Borja Jiménez, un revulsivo entre revulsivos para el Sporting de Gijón
Borja Jiménez abandera la mejor reacción de la historia reciente del club de un entrenador fichado con el curso ya iniciado y devuelve al Sporting a la pelea por el ascenso a Primera División
La mano de Borja Jiménez ha inspirado un giro de timón en el Sporting de Gijón como pocas veces se ha visto. Su ... pleno de victorias en sus tres primeros partidos confirman la mejor reacción en la historia contemporánea del club dentro de la categoría de los entrenadores que han tenido que asumir las riendas del proyecto sobre la marcha. Un revulsivo entre revulsivos. Lanzado por este ritmo, octubre se despedirá en los próximos días como un mes catártico y sanador para el Sporting, que ha regresado al 'play off' un mes y medio después de su caída tras la derrota frente al Burgos en El Molinón. De paso, está a un punto del ascenso directo.
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Para poner en contexto la influencia que ha tenido el preparador desde que cogiera el mando hace veintiún días, el equipo tenía nueve puntos y se despeñaba hacia la zona peligrosa de la clasificación. Entonces estaba a cuatro del 'play off', a siete del ascenso directo y a uno del descenso. En estas tres semanas, el técnico abulense y sus futbolistas han pegado un gran mordisco a esa distancia, restando seis puntos al segundo en apenas tres partidos.
El Dépor, por poner un ejemplo concreto, marchaba líder de Segunda cuando Jiménez llegó en la noche del martes 7 de octubre a Gijón. Hoy, su Sporting ya está por delante en la clasificación, sumando ocho puntos más en tres partidos. Una escalada brutal que le sitúa como el mejor equipo de Segunda desde la jornada 9. Un perfil bajo en sus intervenciones públicas, mucho contacto y cercanía con el vestuario, la estabilización de un bloque titular y una acertada lectura de los partidos han sido la fórmula para una reacción que, en su presentación, veía más sobre la visión de unos prismáticos, relajando expectativas. «En el fútbol es muy difícil dar la vuelta a una situación. No tenemos una varita mágica para enganchar una racha, ojalá», avisó.
La filosofía entre bambalinas era esa. Jiménez no creía que su método iba a echar raíces tan pronto. Pero lo ha hecho. La recuperación de la confianza de los futbolistas, muy identificados con el estilo de un equipo que empieza a dominar todo tipo de registros, ha sido otro de sus grandes logros. En estos tres partidos, el Sporting ha jugado casi siempre con un 4-2-3-1, pero también ha explorado, según el rumbo que tomaban los partidos, la defensa de los tres centrales. Incluso ha echado mano de un trivote o, como se vio en Valladolid, de una atípica delantera con un falso '9'. El equipo ha mostrado también una versión proactiva con balón, con el que se siente cómodo, ha manifestado (algo que sí se intuía) que es muy peligroso y vertical al contragolpe y, como sucedió el domingo, que es capaz de resistir, en bloque bajo, un asedio. Los tres pírricos disparos a puerta del Zaragoza tras dar casi 500 pases y provocar una lluvia de más de medio centenar de balones entre centros al área y saques de esquina lo atestiguan.
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Durante su todavía breve gobierno, Jiménez ha quebrado el gafe que el Sporting tenía últimamente contra el Racing y José Alberto, ha logrado plantar la bandera rojiblanca en Valladolid seis años y medio después de la última victoria, ha puesto freno a una dinámica muy peligrosa y ha recuperado la abrasiva atmósfera de El Molinón.
Visita de sus padres
Ayer, en la dulce resaca de la victoria y con la compañía de sus padres Carlos y Lourdes, que conocieron Mareo de su mano, el técnico ya se preparaba para el más difícil todavía: sobrevivir en el partido del domingo ante Las Palmas (El Molinón, 16.15 horas) sin Dubasin, Corredera, Otero y, posiblemente, Gaspar. Pero, antes, el trago copero de mañana en el Hermanos Antuña ante el Caudal.
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