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Contaminación en Madrid.
Aire negro en los pulmones del 94% de los españoles

Aire negro en los pulmones del 94% de los españoles

La contaminación causa 24.000 muertes prematuras cada año y afecta al 90% del territorio español; y pese a la leve mejora, los ecologistas auguran un empeoramiento por el aumento del consumo y la inacción de la administraciones

Miguel Lorenci

Martes, 27 de junio 2017, 19:16

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El aire negro que respiramos causó la muerte prematura de 24.000 personas el año pasado, y eso que redujo levemente su nivel de contaminación. Lo dice el informe anual sobre la calidad de aire de Ecologistas en Acción, que certifica que casi 44 millones de españoles, el 94% de la población, respiramos un aire ponzoñoso que cubre el 90% del territorio. Los pulmones de más de nueve de cada diez españoles soportaron así en 2106 «niveles de contaminación por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud» (OMS).

Los ecologistas alertan de una posible reversión de la tendencia que incremente la contaminación al aumentar el consumo y denuncian la inacción de las administraciones. Señalan como causa de la nefasta calidad del aire el cambio climático, el repunte del tráfico, el fraude en las emisiones de los automóviles y la apuesta gubernamental por las energías sucias en detrimento de las renovables.

Su informe valida las estimaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente, con más de 24.000 muertes prematuras en España por afecciones derivadas de la contaminación del aire. «Una cifra 14 veces superior a la de las muertes en la carretera, que en 2015 se cobró la vida 1.700 personas» según Miguel Ceballos, coordinador del informe. Estima los costes sanitarios que genera la contaminación en más de 44.600 millones de euros -unos 50.000 millones de dólares- un 3,5 % del PIB español, según cifras del Banco Mundial que no contemplan «el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales».

El informe, que analiza los datos recogidos en 700 estaciones oficiales de medición, constata «una reducción general» de los niveles de contaminación en 2016 tanto por partículas en suspensión, como por dióxido de nitrógeno, ozono troposférico y dióxido de azufre. «Se recupera aparentemente la tendencia decreciente iniciada en 2008 con la crisis económica, lo que explica la mejoría de la situación y la menor población y territorio afectados, pero seguimos en niveles muy preocupantes», destaca Ceballos.

Achaca la leve reducción de la contaminación a «una menor estabilidad atmosférica» y a «la reducción de la producción eléctrica en centrales térmicas de carbón, petróleo y gas». Pero el informe advierte de un posible cambio general de tendencia, dado que tras varios años de reducción en la contaminación por partículas, «hay un repunte del tráfico por carretera, con un consumo de combustibles de automoción que en 2016 fue superior al de los cuatro años anteriores». A ello se suma «el fraude en los sistemas de certificación de las emisiones de los automóviles y el mayor consumo de electricidad, que recupera los niveles de 2008, y el abandono de las energías renovables».

Según los valores máximos de contaminación recomendados por la OMS el aire contaminado afectó en 2016 a 43,7 millones de españoles, el 94% de la población, y a 455.000 kilómetros cuadrados, el 90 % del territorio. Si se mide con los criterios «más laxos» de la normativa española, la población que respiró aire sucio se reduce a 16,9 millones de personas, un 36% del total, lo que supone 1,6 millones de afectados menos respecto a 2015, pero 1,4 millones de afectados más que en 2014. La superficie expuesta a niveles dañinos para vegetación alcanzó 255.000 kilómetros cuadrados, 70.000 menos que en 2015. «La mitad del territorio español soportó una contaminación atmosférica que incumple los estándares legales vigentes para proteger los cultivos y los ecosistemas naturales», destaca el informe.

El tráfico rodado es la principal fuente de contaminación en áreas urbanas, que concentran la mayor parte de la población. En algunas zonas industriales y en el entorno de las grandes centrales termoeléctricas de carbón y otros combustibles fósiles «son estas fuentes las que condicionan de manera decisiva la calidad del aire» según EA.

El ozono troposférico es el contaminante mas extendido y que más afecta a la población, con unos niveles estacionarios o al alza. En 2016, «la mayor parte de la población y del territorio siguieron expuestos a concentraciones de ozono peligrosas para la salud humana y vegetal». Los ecologistas lo achacan «al incremento de las temperaturas medias y de las extremas en verano, como resultado del cambio climático».

Recuerdan que los Planes de Mejora de la Calidad del Aire y los Planes de Acción a corto plazo para reducir la contaminación son obligatorios según la legislación vigente, aunque denuncian que «en muchos casos no existen, y en otros son inefectivos por falta de voluntad política». Recuerdan que el Plan Aire del Gobierno central «expiró en 2016, sin que se haya elaborado su correspondiente sustituto» y que la Comisión Europea «tramita sendos procedimientos de infracción contra el Reino de España por el incumplimiento de la normativa sobre partículas PM10 y dióxido de nitrógeno».

Para paliar la contaminación proponen la reducción del tráfico motorizado, potenciar el transporte público, facilitar el uso de la bicicleta en las ciudades, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles y reducir drásticamente la generación eléctrica por centrales térmicas, en espacial las de carbón.

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