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Llevaba más de una semana nerviosa. Prácticamente desde que la llamaron para decirle que la iban a hacer socia de honor del Real Sporting de Gijón, de su «club del alma», al que lleva siguiendo desde hace ya cincuenta años. Lo que no se esperaba es que ese día iba a ser una celebración doble porque, además, la entrega de la insignia coincidía con su 74 cumpleaños. ¡Menudo 22 de abril! Y es que por las venas de Ana María Arias no corre sangre roja sino rojiblanca, la misma que pasó a sus dos hijas, contagió a su marido y, por supuesto, a su nieto.
De su padre Ildefonso, al igual que su hermano, heredó ese sentimiento sportinguista que lleva por bandera y que hace que no se pierda ni un partido en El Molinón, «ni aunque llueva, truene o nieve. Ye'l mi viciu». Comenzó yendo al templo cuando solo era una guaja y esa semilla hecha sentimiento pervive igual de fuerte hoy. Y lo hará mañana. En su caso sus años de fidelidad al equipo son unos cuantos más de cincuenta, «pero de aquella eran otros tiempos, no había ni ordenadores ni registros».
Sea como fuere ese asiento de la grada oeste desde el que en cada jornada de partido sigue a «los mis neños» bien podía tener su nombre grabado, «y eso que antes no teníamos ni donde sentarnos». Sus ojos han visto pasar a infinidad de jugadores, de entrenadores, de rivales. Y aún así, en todo este tiempo su mirada no ha cambiado, siempre cómplice, siempre puesta en su Sporting y sus colores.
En su memoria atesora un sinfín de recuerdos, algunos tan buenos como «el ascenso a Primera de 'los Guajes'» con Manolo Preciado al frente. «Fue algo precioso, muy simbólico y sobre todo emotivo», dice la gijonesa. Otros no tanto, aunque claro, cuando uno vive el fútbol con la pasión de Ana María a veces se lleva también algún disgustillo.
Pero la jornada que vivió este martes es de todo menos eso, sería más bien para enmarcar si se pudiera. «No se me ocurre mejor manera de celebrar mi cumpleaños que pisando el césped de El Molinón y dándome este reconocimiento», dice esta sportinguista de pro —tal y como reza su frase de perfil de WhatsApp—. Este día tan especial en el que pudo conocer más de cerca a jugadores como Cote, Yáñez, Gaspar o Nacho Méndez, charlar con el presidente David Guerra y recibir un ramo de flores por su cumple de manos de Joaquín Alonso y rodeada de los suyos no lo olvidará jamás. Ana María es pura 'mareona'. ¡Puxa Sporting! Y felicidades, mamá.
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