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Andrés Avelino Fernández.

48 años de cárcel para el pinche acusado de envenenar a sus compañeros en Asturias

El juez considera a Andrés Avelino Fernández, 'El Candasu', culpable de intentar envenenar a 19 trabajadores durante ocho años

Olaya Suárez

Jueves, 30 de abril 2015, 19:59

Andrés Avelino Fernández, 'El Candasu', ha sido condenado a 48 años de prisión por envenenar a 19 compañeros de restaurante El Lavaderu, de Cimadevilla, en Asturias. El juez Lino Rubio Mayo, después del juicio celebrado en abril en el Penal 2, considera culpable de los delitos de lesiones al pinche de cocina. En la resolución judicial se especifica además que la responsabilidad civil subsidiaria de 64.587 euros recae en el propietario del negocio y no en la compañía de seguros. Por otro lado, ha decidido la absolución de la compañera sentimental de Andrés Avelino Fernández.

'El Candasu', el exayudante de cocina de El Lavaderu, estaba acusado de intentar envenenar a 19 compañeros de trabajo. Y eso, al menos, de 2004 hasta septiembre de 2012. El Ministerio Fiscal sostenía que suministró el fármaco llamado Colme (Cianamida)», indicado para la dependencia del alcohol y que provoca una reacción si se ingieren bebidas alcohólicas. Durante ese tiempo, las enfermedades y bajas laborales de la plantilla del establecimiento fueron continuas. Era «una especie de cementerio con muertos vivientes», explicó durante el juicio Fernando Navareño, el que fue jefe de cocina y quien trabajó codo con codo con el pinche Andrés Avelino F. F.

«Durante por lo menos cinco años era raro la semana que alguno de los camareros no enfermase y siempre presentaban los mismos síntomas: taquicardias, mareos, calor en la piel, vómitos y dolores de cabeza, era un malestar general que te ponía a morir». Su historia es también la del resto de la plantilla y todos los trabajadores coincidieron en que no tenían ningún problema con 'El Candasu'. «Llegamos a pensar que había algo en el ambiente que nos intoxicaba», explicó Gustavo Raúl Vera, quien en un momento determinado vio cómo «Andrés sacaba un bote de cristal del mandil y echaba unas gotas de líquido en el café que luego le sirvió al encargado».

Decidió entonces fijarse más en él y en un descuido del ayudante de cocina consiguió «coger de su taquilla dos botes que guardaba entre la ropa». «Me los llevé a casa porque realmente no sabía qué hacer con ellos, fue luego a los meses, cuando el dueño se puso malo y empezamos a atar cabos, cuando le dije que tenía aquellos líquidos», relató.

También meses antes de que acudiesen a la Comisaría de Policía, la mujer que realizaba las labores de limpieza descubrió «en la papelera del baño de mujeres, entre compresas y tampones» dos pequeños envases con la inscripción de Colme. «Yo sabía para lo que se utilizaba ese producto porque tenía una persona cercana en tratamiento y le pregunté precisamente a Andrés Avelino si sabía si alguien tenía problemas de alcoholismo, se rió y me dijo que no», testificó.

No fue hasta que en septiembre de 2012 se sintió indispuesto Juan Luis Alfonso Alonso, el hostelero que había comprado El Lavaderu siete meses antes, cuando el puzzle empezó a encajar. «Tomé un café en el bar y cuando llegué a casa por la noche abrí una cerveza para cenar y me puse malísimo, toda la noche vomitando, con taquicardias, sudoración... Al día siguiente estaba perfectamente», relató.

Cuando les contó a los trabajadores lo que le había pasado, comenzaron a ver que los «síntomas eran todos los mismos». Eso, unido a las pesquisas de los propios camareros y personal de cocina que meses antes habían visto, supuestamente, a El Candasu echar un líquido en la bebida, sumado a que ni él ni su pareja Eva enfermaban nunca, les llevaron a fijar el objetivo.

Decidieron entonces enviar a un laboratorio el contenido de los envases que había conseguido Gustavo Raúl Vera. «Cuando comentamos en esa empresa las sospechas que teníamos, nos dijeron que fuésemos directamente a la Policía, que eran ellos los que se tenían que ocupar. Y así hicimos», explica el propietario del ya cerrado establecimiento en el que ocurrió la alevosa historia.

«Se puso muy nervioso»

Puesta en marcha la investigación por parte del Cuerpo Nacional de Policía, los agentes acudieron a El Lavaderu para realizar una inspección. «Cuando Andrés Avelino vio que llegaba la Policía para revisar las taquillas, se puso muy nervioso», explicó una de las afectadas. Hasta entonces el comportamiento de 'El Candasu' había sido sumamente cordial con todos. «Todavía no me lo explico, sigo sin creérmelo. Acabábamos la jornada y salíamos casi todos los días a tomar algo, lo consideraba mi amigo, jamás creí que me podía estar envenenando», apuntó Víctor Mancha durante el juicio, quien también sufrió un proceso de deterioro físico que le llevó varias veces al hospital y que repercutió negativamente en su vida personal.

Durante los dos últimos años, desde el ingreso en prisión de Andrés Avelino, los afectados han recuperado la salud de forma evidente. «Llevábamos años envenenados, desde que no trabajamos con él parece que hemos vuelto a revivir. Lo hemos pasado muy mal y han sido años de impotencia, de verte morir y no saber por qué», señalan. Por su parte, 'El Candasu' siempre negó los hechos y dijo que sus compañeros iban «borrachos y bebidos al puesto de trabajo.

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