La dramática maternidad de los pulpos
Tras poner los huevos una sola vez, las hembras dejan de comer, se automutilan y se abandonan hasta la muerte. Ahora los científicos saben por qué
judith de jorge
Miércoles, 26 de septiembre 2018, 20:42
La extraordinaria inteligencia de los pulpos es un asunto que los científicos vienen investigando desde hace muchos años. Han estudiado cómo cambian el color o la textura de su piel, sus habilidades para escaparse e, incluso, les han situado ante complejos problemas que han resuelto.
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Son muchas las peculiaridades que los expertos han revelado sobre estos animales de los cuales, sin embargo, no se conoce uno de los aspectos más curiosos sobre su vida: su reproducción. Pocos conocen que los pulpos son animales semélparos, lo que significa que se reproducen solo una vez y luego mueren. Después de poner un puñado de huevos, inexplicablemente, la hembra deja de comer y se consume. Cuando los huevos eclosionan, ella muere. Científicos dan testimonio de que algunas hembras en cautiverio incluso parecen acelerar intencionalmente el proceso, golpeando los lados del tanque con su cuerpo, arrancándose trozos de piel o comiendo las puntas de sus propios tentáculos. Y los machos no lo tienen más fácil. Las hembras a menudo matan y comen a sus parejas. Si no es el caso, ellos mueren también unos meses más tarde.
Pero, ¿cuál es el interruptor biológico que provoca la muerte tras la maternidad? En 1977, Jerome Wodinsky, psicólogo de la Universidad de Brandeis (Massachusetts, EE.UU.) demostró que si eliminaba la glándula óptica, similar a las glándulas pituitarias de la mayoría de animales terrestres, de las hembras del pulpo de dos manchas del Caribe (Octopus hummelincki), estas parecían esquivar su fatal destino y embarcarse en una auténtica revolución vital. Abandonaban sus huevos, volvían a comer e incluso se apareaban de nuevo. En ese momento, Wodinsky y otros biólogos de cefalópodos llegaron a la conclusión de que la glándula óptica debía secretar algún tipo de hormona de «autodestrucción», pero no estaba claro qué era o cómo funcionaba.
Ahora, un nuevo estudio realizado por neurobiólogos en la Universidad de Chicago ha utilizado modernas herramientas de secuenciación genética para describir varias señales moleculares distintas producidas por la glándula óptica de la hembra del pulpo después de la reproducción. Publicado en la revista «Journal of Experimental Biology», el estudio también detalla cuatro fases separadas del comportamiento de la madre y las vincula a estas señales, lo que sugiere cómo la glándula óptica controla el fallecimiento.
«Hemos explicado un órgano que históricamente ha fascinado a los biólogos de cefalópodos durante mucho, mucho tiempo», asegura Z. Yan Wang, responsable de la investigación, en un comunicado. «Es realmente emocionante porque es la primera vez que podemos identificar el mecanismo molecular para un comportamiento tan dramático», añade.
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