«Vi a ancianos que no estaban bien atendidos»

«Un verdadero despropósito y horror, instalaciones inadecuadas y con seria falta de higiene, residentes sin cambios realizados». El domingo, el auxiliar de enfermería Borja Casal Villaverde publicó en Facebook esta durísima crítica contra la residencia gijonesa El Carmen. Su mensaje corrió como la pólvora a través de las redes sociales, suscitando una oleada de reacciones y comentarios. Casal acusa sin tapujos de «abandono» a los responsables del centro y pide a las familias que «saquen de allí a los ancianos», además de animarles a «que denuncien».

Entre las reacciones a su comentario destaca la del propio presidente del Principado, Adrián Barbón, que el mismo domingo se puso en contacto con Casal para interesarse en primera persona por lo que estaba contando. «Me sorprendió mucho que se implicase, la verdad, y se lo agradezco», relataba ayer el auxiliar de enfermería a EL COMERCIO.

En su conversación con el presidente, Casal se lo contó «todo», asegura. Detalló todo lo que observó desde que entró a trabajar allí, el sábado 30, a las tres de la tarde. Este auxiliar, que ha trabajado seis años para el ERA y lleva dos como empleado del Sespa, asegura que «estalló» cuando vio en los medios que la gerencia del centro afirmaba que «todo estaba controlado. Sentí tal enfado y frustración que tuve contarlo». Habla de «mala praxis, porque había residentes que no estaban atendidos en condiciones y algunos llevaban hasta tres y cuatro pañales». Describe también «habitaciones sin ventilar» e «instalaciones precarias, inadecuadas y con falta de higiene».

Su testimonio coincide con el ofrecido por otra auxiliar enviada por el Sespa a la residencia gijonesa. En declaraciones a TPA Noticias, Ana María Suárez habló ayer de falta de material e instalaciones obsoletas en el centro, con «pasillos estrechos, muebles antiguos y poco adecuados, habitaciones sin baño que obligan a los internos a salir fuera y colchones imposibles de limpiar». Suárez aseguró que esto, «en una situación como la que nos encontramos, dificulta la contención del virus en este tipo de centros en los que se encuentra la población más vulnerable».

Tras su conversación con Casal, Barbón derivó el asunto a la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar, y desde allí se ha trasladado la información al equipo de Coordinación Sociosanitaria que se ocupa ahora de esta cuestión. El Principado confirmó ayer tanto la llamada como este proceder.

Por su parte, la gerencia del Instituto gerontológico Astur manifiesta su «absoluto desacuerdo con estos comentarios». El gerente, Santiago Campos, señala que, «en una situación excepcional como la que hemos vivido, tanto el personal del Sespa como los trabajadores del propio centro han actuado con la máxima diligencia». Y añadió: «No vamos a alimentar este tipo de comentarios y de controversias. Existen cauces administrativos para cursar las oportunas quejas o reclamaciones». Campos rechaza cualquier irregularidad y, respecto a los comentarios sobre que el foco del contagio pudo producirse por el ingreso de dos nuevos residentes, insiste en que en el centro «solo hubo nuevos ingresos autorizados por derivación hospitalaria, emergencia social u orden judicial durante el estado de alarma».