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Aida Vázquez
Generación en crisis permanente

Generación en crisis permanente

Futuro incierto. Acercándose a la treintena, muchos jóvenes que en 2008 acababan o estaban a punto de salir al mercado laboral se enfrentan a una nueva debacle económica tras años de preparación

SANDRA S. FERRERÍA

Lunes, 11 de mayo 2020, 02:36

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Estudia para poder tener un buen trabajo. Dicen que están cansados de escuchar la frase y de que la realidad sea bien diferente. Los jóvenes nacidos entre 1990 y 1995 se enfrentan en los próximos meses a una crisis económica que los expertos comparan con el 'Crack del 29'. Pero la suya es una generación castigada por la crisis antes de la COVID. Con la de 2008 ya tenían edad para entrar en el mercado laboral, pero la gran mayoría decidieron seguir preparándose para labrarse un futuro mejor. Así, tienen sus curriculum llenos de títulos, de idiomas y de grandes aptitudes, pero los contratos son precarios, de pocas horas y no les llega para independizarse.

Es el caso de Samanta Ruiz, de 25 años, madrileña que vive en Pola de Siero desde 2014. Estudió Gestión y Administración Pública. «Me independicé con 20 años y trabajé en hostelería para poder pagar mis estudios a distancia», afirma. Tras terminar la Universidad estuvo empleada en una agencia de seguros y posteriormente se incorporó a una plataforma 'online' dedicada a la logística. «Acababa de renovar mi contrato antes del estado de alarma. A los pocos días me llegó un burofax: estaba despedida». Samanta busca empleo de manera activa «pero no encuentro nada relacionado con mis estudios ni, por supuesto, con hostelería».

Adrián Fernández, gijonés de 28 años también está en el paro. Él estudió dos FP medios, uno de informática y otro de telecomunicaciones. Su último trabajo fue fabricando las baterías de Arcelor, «como se acabo la producción de la última batería nos fueron echando». Ahora envía su curriculum sin descanso, pero la precariedad invade las ofertas: «El otro día me llamaron de un sitio y querían que estuviera todo el día por 300 euros al mes».

Juan Garrido
Juan Garrido

Los que aún viven con sus padres, la mayoría, ven en su primer trabajo la oportunidad de independizarse. Pero la decisión se retrasa. Es el caso de Juan Garrido, de 26 años, ovetense pero vecino de Gijón desde hace 3 años. «Si esta situación me hubiera cogido viviendo por mi cuenta la cosa se me habría complicado mucho». Garrido estudió un grado medio de electricidad y un ciclo superior como técnico en Animación de Actividades Físicas y Educativas. Desde 2016 trabaja en la Asociación Youropía, que organiza proyectos educativos y culturales para niños y adultos. Ahora prepara desde casa algunos de esos planes «para cuando se pueda volver» ya que en principio confía en reincorporarse a su trabajo.

Tampoco es el momento de independizarse para José Ramos, que vive en Oviedo y tiene 29 años. Es becario de Informática en la Universidad de Oviedo. «La beca termina en mayo y si quieren pueden renovarme dos meses más», explica. La situación «retrasa la independencia. Para mí, de momento, es imposible».

Cristina Álvarez, de 27 años, estudió Diseño Gráfico y Diseño de Interiores en la Escuela de Arte de Oviedo. Durante la anterior crisis estaba en el instituto. Ahora, la empresa en la que trabaja ha hecho un ERTE. «Confío en que cuando todo esto pase pueda volver a trabajar», explica. Cristina tuvo varios empleos antes de encontrar éste, donde el próximo mes cumplirá dos años. Ella había tomado la decisión de independizarse justo antes de que se decretara el estado de alarma.

Para los opositores está situación también está llena de incertidumbre. Desconocen cuándo se volverán a convocar las pruebas y los que ya tenían fecha han visto como se retrasa. Es el caso de Andrea Mallo, una avilesina que ahora vive en Valladolid pero que prepara las oposiciones para Educación Infantil en el Principado. Mientras estudiaba impartió clases de Robotix, una actividad extraescolar, pero al terminar las clases presenciales también terminó su trabajo. Respecto a las oposiciones, al retrasarse las de Secundaria, las de Infantil quedan para 2022. «El futuro lo veo complicado. Habrá recortes y disminuirán las plazas. Es muy difícil que tengamos la oportunidad de conseguir plaza», lamenta.

«De 2008 solo tengo el recuerdo de mis padres diciendo que con lo fácil que lo habían tenido ellos, lo difícil que lo íbamos a tener nosotros». Así resume la avilesina Aida Vázquez, de 25 años, su situación. Estudió un ciclo de Educación Infantil e Integración Social. Además, trabajó como acomodadora y taquillera. «Hice prácticas y antes del coronavirus me acababan de hacer indefinida. Ahora sigo teletrabajando», explica. Su contrato está vinculado a unas subvenciones: «Me temo que acabarán prescindiendo de mí». Aida tiene claro que su generación están en continua formación: «Ha cambiado la mentalidad, pasamos de ser 'ninis' a todo lo contrario».

Su amiga Olaya Martín, de la misma edad y también de Avilés, hace un máster en Prevención de Riesgos. El 1 de abril iba a comenzar unas prácticas remuneradas, «pero se están posponiendo». «Ahora que es cuando tenemos que salir al mundo laboral va a ser más difícil encontrar trabajo», advierte.

Judit Naves
Judit Naves

Judit Naves, de Las Regueras, regenta el negocio Astur Sabor. Esta emprendedora, de 27 años, habla de la incertidumbre que le supone la situación, especialmente para su empresa, muy vinculada con la hostelería: sus padres tenían un catering y ella propuso especializarse en platos de raza autóctona. Hoy lleva la empresa: «Habrá que volver a reinventarse. Yo emprendí con la anterior crisis».

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