Emily González, licenciada en Medicina, hace una 'asana' junto a su pareja, Rafael González, que lleva 35 años impartiendo clases de yoga y junto al que dirige el centro Hanuman. ARNALDO GARCÍA

¿Hidroterapias de colon o lavativas a cien euros?

Quienes practican las 'pseudoterapias' se defienden: «Atendemos si la sanidad pública no da respuesta». Los médicos piden «tolerancia cero» con el fraude

Lunes, 4 de marzo 2019, 09:53

A Pedro Duque hay términos como 'hidroterapia de colon' que le provocan «risa». Pero «la hidroterapia de colon es como un enema, una lavativa, algo que en los hospitales están haciendo todos los días, a todas horas», defiende la doctora Ana Azanza, médica que regenta una clínica de estética y nutrición en Oviedo donde practica la hidroterapia a cien euros la sesión (160 si se trata de la primera cita, donde elabora una detallada historia clínica de cada paciente).

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La hidroterapia –abunda– «es una técnica de higienización que va fenomenal si, por ejemplo, tienes un estreñimiento grave o parásitos como lombrices». Un extremo que no comparten los ministerios de Sanidad y Ciencia, que la han colocado en un listado de 73 técnicas o productos que califican como 'pseudoterapias':aquellas que publicitan su efecto terapéutico pero que carecen de evidencia científica. Una lista a la que han añadido también otras 66 que serán revisadas, según anunciaron esta semana María Luisa Carcedo y Pedro Duque, titulares de ambos departamentos.

A falta de un decreto que establezca los límites en el ejercicio y la publicidad, una campaña informativa (www.coNprueba.es) es la primera medida de su plan para combatir a los filibusteros que prometen curaciones sin base científica alguna. Una iniciativa que no ha sentado nada bien a profesionales como Azanza, que sostiene que, «si no hay evidencia científica para decir que los enemas son perjudiciales, tampoco para la hidroterapia».

También Omar Fernós es otro de los afectados por la calificación de 'pseudoterapias', porque en su clínica avilesina ofrece, entre otros, servicios de iridología, «una ciencia perfectamente demostrable porque el iris es como un mapa del cuerpo humano». O lo que es lo mismo:«Los ojos son como ventanas por las que es posible ver el estado de salud del paciente». Ahora bien –precisa–, esta técnica «no realiza diagnósticos de enfermedades alopáticas específicas, sino que aporta información relacionada con la evolución y el estado de los diferentes tejidos».

No es esa la única práctica que ofrece el avilesino, porque entre su catálogo de servicios aparecen también las Flores de Bach o la homeopatía, en el limbo de las 66 técnicas bajo la lupa del Ejecutivo, a las que el Gobierno no califica con el prefijo 'pseudo', pero que someterá a una revisión para tratar de acreditar sus beneficios para la salud.

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De las flores, «una serie de esencias descubiertas entre los años 1926 y 1934 por el doctor Bach, un gran investigador, además de médico y homeópata», asegura que «son «utilizadas para tratar diversas situaciones emocionales, como miedos, soledad, desesperación, estrés, depresión y obsesiones». Un limbo pantanoso en el que ha terciado el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, el asturiano Julio Bobes, que ha cargado contra la «pseudociencias» no reguladas de «chamanes, brujos y magos» que «confunden a los pacientes psiquiátricos y a sus familias y les hacen dejar el tratamiento o dudar de él».

También el presidente del Colegio de Médicos de Asturias, Alejandro Braña, reclama «tolerancia cero» ante «estas pseudociencias, que son fraudulentas y, en ocasiones, incluso peligrosas. Con el agravante, además, de que muchas veces van dirigidas a personas con enfermedades graves, llegando a poner en riesgo su vida aprovechándose de su vulnerabilidad».

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Así que aplaude la iniciativa encaminada a «distinguir cuáles lo son y cuáles no», porque advierte que estamos ante «un batiburrillo» en el que hay que diferenciar «aquellas terapias que, aún no siendo curativas, producen efectos beneficiosos como la fitoterapia. Porque, «¿quién no se ha tomado alguna vez una tila para tranquilizarse o una manzanilla para el estómago?».

El propio Colegio suprimió su sección de terapias médicas no convencionales, en las que se incluía la homeopatía, con medio centenar de colegiados (de un total de 4.500) que la practican en Asturias. Eso sí, advierte el doctor Braña de que en la entidad «tienen cabida todos los médicos que practican tratamientos aprobados legalmente bajo pautas de ética y responsabilidad». Y, de la misma forma, recuerda que prácticas como la acupuntura «son utilizadas en muchas unidades del dolor de la sanidad pública».

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El acupuntor Javier Martínez, que tiene su estudio en Oviedo (El Roble), donde ofrece sesiones a precios populares, sugiere al Ejecutivo «que se fije lo que están haciendo en otros países como EEUU, donde está regularizada, de manera que quien quiera ejercer debe superar un examen y obtener una licencia». Algo que, según este autónomo, sería una garantía«incluso para los propios profesionales», que verían disminuir el intrusismo.

«Lo que no se dice es que cada vez hay más gente que recurre a la acupuntura porque el sistema sanitario está en quiebra y que un 80%de la que atendemos es gente a la que no dan respuesta. Personas que llevan un año esperando por una resonancia o por una operación y que tienen que seguir trabajando pero no soportan el dolor».

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Y al «trasfondo económico» se refiere el maestro de reiki gijonés Carlos Egea, «un sensei» que ha formado a cientos de personas en esta práctica basada «en la imposición de manos y en la energía unversal que complementa a la medicina tradicional». Porque Egea está convencido de que,«detrás de toda esta campaña del Ejecutivo, están los intereses de las farmacéuticas».

Yes que el reiki (40 euros la sesión de una hora) «no cura enfermedades, pero te da paz interior y bienestar, además de poder sobre tu propia vida, algo muy peligroso para los gobiernos». Una idea muy parecida a la que defiende Emily González, que abandonó la medicina pública por consagrase al yoga y que dirige en Gijón el centro Hanuman:«El yoga no es una terapia. Es un camino de desarrollo personal, aunque puede tener efectos terapéuticos. Ycada persona tiene derecho a elegir el suyo para encontrar la luz que llevamos dentro».

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