Qué es el impétigo: contagio, síntomas y tratamiento

La llegada del verano propicia la aparición de ciertas enfermedades e infecciones que se ven beneficiadas por las altas temperaturas y la humedad en el ambiente. Es el caso de la infección de piel conocida como impétigo, que afecta especialmente a niños de entre dos y cinco años. Es muy contagiosa, por lo que cabe extremar las precauciones y mantener una buena higiene cutánea.

Recientemente se ha detectado un brote de estas características en Banicarló, Castellón, en una escuela de verano infantil. Desde la Central Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF), tal y como cita el diario ABC, ha pedido que se «tomen medidas urgentes» para controlar el brote que afecta hasta el momento a una veintena de menores.

Por esta razón conviene conocer los síntomas de esta enfermedad para así poder detectarla y tratarla a tiempo, evitando el mayor número posible de contagios.

Tras esta enfermedad se esconden dos bacterias: el estafiloco aureus y los estreptocos del grupo A. Es una infección muy contagiosa que se propaga al tocar las ampollas o establecer algún tipo de contacto con su líquido.

A la hora de prevenir el impétigo mantener la piel limpia es fundamental. Lavar las raspaduras, picaduras de insectos y otras heridas puede evitar que las bacterias entren en el cuerpo.

En el caso de las personas que ya hayan sido infectadas, estas son las principales recomendaciones sanitarias que deben seguir para evitar contagiar a los demás, según MayoClinic:

—Lavar con cuidado las áreas afectadas con agua y jabón y después cubrirlas con una gasa.

—Lavar las sábanas, las toallas y la ropa del infectado todos los días con agua caliente.

—Usar guantes al aplicar las cremas antibióticas.

—Mantener al niño en casa hasta que el pediatra indique que ya no puede contagiar la enfermedad.

La enfermedad de la piel se caracteriza por la aparición de ampollas rojas en la cara. Suelen aparecer en la zona de la nariz y la boca, pero también es posible encontrarlas en manos y pies. Es una infección muy incómoda para los afectados, ya que las ampollas se revientan y van formándose costras sobre su piel.

Con el tratamiento adecuado la infección puede resolverse en unos diez días. Se trata principalmente con cremas antibióticas o antibióticos orales, por lo que es necesario llevar a los niños al médico en cuanto se detecten los primeros síntomas.

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