Agónico empate del Sporting ante el Rayo (1-1)

Hubo de todo. Pasó absolutamente de todo en los 96 minutos que duró el enfrentamiento entre el Sporting y el Rayo Vallecano en El Molinón: Un expulsado, dos goles anulados, un gol en propia portería, un penalti y una expulsión que no fueron y un reparto de puntos que convenció más al Sporting que a los madrileños.

La ausencia de Manu García trastocó los planes de un David Gallego que utilizó a Pedro Díaz como enganche y que situó a dos pivotes defensivos como Gragera y Fuego para intentar no pasar apuros. Además, Nacho Méndez, que abandonó el campo lesionado, participó en la derecha para intentar tener la posesión del balón.

El inicio del choque fue prometedor. Un Sporting atrevido, sin tapujos adelantó las líneas para presionar la salida de balón del Rayo Vallecano. Le complicó la vida a los de Iraola, que tardaron en encontrarse en El Molinón. Aitor García en tres ocasiones y Gragera con un disparo alto desde la frontal probaron fortuna, pero el Sporting fue incapaz de encontrar la portería del Rayo Vallecano.

Con los locales mejor sobre el terreno de juego, sobresalió Guille Rosas. El lateral tiene una evolución extraordinaria. Su soltura en la parcela ofensiva no pasa desapercibida, a lo que hay que sumar su gran labor defensiva. La cantera pide paso a marchas forzadas.

El primer acto concluyó con el Rayo algo mejor que el Sporting, pero Mariño no tuvo apenas problemas antes del descanso. Los rojiblancos echaron de menos a Manu García en los metros finales, al equipo le faltó velocidad en los últimos pases y Djuka terminó por desesperarse. Tiene que controlar sus gestos.

La segunda mitad comenzó de manera esperanzadora para el Sporting. Djuka soltó un latigazo desde lejos que obligó a intervenir a Dimitrievski. Con todo a favor, el partido se torció para los de David Gallego. Nacho Méndez notó un pinchazo en su pierna derecha y tuvo que abandonar el campo entre lágrimas.

Carmona estuvo 10 minutos en el campo

Gallego le ofreció la alternativa a un desaparecido Carlos Carmona, pero el mallorquín no supo aprovecharla. Principalmente porque duró 10 minutos contados sobre el césped. Llegó tarde a un balón y pisó sin querer a su adversario. El pisotón, por detrás, fue por encima del tobillo y el VAR entró en acción para castigar la acción que había sido castigada con una simple amarilla.

A partir de ahí, el Sporting demostró casta para resistir al Rayo Vallecano. Cuando nadie se lo esperaba, Aitor encontró petróleo en una acción por la banda izquierda. Su centro, con tan solo Pedro Díaz en el área, terminó en gol. Fran García remató sobre su portería y adelantó a los rojiblancos.

La alegría duró hasta los últimos instantes. Andrés, a falta de tres minutos para el final, igualó la contienda con un zurdazo imparable para Diego Mariño. Anteriormente, el Rayo vio como se les anuló dos goles. El primero por una clara mano y el segundo por una falta previa a Babin. El gol de Andrés sentó como un jarro de agua fría, pero tocaba resistir.

El Sporting lo hizo. Trabajó el empate sin cesar. El tiempo de descuento se desarrolló en el balcón del área rojiblanca. La tensión iba a más hasta que el colegiado señaló penalti en la última jugada de Javi Fuego. No lo dudó, señaló los once metros por una supuesta mano del centrocampista que además fue expulsado por doble amonestación. De nuevo el VAR entró en acción para que el colegiado replanteara su decisión. Así lo hizo. La jugada quedó anulada y el partido concluyó con un empate que sabe mejor al Sporting que al Rayo Vallecano.

El punto es bueno después de lo vivido en El Molinón, pero una de las lecturas del choque es que al Sporting le falta mordiente en el área rival. Defensivamente es un bloque y el centro del campo tiene calidad para comandar los encuentros, pero al Sporting le falta mordiente. Necesita crear más. Es el gran debe de este equipo.