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Jueves, 1 de enero 1970
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La agonía de Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en Estambul duró siete minutos. 420 interminables segundos de sufrimiento que podrían confundirse con el guión de una película gore y durante los cuales sus verdugos decidieron escuchar música para que el 'trabajo' resultase más llevadero. Los detalles de los sucedido el pasado 2 de octubre en el despacho del cónsul saudí Mohamed al Otaibi fueron revelados por el medio turco Yeni Safak, que asegura tener acceso a las grabaciones registradas en ese momento dentro del edificio diplomático. Una información que ha sido detallada por The New York Times y confirmada a medios turcos citando fuentes que han tenido acceso a la investigación de la desaparición y asesinato del periodista disidente.
Las alarmas saltaron después de Khashoggi desapareciera tras acudir al consulado. Días después, las investigaciones sobre el caso parecían confirmar lo que realmente se sospechaba aunque los detalles resultaron estremecedores. Muy crítico con la monarquía de su país, el articulista accedía al edificio diplomático para gestionar una documentación para poder contraer matrimonio. Fue en ese momento cuando un equipo de 15 agentes saudíes le abordaron, le golpearon y le drogaron para trasladarlo al despacho del cónsul sin mediar palabra. Inmediatamente, y sobre una mesa de un cuarto anexo, el periodista fue sometido a una tortura liderada por el presidente de la Compañía Saudí de Patología Forense, Salá Al Tubaigy, quien fue dirigió el trabajo de desmembramiento.
Según revelarían las grabaciones a las que ha tenido acceso el medio turco y que ya han sido reclamadas por el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, durante unos momentos se escuchan los terribles gritos del torturado al que, posteriormente, le aplican una sustancia sedante que todavía no ha sido identificada. Además, con asombrosa frialdad, Tabaigy unos cascos y recomendó a su equipo que escuchase música para hacer la tarea más llevadero: «Cuando hago este trabajo siempre escucho música. Deberíais hacerlo también». Lo que viene a continuación son siete interminables minutos que The New York Times revela con detalle: los asesinos del periodista saudí le cortaron los dedos durante el interrogatorio, después le decapitaron y por último desmembraron el cadáver.
Khashoggi, temía por su vida y así se lo hizo saber a uno de los medios para los que escribía columnas, The Washington Post. Es por ello que minutos antes de entrar en la embajada hizo saber que, si no salía pronto, deberían poner los hechos en conocimiento de las autoridades turcas. Aunque las investigaciones siguen abiertas, lo sucedido está provocando tensiones diplomáticas debido a la millonarios negocios que Arabia Saudí mantiene con países de todo el mundo.
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