Laura Pire, nutricionista: «Bastantes trastornos de la conducta alimentaria están reforzados por aguantar el hambre durante el día pensando que así estamos a dieta»

A veces parece que la vida nos atropella a todos con sus horarios y obligaciones. Se anteponen un montón de asuntos antes de permitirnos hacer esa pequeña parada para tomar un tentempié medio sano y que, sobre todo, aporte energía, porque luego se paga bastante caro.

Bastantes diagnósticos de trastornos de la conducta alimentaria vienen reforzados por esta política de aguantar el hambre por el día pensando que así estamos a dieta y cuando se llega a casa o se tiene un momento de tranquilidad viene el gran desmadre con el consiguiente malestar. Psíquico y físico, la panzada y una mala digestión.

En psicología se trabaja con el hecho de que 'el puteo', valga la ordinariez, la vida complicada que obliga a mantener muchísimo control sobre un montón de cuestiones (dinero, matrimonios, hijos, etc.) es directamente proporcional al descontrol en otros aspectos, como la comida o los vicios.

Para equilibrar esta delicada balanza de lo cotidiano, recomiendo no saltarse comidas (topicazo máximo, pero con explicación aquí, o eso intento). Añadiendo hidratos de calidad (integrales, a poder ser), la ansiedad que aparece cuando todo se apaga es mucho más controlable y nos sentiremos mejor.