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Laura Pire
Martes, 6 de mayo 2025
Resulta que después de varias visitas al médico de cabecera con distintas molestias digestivas, hinchazones abdominales, malas digestiones y todo un rosario de alimentos que, de repente, te sientan mal, te dicen que en 'la maquinaria' aparentemente está todo bien. Por eso, puede que estés padeciendo un SIBO. ¿Cómo? Sí, un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado que te está montando todo este circo.
A grandes rasgos: nuestro intestino tiene dos grandes partes, el grueso y el delgado. En el primero, que es donde termina la digestión, viven la mayoría de las bacterias de nuestra microbiota, antes conocida como flora bacteriana. El intestino delgado es otra cosa. Está al final del estómago, separado por 'compuertas', donde también llegan las tuberías del páncreas, la de la vesícula; es un lugar de encuentro entre órganos que trabajan por y para destruir el alimento en súperpequeñas moléculas de las que se extraen las vitaminas, los aminoácidos y todo lo que el organismo quiere utilizar como nutriente. En esta zona hay menos actividad bacteriana y, cuando por alguna alteración, aumenta este número, se producen todos los síntomas del SIBO.
Las bacterias comen, viven y sobre todo, respiran. Si hay muchas más de la cuenta, su respiración es capaz de llenarnos de aire, de gas y de malestar. Dolor, ruiditos y desmadre que, cuando llegan al intestino grueso, puede provocar diarreas, estreñimiento, gases o todo ello.
Las causas, en general, pueden ser mil. Algunas de ellas son:
un tratamiento antibiótico fuerte o duradero;
una alimentación poco equilibrada o ultraprocesada;
exceso de edulcorantes;
estrés, por supuesto;
falta de sueño;
antiácidos;
una gastroenteritis del viajero que no te haya dejado igual que estabas antes.
Sí, hay tratamiento. Los nutricionistas hacemos equipo con los médicos especialistas en aparato digestivo y encontraremos la manera de que mejores. Lo más importante, estar dispuesto a modificar aspectos de las rutinas alimenticias y una buena batería de probióticos 'sembrados' con precisión.
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