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Una sanitaria atiende a una paciente hospitalizada por covid. Efe
Los pacientes covid que pierden el olfato pueden tardar hasta tres años en recuperarlo

Los pacientes covid que pierden el olfato pueden tardar hasta tres años en recuperarlo

La anosmia, cefaleas específicas y los ictus, que pueden sufrir entre el 1% y el 2% de los pacientes hospitalizados, son las consecuencias neurológicas más graves del SARS-CoV-2

Martes, 20 de abril 2021, 10:38

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Las consecuencias neurológicas de la covid-19 pueden prolongarse semanas, meses e incluso años. El 60% de los pacientes hospitalizados por la enfermedad tuvieron síntomas neurológicos, aunque en el 85% de los casos fueron leves e inespecíficos, según las conclusiones de varios estudios de la Sociedad Española de Neurología (SEN) presentados la semana pasada en el Congreso Nacional Multidisciplinar covid-19 de las Sociedades Científicas de España.

Una consecuencia del coronavirus con alta prevalencia ha sido la anosmia, o pérdida de olfato, que la han sufrido principalmente personas jóvenes, mujeres y personas con algún tipo de afección neurológica previa, aunque los expertos consideran que es un síntoma de buen pronóstico. En la mayoría de los casos, la anosmia se produce por la afectación de neuroepitelio olfativo y cuando la pérdida de olfato se prolonga en el tiempo los expertos creen que podría deberse a la neurodegeneración producida por las neuronas sensitivas-olfativas, como mecanismo de defensa, para evitar que el SARS-CoV-2 invada el sistema nervioso central. El estudio muestra que los pacientes suelen recuperar el olfato entre la segunda y la octava semana, aunque en algunos casos esta recuperación puede llevar hasta tres años. Si además de anosmia se desarrolla parosmia (distorsiones en el sentido del olfato, generalmente mal olor) también es síntoma de un buen pronóstico.

Los especialistas en neurología han estudiado también las cefaleas vinculadas al virus y han encontrado un tipo de dolor de cabeza muy específico y asociado a la covid-19: de características opresivas, que empeora con la actividad y los movimientos de cabeza, que despierta por la noche a un 33% de los pacientes y que en ocasiones se acompaña de hipersensibilidad. Se trata de una cefalea que se parece a la migraña, aunque los pacientes que ya padecían migraña la identifican como un dolor de cabeza distinto, aseguran los investigadores, que apuntan a que estos episodios de cefaleas pueden ser debidos a la tormenta de citoquinas (reacción inmunitaria defensiva, potencialmente mortal, que consiste en una retroalimentación positiva entre las citocinas -proteínas que regulan la función de las células- y las células inmunitarias). Entre un 10-20% de los pacientes covid que desarrollaron esta sintomatología pueden desarrollar una cefalea crónica, aunque aún se están analizando los factores que puede incidir para que se cronifique.

Los ictus, menos frecuentes, pero mucho más graves, son otra de las consecuencias neurológicas de la covid. En pacientes hospitalizados, existe un incremento de riesgo de ictus por coronavirus de alrededor del 1 o 2% en el caso de ictus isquémicos y del 4% en las trombosis venosas cerebrales, que van asociados a la gravedad de la infección y tienen un peor pronóstico: algunas series internacionales destacan que la mortalidad por ictus en personas con covid alcanza el 59%.

«A lo largo de estos meses se han reportado en pacientes con covid numerosos síntomas neurológicos como dolor muscular, encefalitis, encefalopatías, mielitis, crisis epilépticas, neuropatías... Pero los más reseñables por su alta prevalencia fueron la anosmia (perdida de olfato) y las cefaleas y, por su gravedad, los accidentes cerebrovasculares, como los ictus isquémicos, ictus hemorrágicos, o trombosis venosas cerebrales que se han producido», resume el doctor Jesús Porta, neurólogo del Hospital Clínico San Carlos y vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología.

«Uno de los aspectos que hemos tratado es que, a lo largo de estos meses de pandemia hemos podido observar que el SARS-CoV-2 tiene varias vías para producir afectación neurológica: por invasión directa del virus en el sistema nervioso central, por la respuesta inmune, pero sobre todo por afectación indirecta. En todo caso la invasión directa del virus del sistema nervioso parece anecdótica y muy poco probable», explica el doctor Pere Cardona Portela, neurólogo del Hospital Universitari de Bellvitge y moderador de la mesa 'Afectación neurológica en pacientes con covid'.

«En los pocos casos en los que se ha detectado presencia del virus en células del sistema nervioso central, este parece haber podido invadir el sistema por tres vías distintas: la olfatoria, por el líquido encefalorraquídeo o por el torrente sanguíneo. Por otra parte, la autoinmunidad también podría haber jugado un papel que podría explicar algunos de los también pocos casos que se han dado de Guillain-Barré o de desmielinización autoinmune cerebral. En todo caso, la gran mayoría de la afectación neurológica en pacientes covid ha sido por afectación indirecta, bien como respuesta inflamatoria (lo que se ha llamado tormenta de citoquinas), procesos cerebrovasculares por coagulopatia y/o daños sobre el endotelio vascular o miocárdico, o bien por complicaciones secundarias», agrega Cardona en un comunicado enviado por la SEN.

«Al principio de la pandemia, uno de nuestros mayores temores es que el SARS-CoV-2 fuera altamente neuroinvasivo, es decir, que el virus fuera capaz de entrar con facilidad en el sistema nervioso central, por las serias complicaciones que esto podría suponer en los pacientes. Sin embargo, y aunque se han dado casos excepcionales en los que el SARS-CoV-2 ha invadido el sistema nervioso central, la gran mayor parte de la afección neurológica que hemos visto en los pacientes no ha sido tanto por la invasión directa, sino por manifestaciones indirectas. En todo caso estas manifestaciones indirectas, en algunos pacientes, han sido de especial gravedad y la sintomatología neurológica ha estado muy presente en los enfermos de covid», asegura, por su parte, Porta.

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