Cuatro décadas de sequía del Sporting de Gijón en La Rosaleda

Los rojiblancos acariciaron el triunfo en sus dos últimas visitas, pero un gol de Ramón Enríquez y otro de Juande, ambos en los minutos 87 de los dos últimos Málaga-Sporting, dejaron los choques en tablas (1-1 y 2-2). Así pues, el último triunfo sportinguista en tierra malagueña se sigue remontando al 20 de enero de 1980. Es decir, más de 45 años. Obviamente, ningún jugador de la actual plantilla había nacido.

Por si fuera poco, La Rosaleda fue testigo del penúltimo descenso del equipo desde Primera a Segunda, en mayo de 2012. Con Javier Clemente en el banquillo, los rojiblancos afrontaban la última jornada de aquella temporada necesitando un pequeño milagro. Obligados a ganar y a que ni Zaragoza ni Rayo puntuasen, el Sporting cayó derrotado por 1 a 0 ante el Málaga de Manuel Pellegrini, que rubricaba su cuarta posición, clasificándose para la Champions. El Sporting cerraba su periplo más largo de estancia en Primera de lo que va de siglo en Málaga: cuatro temporadas.

Lo cierto es que en lo que va de siglo, Sporting y Málaga han compartido categoría en buena parte de las temporadas. Rojiblancos y blanquiazules ascendieron de la mano el 15 de junio de 2008. Los boquerones resistieron una década ininterrumpida en la élite del fútbol, llegando a jugar cuartos de final de Champions League en 2013. Sin embargo, desde su descenso en 2018, no ha vuelto a pisar la élite e, incluso, descendió a Primera RFEF hace dos cursos, logrando el retorno al fútbol profesional para la presente temporada.

El único paréntesis en este largo periplo de visitas sin premio gordo del Sporting a Málaga lo encontramos en abril de 1996, cuando el Betis tuvo que jugar en Martiricos por el cierre de su estadio al haberse producido unos altercados en su compromiso anterior como local. Las rayas verdiblancas no amedrentaron a los sportinguistas, que lograron una contundente victoria por 2-5 con goles de Iván Iglesias, Lediakhov, Mario Cotelo y Julio Salinas por partida doble. Aquella fue una victoria fundamental para que los sportinguistas continuasen en Primera. La de mañana, es la primera bola de partido para cerrar el curso y romper un maleficio en un estadio donde varias generaciones de sportinguistas aún no saben lo que es cantar victoria.