecuados a pesar de haberlos pedido «hace dos semanas».

Sampedro cuenta con otros dos empleados en su negocio de alrededor de 300 metros cuadrados, por lo que no le ha resultado difícil organizarse, admite. Por lo pronto, yaha instalado una mampara de metacrilato para atender a los clientes, a los que también ruega en un cartel informativo en su puerta que mantengan la distancia de seguridad y ofrece pautas para garantizar su salud y la de los trabajadores.

Los mercadillos, entre tanto, afinan una logística mucho más complicada. En Gijón, por ejemplo, los responsables del tradicional Mercado Artesano y Ecológico están en conversaciones con el Ayuntamiento para «elaborar un protocolo en el que se regulen cómo se separan los puestos, el control de acceso... y abrir lo primero que se pueda. Si es el próximo fin de semana, mejor», apunta su responsable, Javier Ruiz-Cuevas, mientras que el Consistorio ha planteado ya a los vendedores ambulantes dividir el Rastro entre su ubicación actual y El Molinón.

Mientras, en Avilés el mercado del lunes ofrecerá solo alimentos frescos y en el entorno de El Muelle. Y Oviedo, los vendedores ambulantes que se instalan en El Fontán, que esperan que su apertura «sea inminente», han cerrado una propuesta acerca de cómo será su futuro. «Estarán el 25% de los puestos y se harán rotaciones. De esta forma, si uno está un sábado, no volverá a ponerse al siguiente». Eso sí, el Rastro dominical seguirá sin actividad por ahora. 

Mejores noticias tienen en Infiesto, donde mañana ya funcionará su mercado, aunque solo con los puestos de alimentación. Yen Valdés tienen intención de hacer lo mismo este miércoles con idéntico criterio y productores locales para insuflar algo de oxígeno a la artesanía valdesana con la Policía Local controlado el aforo en la plaza del Ayuntamiento.

Por lo demás, la mayor parte de los congresos han sido aplazados, pero en algunos centros educativos ya están en marcha las tareas de desinfección y también se encuentran ultimando protocolos y pertrechándose de medidas de seguridad las bibliotecas, los museos públicos y privados y los archivos, donde retenes de mínimos siguen con las labores de mantenimiento y administrativas, además de con tareas de divulgación y servicios 'online.' Aunque siempre puede acercarse a una librería (a partir de mañana ya abren todas)si lo que busca es pasar de fase entre las páginas de una buena historia.

Con información de María Cidón Kiernan, Rosalía Agudín, Andrés Menéndez, Gloria Pomarada, Mónica Rivero y Ana Ranera