El Ejército, ejemplo de entrega en Asturias

El Ejército se desplegó ayer en Asturias para colaborar en la lucha contra la pandemia producida por el virus COVID-19. Sólidos y contundentes, unos 60 militares del Regimiento de Infantería Príncipe número 3 recorrerán las zonas conflictivas de Oviedo y Gijón para velar por el cumplimiento del estado de alarma decretado por el Gobierno, asegurar las infraestructuras críticas y establecer un enlace eficaz con autoridades locales y fuerzas y cuerpos de seguridad.

Encuadrada dentro de la 'Operación Balmis', la entrada en acción del Ejército persigue, además de prestar apoyo para mantener el orden, servir de ayuda para la población, confinada en sus casas desde el pasado domingo. «Son dos secciones del Ejército de Tierra que se incorporan para llevar a cabo dos funciones fundamentales, el refuerzo del control de las restricciones de movilidad y el apoyo a las autoridades sanitarias», señaló la Delegada de Gobierno, Delia Losa.

La llegada del Regimiento Príncipe coincide con la marcha de la Unidad Militar de Emergencias (UME), la cual dio ayer por finalizadas sus labores de apoyo tras dos días desinfectando los principales espacios logísticos de la región. Hospitales como el de Cabueñes, en Gijón;San Agustín, en Avilés, y las principales estaciones de autobuses y trenes fueron algunas de las zonas en las que actuaron los 45 miembros del batallón desplazado al Principado.

Gratitud

El desembarco de las Fuerzas Armadas fue acogido con gratitud por la población asturiana, consciente de la importancia de sumar apoyos para lograr detener el avance del virus. De hecho, fue en Gijón donde la colaboración de los militares dejó una de las imágenes más emotivas, cuando dos miembros del Regimiento Príncipe, el cabo primero asturiano González-Longoria y el soldado alicantino Borrell, abandonaron sus ocupaciones para ayudar a una anciana a llevar las bolsas de la compra hasta su casa. «Gracias, de verdad, por tanto», les alabó una mujer.