El padre Ángel: «Vivir tantos años es un regalo»
Mañana se cumplen 60 años desde que el padre Ángel fuera ordenado sacerdote. Lo celebrará con una misa presidida por el cardenal Osoro
A. COLLADO
GIJÓN.
Jueves, 18 de marzo 2021, 03:50
Sesenta años, que se dice pronto. Mañana cumplirá como sacerdote sus bodas de diamante ese diamante en bruto -de naturalidad irrenunciable- que es el padre Ángel. Seis décadas que, al escucharle, se quedan cortas: «¡Cuántos recuerdos, cuánta emoción consagrarte para ser intermediario entre Dios y los hombres! ¡Cuántos bautizos, bodas, despedidas de amigos, cuántas bendiciones con las manos que ese día me ungieron!». En definitiva, cuánta vida. Cuántas cosas ha repartido y recibido un «mensajero de la paz» que para estar cerca de Dios nunca se ha separado de los hombres. De todo tipo, aunque muchos no lo entendieran. De ricos y pobres. «Vivir tantos años es un regalo», explica, y vivir en Asturias, «un privilegio, que me enseñó lo que es el cariño». Que lo importante es el camino: «Estar con la gente, querer, bendecir». Que «como decía la madre Teresa, la vida es bella y hay que compartirla con los demás. Y eso he hecho».
Esas han sido sus guías desde aquel día de San José de 1961 en que le «ungían las manos con el Óleo Santo en Oviedo, un día muy entrañable y emocionante». De aquellos compañeros, «hoy solamente quedan dos». El aniversario llega en un momento importante. El Papa Francisco ha declarado 2021 como el 'Año de San José' y, para él, «también tiene un significado muy relevante». Es una fecha para celebrar. Y lo hará con una eucaristía que presidirá el cardenal de Madrid y exarzobispo de Oviedo, Carlos Osoro.
Será una misa especial no solo por este motivo, sino también por las restricciones a las que obliga la pandemia del coronavirus. El aforo estará limitado y será imprescindible confirmar asistencia, pese a que se celebrará al aire libre, en el jardín del Colegio de Arquitectos de Madrid, junto a su querida iglesia de San Antón. «Pero se podrá seguir por Facebook en la página de Mensajeros de la Paz y por internet», apunta.
Es un día «para la alegría, no para la nostalgia», aunque siempre tenga un recuerdo emocionado para sus padres -«uno se da cuenta de la suerte que ha tenido, cuando ve a tanta gente sin familia»- y a tantos de quienes se ha rodeado. Aunque no todo ha sido bueno. «A veces tienes el corazón herido de ver tanta ruina, tantas guerras, una pandemia como la actual en la que ves morir a mucha gente de mi quinta, que habían sufrido tanto de niños y ahora...»
Pero el balance de su vida, de su sacerdocio, es «de alegría». Siempre alegría.