Moncloa da un nuevo ultimátum a Madrid

La condición del departamento que dirige el ministro Salvador Illa para evitar este extremo es muy clara, pero enormemente costosa desde el punto de vista político y económico: restringir la movilidad de las zonas azotadas por una incidencia acumulada de más de 500 contagios por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días. Esto significa de facto aislar la capital y a los municipios del cinturón sur de la región, un escenario que la presidenta Isabel Díaz Ayuso, no está dispuesta a asumir. Su línea roja se eleva a los 1.000 contagiados.

En este juego de ultimátums y líneas rojas en el que se han convertido las relaciones entre ambos Ejecutivos, el Ministerio de Sanidad sigue reacio a dar el último paso. «Madrid tiene que dejarse ayudar, tiene que ver los datos tal como son», sostuvo Illa durante la rueda de prensa posterior al encuentro. El ministro también reconoció que la epidemia está «descontrolada» en la región y que «ya vamos tarde» para frenar la transmisión comunitaria.

Un dibujo que coloreó con datos, a su juicio, irrebatibles: la autonomía ha comunicado 13.449 casos más desde el viernes, la mayor cifra de notificaciones de la comunidad en esta segunda ola y 1.478 casos más que el fin de semana anterior. «En esta semana la comunidad ha tenido 223 fallecidos. Sigue representando cerca del 40% del total de nuestro país. Y la positividad de las PCR es del 20,7%, casi el doble que en el resto de España», añadió el titular de Sanidad.

Pero tanto Ayuso como el consejero de Sanidad madrileño, Enrique Ruiz Escudero, tratan de ganar tiempo y sostienen, en cambio, que la situación está «controlada». Además, esgrimen que se puede controlar la incidencia del virus sin dañar la economía: «No sé cuántos comercios y cuántas empresas siguen perdiendo todos los días empleo y oportunidades. Tenemos que ir a fórmulas intermedias creativas. Madrid no se puede cerrar, no se puede confinar esto sin más. Eso es lo fácil».

En el Gobierno regional también mantienen, como hizo Ayuso el domingo, que desde el Ministerio de Sanidad «variaron la semana pasada su postura a última hora». Insisten en que tras «aplaudir» sus medidas, ahora estas les parecen «insuficientes», a pesar de que se esté viendo «mejoría» en los datos.

La incidencia acumulada en la Comunidad de Madrid se sitúa ya en una media de 775,13, un dato que se ha estabilizado en los últimos días pero es el más alto de toda la Europa continental. Con las plazas UCI ocupadas al 41,18% solo por enfermos críticos de la covid-19 en los hospitales madrileños, Sanidad no está conforme, e insiste en que «no hay que estabilizar la curva, hay que doblegarla».

El Gobierno madrileño siente que su gestión se está atacando desde Moncloa sin argumentos suficientes y no aceptan que se les obligue a asumir restricciones que no se aplicarían a otras zonas deEspaña afectadas por una incidencia del virus similar.

«La frontera de los 500 casos por cada 100.000 habitantes requiere una justificación técnica, ¿por qué solo se aplica para la Comunidad de Madrid? La preocupación o la situación de capitalidad de Madrid no son argumentos suficientes. La capacidad asistencial de la región, sí», lamentó Ruiz Escudero al final de la tarde, durante otra rueda de prensa.

Illa ya lo había respondido una hora antes. En opinión del ministro, «Madrid tiene unas condiciones que no se dan en otros lugares, de densidad, movilidad... Por eso se acordó un plan especial para la covid-19 en la comunidad. Una incidencia acumulada de 500 en un pueblo de 3.000 habitantes suponen 15 casos, no es lo mismo que en Madrid». Ambas administraciones volverán a reunirse esta tarde y, de nuevo, con las espadas en alto.