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Domingo, 16 de junio 2019, 08:42
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A finales de mayo, Ewan, el hijo de ocho años de Alexandra Ruddy, fue de excursión a una granja escuela en Jersey, Reino Unido. El pequeño se cayó al suelo. «Las heridas no parecían infectadas», explica la madre en Facebook, «pero se habían hecho más grandes, así que me preocupé».
Pocos días después, el niño mostró su mano a su madre durante un viaje a la playa. «Noté que el enrojecimiento estaba siguiendo su vena». Ruddy lo llevó rápidamente al hospital. «Cuando el doctor lo vio, me elogió por reconocerlo y acudir lo antes posible».
Ewan tenía sepsis, un «envenenamiento de la sangre» que mata cada año a más personas que el cáncer de intestino y el de mama juntos. «No es algo que se pueda 'dejar' hasta el lunes», advierte la madre en su post.
La sepsis es una dolencia crítica que se produce cuando el cuerpo, como respuesta a una infección, genera una respuesta inflamatoria que, en los casos más graves, provoca un fallo agudo de otros órganos que no necesariamente estaban relacionados con la infección original, provocando un shock o fallo multiorgánico e, incluso, la muerte.
«Afortunadamente, los antibióticos están funcionando», señala Alexandra, que alerta a otros padres que «si ven esta línea roja que sale de una herida a lo largo de la vena, vaya al médico inmediatamente».
«Espero que mi post pueda ayudar a alguien de la misma manera que el post de mi amiga me ayudó a mí». En 2017, una amiga había compartido un caso similar en su Facebook, de ahí que supiera reconocer el signo de infección.
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