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El matrimonio de escritores formado por Luis Sepúlveda y Carmen Yáñez. E. C.
Luis Sepúlveda: El primero de un millar de positivos

Luis Sepúlveda: El primero de un millar de positivos

El caso de Luis Sepúlveda, que continúa estable en la UCI del HUCA, se convirtió en el primer contagio por coronavirus de la región hace un mes

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Domingo, 29 de marzo 2020, 03:57

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Luis Sepúlveda publicaba en 1988 'Un viejo que leía novelas de amor'. Se podía leer en sus páginas «deme una novela bien triste, con mucho sufrimiento a causa del amor, y con un final feliz». Sus últimos días han sido así. Para él y los suyos. Y para sus miles de seguidores en los cinco continentes. Pero no fue el amor del que hablaba el que provocase las páginas tristes de las últimas cuatro semanas. Lo hizo ese virus que se propaga a rápida velocidad por todo el mundo.

De lo que allí se leía queda por alcanzar el final. Feliz, el de la luz al final de túnel. Según los últimos partes médicos, este podría estar más cerca. A diario, su mujer, que permanece en casa confinada junto a su hijo y su nieta, espera esa llamada que traiga buenas nuevas. «Estoy preocupada pero los médicos me dan esperanza y confianza», contaba ayer Carmen Yáñez a este diario. Ella, también escritora, vivió días de incertidumbre al inicio de esta crisis sanitaria.

De hecho, ingresó junto a su marido en el HUCA pendiente de confirmarse sus pruebas. Resultaron negativas pero se vio obligada a permanecer varias jornadas en el hospital. A pocos metros de su esposo pero sin poder verle, sin poder tocarle, sin poder darle unas palabras de aliento. Porque, desde el segundo día de estancia de Luis Sepúlveda, las cosas se pusieron peor, lo que obligó a mantenerle intubado, sin teléfono móvil, en la UCI, sin mayor contacto con el exterior que los propios médicos y enfermeras que le tratan. «Veo que respiro mejor, me están haciendo muchos exámenes y muy rigurosos, el trato es excelente», describía a EL COMERCIO a las pocas horas del ingreso. Los 28 días después hasta llegar a hoy fueron un constante altibajo, con dos picos de extrema gravedad. «Ya avanza, parece. Está estable; va lentamente», decía ayer su mujer visiblemente emocionada pero sin perder el optimismo.

La última foto juntos, de Carmen y Luis, se tomó durante el festival literario Correntes d'Ecritas que se celebró en Póvoa de Varzim (a pocos kilómetros de Oporto) entre el 15 y el 23 de febrero. Un encuentro donde coincidieron con amigos del gremio procedentes, principalmente de iberoamérica pero, también de Gijón. Todos ellos, bajo vigilancia y con restricción de su vida social conocido el devenir de los acontecimientos.

Al regreso de aquel viaje, Luis Sepúlveda comenzó a sentir molestias. Acudieron al médico y nada presagiaba en ese momento que se tratase de algo grave. La noche del viernes 28 de febrero acudieron al Sanatorio Covadonga (Gijón) a donde, sin presentar mejoras, retornaron el sábado por la mañana. «Mi marido se iba poniendo peor», relataba Carmen Yañez aquellos días. El susto estaba justificado. Una neumonía que se iba complicando.

Los resultados de las pruebas en COVID-19 no admitían duda. Su caso, el pasado 29 de febrero, le convertía en el primer positivo en Asturias. Por su popularidad y por tratarse el único contagio confirmado en la región entonces, el propio Luis Selpúlveda confesaba, ya desde el HUCA: «En unas horas ya he recibido más de cien llamadas y no sé cuantos mensajes, no me está dando tiempo a contestar a todos ellos». Muchos se quedarían sin contestar y se habrán ido acumulando estas semanas. «Llegará el momento», dice su esposa. El escenario, a su salida, también tendrá poco que ver. Entonces, Salud informaba de la posibilidad de ampliar hasta ocho las plazas habilitadas en el hospital. Hoy hay decenas de pacientes ingresados.

Las horas del día se hacen largas para Carmen Yáñez. Es ese tiempo que pasa esperando la llamada diaria con el parte médico. Mientras, piensa en ese «algo especial» que quiere organizar para cuando Luis Sepúlveda vuelva a casa. «Celebraremos la vida», confía.

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