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El director de cine Rai García, en el bar Antroxu, del que es asiduo. CAROLINA SANTOS
«Leer el periódico en el bar es como ver películas en el cine»
Los bares de mi vida

«Leer el periódico en el bar es como ver películas en el cine»

Rai García se suma a la iniciativa para respaldar a la hostelería asturiana ·

El cineasta asturiano rememora locales de ocio en los que llenó la vida entre Madrid y Gijón, a donde volvió en el confinamiento

PABLO A. MARÍN ESTRADA

gijón.

Domingo, 5 de julio 2020, 02:37

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Al director de cine Rai García los bares le han llenado la vida de cafés con letra impresa, ilusiones compartidas, música, cine, fútbol, risas, madrugadas en vela, requiebros al mundo y despedidas con cubata. Se siente cómodo al calor de una barra cercana y encantado de poder arrimar el hombro en el apoyo a la hostelería de su tierra natal. Aquí, en la casa familiar de Gijón ha pasado el confinamiento de la pandemia y no piensa moverse en todo el verano, salvo para viajes puntuales. «¿Por qué son importantes los locales de ocio? Hombre, somos asturianos, españoles y latinos, y nosotros sin bares mal vamos. Estaríamos cojos, perdidos. Sin ellos ¿dónde arreglaríamos el mundo?», plantea desde uno de ellos, el Orbayu, su entrañable café de la esquina cuando está en su ciudad.

El autor de 'Cuba libre' y 'El Brujo frente al espejo' se fue a Madrid muy joven sin perder nunca pie en aquella ciudad en blanco y negro de la que recuerda los merenderos de Deva a los que iba con sus compañeros del Colegio la Inmaculada o los bailes adolescentes en El Jardín. «Cuando vengo con los amigos sigo practicando lo primero. Nos vamos a Casa Yoli a comer una tortillina o al pinar de Rodiles. Es un ejercicio que si no lo haces en Asturias, ya me contarás dónde vas a hacerlo».

Por los meandros de la memoria caprichosa andan las noches lejanas de la pre-movida en la villa y corte con parada obligada en la mítica Mandrágora y Sabina y Krahe animando el cotarro: «Nos quedábamos hasta las tantas en el sótano hablando del bien y del mal. Se te iba el tiempo y salían cincuenta mil ideas, antes de asomar a la luz del día» o el impar Lady Pepa: «Llamabas y el dueño a través de la mirilla decidía por el careto si te dejaba entrar. Le parecía mal si tomabas a las cuatro de la mañana solo un cubata y había que pedir lentejas o garbanzos, que luego se iba a comer su padre». Ahí intercambiaba planes Rai con sus cómplices Antonio Resines, Oscar Laroide o Manuel Gómez Pereira. «Teníamos un gran ansia de crear y hacer cosas nuevas, pero aquel Madrid ya caducó, ahora es otro», asegura.

Hoy frecuenta La Cofradía, por la zona de Juan Bravo: «Nos reunimos muchos asturianos a ver los partidos del Sporting o del Oviedo. Y es que el fútbol, como la sidra, no es para disfrutar solo en casa», apunta. Aquí la suya la tiene en Cimavilla en el chigre de su amigo Oscarín o en El Verano de Argüero, con el escultor Pablo Maojo. Le gustan los cafés donde leer el periódico: «¿Dónde se puede mejor? En internet me informo y en un bar lo disfruto. Es como ver una película en un ordenador o en una sala, cosas muy diferentes». Mira en un guiño a Tato, al timón del Orbayu: «Es que sin bares ¿qué somos?», ser pregunta.

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