«Al llegar a España no te preguntan nada»
El gijonés Rafael Autillo detalla a EL COMERCIO el «caótico» regreso a casa desde Chile poco antes de que se pusiesen en marcha más restricciones
LUCÍA R. LORENZO
GIJÓN.
Sábado, 16 de mayo 2020, 02:36
Un viaje de vuelta a casa «caótico». Así vivió el gijonés Rafael Autillo su regreso a Gijón el pasado lunes desde Chile, país en el que trabajaba como arquitecto. Sin embargo, poder retornar a «la tierrina» no fue un camino fácil. «Cuando llamabas al consulado de España en el país te daban muy poca información. Si llamabas al número general no te contestaban, y si contactabas con el departamento de emergencias te hablaban de malas maneras, porque decían que la llamada no era una urgencia», lamenta. «Tampoco sabían decirme cuántas personas estaban en mi misma situación. Me sentí desamparado por el consulado», lamenta.
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Ante esta situación envuelta por la incertidumbre, Rafael Autillo echó mano de las redes sociales para informarse y buscar la manera de salir del país. «Personas de varios grupos de Facebook, creamos un grupo de Whatsapp el 21 de abril y el 25 ya teníamos un listado con nombres, apellidos y billetes de 100 personas», detalla. Una vez recogidos todos estos datos, indica, se lo remitieron al consulado y a la embajada para que les ofreciesen alguna solución. Al día siguiente, señala, les informaron rápidamente de un vuelo con Iberia para el 10 de mayo.
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El siguiente reto fue llegar al aeropuerto de Santiago. Rafael Autillo vivía en Temuco, una ciudad que se encuentra a 700 kilómetros. «Tuve que firmar una declaración responsable en la que me preguntaban por mi historial médico, si tuve síntomas o estuve en contacto con personas que los hayan tenido. Con este documento y mi billete de vuelta a España pude cruzar el cordón sanitario como salvoconducto», asegura. Antes de volar a Santiago, «en el aeropuerto de Temuco tomaron la temperatura a todos los pasajeros», afirma.
No fue igual en el de Santiago. «Nos ordenaron estar cuatro horas antes y al llegar había una fila enorme. El aeropuerto estaba vacío salvo por los 300 pasajeros del vuelo, el personal del consulado, dos guardias civiles y un fotógrafo», detalla. El embarque fue «muy lento». «En el aeropuerto no estaba funcionando el sistema informático ni las cintas para las maletas. Para cruzar la zona de seguridad y embarcar, no nos tomaron temperatura en ningún momento, ni preguntaron por el estado de nadie», expone. Por su parte, considera «extraño que nos controlaran en Chile para un vuelo interior y no para este». «El avión estaba lleno, sin ninguna distancia de seguridad. Al llegar a España, no nos dieron ninguna indicación, en Madrid el único recibimiento era la guardia civil controlando que no se usáramos los carros para los equipajes», indica.
«Ni nos tomaron la temperatura, ni preguntaron las condiciones que teníamos, ni tomaron los datos», sostiene. Rafael Autillo cogió un Alsa esa tarde dirección Gijón. «El autobús venía a mitad de capacidad y viajábamos con mascarilla. Vino a buscarme mi padre para llevarme a su casa con mi madre, en Vega. Ahora, el gijonés pasa una cuarentena, «sin abrazos, a dos metros». Desde ayer, esa cuarentena de 14 días es obligatoria para todos los viajeros que lleguen a España. La suya, es voluntaria.
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