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Un paciente es atendido por personal sanitario en la UCI del HUCA. ÁLEX PIÑA
Los hospitales asturianos vuelven a la normalidad tras superar lo peor de la crisis

Los hospitales asturianos vuelven a la normalidad tras superar lo peor de la crisis

Tres meses después del estado de alarma, la región afronta la fase final de la desescalada con 17 hospitalizados, 10 de ellos en la UCI

MIGUEL ROJO

GIJÓN.

Domingo, 14 de junio 2020, 03:01

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Ha sido un camino largo y tortuoso, que aunque pueda parecerlo aún no ha finalizado. Ni finalizará para los profesionales de la sanidad asturiana mientras haya un solo paciente al que se pueda curar o sacar de la UCI. Hasta el momento han sido 331 los asturianos que han fallecido de forma oficial a causa del COVID-19, aunque otras cifras elevan a 355 personas las fallecidas a causa de la enfermedad en la región. En cualquier caso, lo cierto es que desde el 25 de marzo, cuando apenas llevábamos diez días confinados, en adelante las cifras no han hecho más que evolucionar positivamente hasta dejarnos hoy, tres meses después de que se decretase el estado de alarma en España, a una semana de regresar a la denominada 'nueva normalidad', con apenas casos nuevos y los niveles de ocupación hospitalaria por debajo de los de hace tres meses, cuando se decretó el estado de alarma: hay 17 hospitalizados, 10 de ellos en la UCI.

Por el camino, 90 días tan intensos, tan duros, tan sorprendentemente atípicos que quedarán marcados para siempre en las existencias de quienes los hemos vivido. A broma se tomaban muchos aquellas informaciones que desde finales de 2019 llegaban de China, donde un nuevo coronavirus ponía en alerta a las autoridades sanitarias. No fue hasta que los primeros casos empezaron a llegar a Europa cuando se empezaron a tomar ciertas precauciones, mínimas, que no pudieron evitar una explosión de contagios que ha causado cerca de 30.000 muertos en nuestro país, en el que se han contagiado más de 243.000 personas.

Aquellos días previos a las concentraciones del 8-M, al mitin de Vox en Vistalegre, la sensación generalizada era de preocupación, pero no la suficiente como para quedarse en casa. Las autoridades sanitarias advertían, alertaban, pero no tomaron medidas drásticas hasta que, ahora se sabe, fue demasiado tarde. Aunque el 30 de enero la OMS había decretado una emergencia internacional «no por lo que sucede en China, sino por lo que está pasando en otros países». Había 8.000 casos detectados en 18 países, la mayor parte de ellos en el gigante asiático. Eran los tiempos en los que tanto el ministro de Sanidad, Salvador Illa, como Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, enviaban mensajes tranquilizadores a la población. También desde la OMS y desde el Principado se trataba de transmitir la sensación de control. Tras la reunión mantenida el 5 de febrero por el consejero de Salud Pablo Fernández con el resto de autoridades sanitarias, incluido el ministro, todos trasladaron un mismo mensaje: «Asturias está preparada para hacer frente a un eventual caso de coronavirus. El riesgo de contagio es muy bajo, en Asturias y en España». En aquel momento solo se había descubierto un positivo, el de un alemán en La Gomera. Después vendría otro caso más en Mallorca. Y el goteo comenzó a volverse incesante hasta convertirse en una cascada.

Fue el 29 de febrero cuando en Asturias se detectó el primer caso positivo. El escritor asturchileno Luis Sepúlveda había regresado el día 26 de Portugal, donde había participado en un encuentro literario, y comenzó a sentirse mal y fue hospitalizado. Tras una intensa lucha contra la enfermedad, que le llevó a pasar semanas en la UCI, perdió la batalla y falleció el 16 de abril.

En aquellos primeros días de marzo, a pesar de que en otros lugares de España se comenzaban a confirmar casos de forma diaria, en Asturias la cosa iba más despacio. Tras Sepúlveda, y después de descartar varios casos sospechosos, una mujer de Gijón y un joven de Llanes, que había viajado a Italia, se convirtieron en el segundo y el tercero. El 4 de marzo se sumó el cuarto. Y el salto se produjo el día 9, cuando se confirmaron siete en el colegio de la Fundación Masaveu, de Oviedo, que elevaban a 16 los contagiados en Asturias. El día 11 moría su jefe de estudios, Avelino Uña, que a sus 68 años se convertía en la primera víctima mortal de la pandemia en la región.

En aquel momento, los hospitales empezaron a prepararse para lo peor. La falta de material de protección para atender a los enfermos en todos los niveles asistenciales, desde el centro de salud hasta su ingreso en el HUCA -que en un principio era el destino único de los afectados por COVID-19 en la región-, hizo que los profesionales de la sanidad se convirtiesen también en víctimas de la epidemia, y transmisores a su vez de la enfermedad. Un trabajador externo de la residencia de mayores de Grado que había estado en el colegio de la Fundación Masaveu funcionó de cadena de transmisión del virus sin que las autoridades sanitarias pudiesen hacer nada por evitarlo. Fue el 9 de marzo. ¿El resultado? En poco más de un mes, 84 residentes contagiados y más de una veintena de fallecidos en el centro. A lo largo de toda esa semana, el número de casos empezó a dispararse, hasta alcanzar un pico máximo de 133 contagios en un solo día, el 19 de marzo. Por aquel entonces, los hospitales empezaban a tener problemas para acoger a todos los pacientes, y Madrid y Barcelona eran un caos. Los fallecimientos también iban creciendo y lo peor, no se veía el final del túnel. El confinamiento decretado el día 14 de marzo no empezaría a hacer efecto hasta finales de ese mes, cuando por fin en Asturias la curva de incidencia parecía aplanarse, para después comenzar a bajar. Eso sí, los ingresados en Oviedo, Gijón y Avilés no dejaban de crecer, ni los casos en las residencias de ancianos. «El foco de la lucha está ahora en las residencias de mayores», reconocía Adrián Barbón el 12 de abril tras la reunión de presidentes de comunidades autónomas con el ministro de Sanidad.

Los últimos sustos -como el brote con 19 positivos en la residencia gijonesa de El Carmen del 28 de mayo, que no fue dado a conocer por las autoridades sanitarias hasta el sábado 30- se produjeron precisamente en geriátricos. Aún así, Asturias logró el objetivo de que el sistema sanitario no colapsase. Un hospital de campaña del Ejército en el aparcamiento del HUCA y otro de emergencia, con 160 camas, instalado en el recinto ferial de Gijón, no llegaron a ser utilizados. Este último sigue operativo, aunque todo parece indicar que será desmantelado en pocas semanas.

Asturias avanza, con precauciones, hacia la 'nueva normalidad'. No lo será para las familias de los 331 fallecidos por coronavirus en Asturias.

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