Primera boda en Covadonga. Pero guardando las distancias
P. A. MARÍN ESTRADA
COVADONGA.
Domingo, 19 de julio 2020, 02:26
Son las últimas horas de la tarde en Covadonga y una fila ordenada de visitantes asciende por la escalera de piedra hacia la gruta. Allí Adolfo Mariño, abad del santuario, reza en silencio con la mirada puesta en la imagen. Devotos y turistas desfilan frente al altar y siguen el itinerario de salida por el túnel. Tal vez solo los más fieles observen que la patrona de Asturias está protegida del acceso directo de las personas.
La ovetense Carmen Vega aprueba la medida adoptada: «Toda precaución es poca y, aunque no podamos acercanos a la Santina, podemos tirarle un beso». Cuenta que viene cada año a visitarla, «ahora con más fervor para pedirle que no nos entre esta enfermedad tan terrible y que se vaya el virus. No para mí, para todos».
El abad ha concluido su oración y revela que la afluencia durante lo que llevamos de verano «está siendo muy numerosa, sobre todo por las mañanas se ve en las misas y la mayoría de la gente que acude es religiosa. Vienen a dar gracias o a pedir ayuda. Es la experiencia que vivimos a diario», asegura. Mariño explica que el cierre en torno a la imagen «era lógico por la COVID-19 y lo más probable es que se vaya a mantener de forma permanente. Nos parece lo más adecuado». Espera que el flujo de visitantes siga como hasta ahora en lo que resta de verano y afirma que la novena en torno al 8 de septiembre «se va a hacer sí o sí. En caso de que haya medidas restrictivas será con poca gente, en la Basílica y difundiéndolo en directo a través de las redes sociales. Si no las hay, será como siempre». Acerca de los visitantes laicos, el abad del santuario asturiano declara recibirlos «con gusto, porque aunque vengan de excursión, algo siempre les queda», confía.
Sin ellos no trasladaría al Real Sitio cada verano su lugar de trabajo desde Cangas de Onís el taxista Pachu García Caldevilla. Al pie de los Leones, su balance provisional es que «hay días, pero vamos remontando, empieza a verse más gente. De Asturias y de fuera, porque aquí lo estamos llevando bien, hay pocos rebrotes y los que vienen lo tienen en cuenta. Se ve un poco menos que otros años, pero no sabría decir cuánto. Soy optimista en general y quiero más ver el vasu medio llenu que medio vacíu. Al final del verano se podrán hacer les cuentes de verdad».
Salomé González, que lleva 23 años en uno de los puestos de recuerdos del Real Sitio de Covadonga, también es cautelosa a la hora de opinar: «Estamos expectantes, es pronto para saber. Gente hay, pero se ve mucho paseante y me da la impresión de que suben menos a Los Lagos, porque los autobuses y taxis tardan más tiempo en las salidas. En el puesto también lo noto algo más flojo, pero habrá que esperar a ver cómo va todo. Lo único claro es que en este verano no hay previsión posible», zanja.
Y con la nueva normalidad también regresan las bodas al santuario. Ayer fue la de los jóvenes langreanos Rubén Menéndez y Cristina Ledesma, la primera de una temporada que, como reconoció Mariño, tendrá pocas ceremonias, una decena, en comparación con otros años, cuando rondan las cuarenta.