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Una de las fosas comunes. :: E. C.
Navarra busca a los familiares de cinco presos asturianos tiroteados en 1938

Navarra busca a los familiares de cinco presos asturianos tiroteados en 1938

Se han recuperado los restos de 50 de los más de 200 reos que fueron ejecutados tras una fuga y buscan identificarlos por medio del ADN

MIGUEL ROJO

Miércoles, 27 de febrero 2019, 03:56

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El 22 de mayo de 1938 saltó por los aires la monotonía de una de las más seguras prisiones franquistas, la que se había instalado en el llamado fuerte de San Cristóbal, una vieja construcción militar que domina el monte de Ezkaba, cerca de Pamplona, y que entre 1934 y 1945 fue utilizada como penal militar. Aprovechando que era domingo y que había menos vigilancia, fueron cerca de 800 los presos que, tras inmovilizar a los guardias que les iban a servir la cena y hacerse con las llaves del complejo militar, salieron corriendo monte abajo en busca de la libertad. Todos eran republicanos, muchos sindicalistas, y entre ellos había un buen número de asturianos. Los que lo vieron hablan de una desbandada de diferentes grupos de famélicos prisioneros, descalzos y cubiertos de harapos, que se separaron en pequeños grupos con la esperanza de tener más posibilidades de huida. Tras ellos, soldados nacionales perfectamente uniformados. Se cree que 207 de los fugados fueron tiroteados en el transcurso de la evasión, algunos por la espalda, otros fusilados en cualquier recodo del camino. Todos fueron enterrados en diferentes fosas comunes en los alrededores del penal, una enorme tumba al aire libre de la que el Instituto Navarro de la Memoria, con la ayuda de innumerables voluntarios y tras tomar el testigo de la sociedad civil navarra, ha conseguido recuperar un total de 50 cadáveres a lo largo de las últimas décadas.

Entre ellos se cree que están los de Celestino Díez, Alfredo Panizo, Luis García Humanes, Gumersindo Rodríguez y Benito Paredes, todos ellos asturianos. Desde Lena, Gijón, Oviedo, La Rebollada y Avilés, respectivamente, fueron a dar con sus huesos en el fuerte pamplonés de San Cristóbal, y finalmente acabaron enterrados a sus pies, presa de las balas nacionales en su huida. Ahora, más de 80 años después, el Gobierno de Navarra busca a sus familiares para poder cotejar su ADN con el de los restos encontrados, confirmar así su identidad y proceder facilitar su devolución a las familias, para que vuelvan a la tierra que les vio nacer.

Catorce de los 17 promotores de la fuga fueron capturados y fusilados en septiembre de aquel año, tras un consejo de guerra. Se cree que solo tres de los presos que lo intentaron lograron llegar a la frontera francesa -a unos 50 kilómetros de San Cristóbal- y recuperar la libertad.

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