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Odisea bajo el mar

Tres submarinistas gijoneses perdidos en Lastres nadaron durante más de dos horas para alcanzar el litoral

Viernes, 7 de julio 2023, 00:14

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1998. Hace 25 años.

La mar es traicionera hasta para los expertos más avezados. Hace 25 años, tres submarinistas del Grupo de Actividades Subacuáticas Ensidesa de Gijón pudieron dar fe de ello. J. A. D., M. T. y J. C., de edades comprendidas entre 27 y 35 años, habían salido a las seis menos cuarto de la tarde del día cinco de julio a rumbo de una zodiac hasta el cabo de Lastres, en cuyas aguas se sumergieron. No hubiera sido una jornada difícil de no haber sido porque, al poco, se desató un fuerte viento y la mar embraveció; la zodiac, en la que aguardaba el sobrino de uno de ellos, se desorientó. Mientras, ellos seguían sumergidos. «A las once de la noche», contamos tal día como hoy, pero de 1998, «la torre de salvamento de El Musel recibe la llamada de socorro», movilizando a 'El Sueve' y a la 'Asturmar 3', con base cerca de Lastres. Desde Gijón también saldría el 'Helimer Cantábrico', pero ellos consiguieron llegar por sus propios medios al litoral.

El primero fue J. A. D., quien a medianoche consiguió salir del agua y llamar, desde un bar de Luces, «a los familiares que estaban esperándole». No sabía nada de sus dos acompañantes, pero hubo suerte: poco tiempo después, M. T. y J. C. fueron avistados por el 'Helimer Cantábrico' en un acantilado cerca de Luces, «una zona que no facilitaba la evacuación aérea, pero que tampoco fue necesaria, ya que Manuel y José pudieron salir por sus propios medios». Habían nadado más de dos horas, casi tres, para poder salvarse. Un imposible de no haber tenido, como tenían, «una buena preparación física, como han demostrado», y una abultada experiencia bajo las aguas. Conocían, además, perfectamente la zona, donde el mayor había buceado frecuentemente desde que se iniciase en el deporte, 18 años atrás. Con todo y con eso, la odisea tuvo sus dificultades, especialmente el peso del equipo que llevaban y el haberse perdido de vista cuando J. A. D. salió «antes que nosotros, en busca de su sobrino», nos contaba M. T. «Pero los tres conseguimos alcanzar el litoral». Hay, de cuando en cuando, también finales felices bajo las aguas de la mar. Para muestra, un botón.

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