Educación, igualdad y democracia
La igualdad debe ser una forma ética de estar en el mundo y se aprende a lo largo de toda la vida, pero las aulas son muy importantes
MARIÁN MORENODOCENTE Y TÉCNICA EN COEDUCACIÓN
Domingo, 7 de marzo 2021, 13:20
Las aulas son mucho más que espacios de aprendizaje de contenidos, fechas o datos. Las aulas son 'laboratorios' donde tenemos la oportunidad de entrenar como ... sociedad, son espacios en los que aprendemos a convivir, a debatir, a disentir, a comunicarnos. Las aulas, además, son el foro idóneo para aprender democracia en igualdad.
Y esa igualdad se aprende desde los primeros años, no es un contenido puntual, sino que debe ser una forma ética de estar en el mundo que se aprende a lo largo de toda la vida. El profesorado que coeduca sabe que tiene por delante un enorme reto que no siempre es fácil de llevar a buen puerto. Vivimos en una sociedad que encumbra lo individual, pareciera que transmitimos a nuestros niños y niñas que lo importante es el «sálvese quien pueda», en vez de ser ejemplo, como sociedad, del cuidado de las demás personas, del respeto a las diferencias, de la conversación pausada y la construcción de un mundo mejor.
Son muchos los obstáculos que la igualdad se encuentra en esta sociedad de comunicación veloz, de consumo de noticias como si comida basura fuera, de comunicación agresiva en la que triunfan los 'zascas' en detrimento de la reflexión serena. Se nos llena la boca a toda la ciudadanía con palabras como democracia, paz, convivencia y educación, pero a la hora de la verdad la imagen que damos a nuestros pequeños y pequeñas está llena de agresividad, de falta de escucha, de prisas y de superficialidad. Por ello, la escuela se plantea que debe ser otro el mensaje que transmitimos y por ello reivindica aprender igualdad.
Sigamos educando para que las niñas y los niños sepan que hay formas igualitarias de crecer, de formarse, de convivir, de buscar la felicidadEl 8M hace visible que otro mundo es posible, pero que aún tenemos mucho camino por delante. Un camino en el que cada vez somos más
Aprender igualdad no significa que se recuerde este concepto el 25N y el 8M exclusivamente. De hecho, estos dos días serían la culminación de un trabajo real, continuo y sistematizado durante todo el curso, durante toda la etapa, durante toda la vida de nuestro alumnado en el centro educativo. Aprender igualdad significa, sobre todo, aprender a analizar la realidad en la que vivimos para detectar las desigualdades que dan lugar a discriminaciones entre hombres y mujeres en la sociedad actual y en la historia. Si no somos conscientes de las desigualdades y de las discriminaciones no tendremos ninguna necesidad de trabajar para superarlas, puesto que el primer paso de la sensibilización ante las injusticias es reconocerlas. Si no sé que se produce una injusticia, no sentiré nunca la necesidad de trabajar para que esa injusticia desaparezca.
Y para el análisis, hace falta reflexión, calma y concentración. Analizar la discriminación de las mujeres en diferentes ámbitos permite a nuestro alumnado conocer, tanto históricamente como en la actualidad, las bases de una sociedad que todavía no ha conseguido la igualdad real entre hombres y mujeres y, además, les permite erigirse en activistas de igualdad que tomen el relevo de la anterior generación en la construcción de un mundo igualitario.
Desde la coeducación, y teniendo en cuenta el trabajo por competencias que articula nuestro sistema educativo, se enseña a conocer, a hacer, a ser y a convivir. La educación para la igualdad, la coeducación, propone estrategias, contenidos y recursos para aprender a conocer cómo nos socializamos las mujeres y los hombres, a conocer los estereotipos sexistas que todavía rigen en nuestra sociedad, a conocer la historia del feminismo y sus reivindicaciones, a conocer las alternativas para construirse como hombres y mujeres que se guían por la igualdad de trato, de derechos, de posibilidades en la vida. La coeducación enseña a hacer análisis de la realidad, a hacer que la convivencia entre hombres y mujeres sea realmente igualitaria y huya de las violencias machistas, enseña a hacer que la vida diaria sea compartida desde el respeto y la igualdad. La coeducación enseña a ser hombres corresponsables en lo doméstico, hombres que saben relacionarse en igualdad, cuidadores, que viven su sexualidad desde el respeto y la convivencia, hombres igualitarios que huyen de la violencia; enseña a ser mujeres que construyen su propio proyecto de vida fuera de los estereotipos, que acceden a todos los ámbitos de la sociedad con preparación y poder, mujeres que no admiten el machismo en su entorno, que viven su sexualidad desde la libertad, que no permiten la discriminación de ninguna de sus hermanas. La coeducación, en resumen, enseña a convivir en igualdad, en paz, sin violencia y lo hace desde el respeto a todas las personas, desde la convicción de que se puede aprender la igualdad y se puede, también, 'desaprender' la desigualdad.
Las leyes actuales obligan a que la coeducación impregne el sistema educativo en todas sus etapas y en todos sus ámbitos. Pero la ley no es suficiente, la ley es papel mojado si toda la sociedad no nos ponemos a ello de manera resuelta y contundente. Educar para la igualdad no es solo cuestión de aulas, es cuestión de familias que se unan a los valores universales de la democracia, de medios de comunicación que rechacen el machismo y la violencia, de referentes que nos muestren el camino de la igualdad, de políticas valientes que la generalicen y de profesorado formado para llevarla a cabo.
El 8M sirve para mostrar a toda la sociedad que todavía es necesario un trabajo denodado, serio y sistemático para que la igualdad entre hombres y mujeres sea algo real, palpable, que se pueda verificar en la desaparición de la brecha salarial, en la presencia de las mujeres en puestos de poder y dirección de empresas, en el trabajo contra la violencia sexual, contra la explotación sexual de las mujeres, en la corresponsabilidad de hombres y mujeres en lo doméstico y en lo público, en la comunicación no violenta y en el debate respetuoso que construya las bases de una sociedad mejor.
El 8M muestra la necesidad de seguir caminando, pero también hace homenaje a todas las personas que trabajan por la igualdad, a las pasadas, a las presentes y a las futuras. El 8M resalta los esfuerzos del profesorado coeducador, de profesoras y profesores que, con su insistencia y su dedicación en el día a día, sientan las bases para que las generaciones venideras sean capaces de hacer de la igualdad el eje que atraviese toda la sociedad. El 8M hace visible que otro mundo es posible, pero que aún tenemos mucho camino por delante. Un camino lleno de obstáculos, pero un camino en el que cada vez somos más y con más empeño.
No hay democracia sin igualdad entre mujeres y hombres, la igualdad es una postura ética ante la vida y para quienes trabajamos por ello todos los días son 8M.
Hay un dicho muy conocido que dice que educa toda la tribu, sigamos siendo tribu, sigamos educando para que desaparezcan las discriminaciones, para que las niñas y los niños sepan que hay formas igualitarias de crecer, de formarse, de convivir, de buscar la felicidad. El 9 de marzo, el 15 de mayo, el 14 de junio y todos los días de nuestra vida, seguiremos trabajando por la coeducación y por la igualdad, se lo debemos a nuestro alumnado. Nuestro alumnado tiene derecho a ser educado en igualdad y también tiene el deber de construir, con su esfuerzo, una sociedad mejor de la que les dejamos.
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