«Fue duro, pero salimos fortalecidos»
Desescalada sanitaria. Tras 79 días de lucha contra el COVID, la UCI del HUCA y las plantas que atendieron a pacientes con coronavirus intentan volver a la normalidad
LAURA TORRE
Domingo, 17 de mayo 2020, 01:59
Han sido 79 días pero han parecido, como dice Sabina, 500 noches. Dos meses y medio después de que el primer caso de coronavirus irrumpiera en el HUCA (todo empezó el 29 de febrero con el ingreso del escritor Luis Sepúlveda), la UCI y el resto de plantas del complejo hospitalario que atendieron a pacientes con COVID intentan recuperar algo de normalidad. Lo hacen poco a poco, con una sensación de calma tensa y sin bajar la guardia ante un posible segundo envite. «Ha sido muy duro, hemos tenido momentos complicados, pero hemos salido fortalecidos», asegura la jefa la UCI Polivalente del Hospital Universitario Central de Asturias y coordinadora autonómica de Trasplantes. Pese al estrés vivido «por todos» y la dureza de las situaciones a las que han tenido que hacer frente, Lola Escudero prefiere ver el vaso medio lleno. De ahí que inicie la desescalada sanitaria con un plan B bajo el brazo, pero pensando en que «todo irá bien. Soy optimista por naturaleza y confío en la ciudadanía. Los seres humanos somos variados y complejos, pero la mayoría es responsable». Esta intensivista recuerda además que «tenemos unos servicios de vigilancia muy buenos y la gente sale a la calle tomando precauciones. Ahora estamos más preparados que cuando todo empezó. Si hay rebrote, lo afrontaremos mucho mejor», intenta tranquilizar.
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90 pacientes graves
En estos 79 días han sido 90 los pacientes con coronavirus que pasaron por los boxes de las UCI Polivante y Cardíaca. La Unidad de Cuidados Intensivos del HUCA, donde al principio de la pandemia se centró la atención de los enfermos más graves, estuvo «a tres camas del colapso», apunta. Fue el 1 de abril. Ese día, el HUCA y el Área IV vivieron su particular golpe de mar, su mayor pico, con 59 pacientes COVID en UCI, 196 ingresados en planta y otros 30 en el Hospital Monte Naranco. «Con seis y siete ingresos diarios, el momento más duro fue pensar que ya no teníamos sitio en la UCI. Aunque guardábamos un as en la manga con las camas de reanimación y las 25 extra que montamos de UCI, llegamos a pensar que la capacidad de atención se desbordaba», rememora Lola Escudero. Así también lo vivió el jefe de la UCI Cardíaca del HUCA, Guillermo Muñiz Albaiceta. Toda su unidad, las veinte plazas, «se ocupó con coronavirus. Fueron días tensos porque además los enfermos llegaban muy deteriorados». Al final, no hubo que echar mano de las camas extra porque, «de repente, no se sabe si fue por el confinamiento o por los tratamientos, pero los ingresos empezaron a bajar». Actualmente hay tres pacientes COVID en cardíaca y otros trece en la polivalente. Pero no son casos nuevos. «No recibimos pacientes nuevos de COVID desde hace dos semanas», abunda.
El camino hacia la 'nueva normalidad' se vive con cautela. «Estamos más tranquilos, pero no hay que confiarse», dicen los propios profesionales de las unidades de cuidados intensivos del HUCA, Cabueñes y Avilés. «Personalmente me genera más tensión la incertidumbre por lo que va a pasar que lo que ya hemos vivido», confiesa Guillermo Muñiz Albaiceta. «Hay que esperar unos diez días para tener un escenario más claro», calcula este médico que aprecia «cambios importantes en cómo nos relacionamos. El otro día una compañera cumplió años y no hubo ni besos ni abrazos, algo impensable hace unos pocos meses».
Limpieza constante
El ambiente en la UCI del HUCA es «de calma tensa». La gente está animada, pero expectante ante el peligro de un rebrote. Las áreas donde aún hay casos de COVID mantienen la planificación diseñada por el servicio de ingeniería del hospital al principio de la pandemia: presión negativa en la unidad para incrementar la protección de los trabajadores (es el mismo sistema que se usa para aislar a enfermos con tuberculosis) y división de los espacios por zonas de riesgo. Una línea amarilla en el suelo recuerda que a más de dos metros de distancia de la entrada a los boxes el riesgo de contagio es bajo y el personal puede moverse con más tranquilidad, aunque siempre con mascarilla. EPIs, pantallas de protección, gafas, calzas, contenedores especiales para la recogida de residuos y gel alcoholizado abundan por todas las áreas de medicina intensiva, donde la limpieza es constante. También hay un registro a la entrada donde cada profesional que traspasa la puerta debe apuntar su nombre, el motivo de su ingreso, de qué servicio procede y el tiempo que permaneció dentro.
Lo cierto es que han sido 79 días duros, pero también «muy emotivos. Cuando tienes una desgracia colectiva, una situación límite, te unes en un objetivo común. Yo creo que hemos salido fortalecidos. Desde un principio fuimos conscientes de nuestra responsabilidad. Sabíamos que la UCI iba a ser un punto clave, pero el buen resultado de nuestro trabajo es producto de una labor equipo de todo el hospital. Eso no hay que olvidarlo», remarca Escudero.
Desde mañana, la UCI volverá a los horarios de trabajo que tenía antes de la pandemia. En sus boxes ya hay catorce pacientes con patologías que no son COVID. «Nos han vuelto a llegar hemorragias cerebrales, politraumatismos por accidentes y caídas de bicicleta, muchas cosas que, al estar la gente confinada, no se producían», apunta la jefa de la UCI. Pero el HUCA tiene diseñado un plan de choque: «En cualquier momento, en un plazo de cinco días, podemos volver a montarlo todo si es necesario».
La desescalada le preocupa a Álvaro González Franco, coordinador para la atención del coronavirus en el Área IV y jefe de Medicina Interna del HUCA. A este médico le inquieta lo que ve «en la calle. Sé que hay ganas de salir, pero, por favor, hacedlo con cuidado, guardando la distancia física y en espacios cerrados llevad mascarilla», pide. Ahora vendrán otras oleadas que no serán COVID, pero «son igual de importantes. Habrá que recuperar la atención a los enfermos crónicos, atender a los casos agudos y también los cuadros de estrés postraumático entre los profesionales sanitarios».
Mañana, lunes, vuelven las consultas a los hospitales. Solo los niños y personas dependientes podrán ir acompañados. A los pacientes se les pedirá ir sin guantes (habrá gel alcoholizado para la higiene de manos) y se les dará mascarilla.
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