

Secciones
Servicios
Destacamos
«Empecé cobrando 3.000 pesetas al mes, además de la ficha. ¡Ganaba el doble que mi padre!», rememora con exactitud José Prendes (Aboño, 1930), quien este martes cumple 95 años muy bien llevados. No obstante, la fecha que figura en su DNI asegura que el aniversario oficial será el viernes 21, no este martes 18. ¿La explicación? La demora en el registro que, en una época en la que los nacimientos se producían en casa y los niños y niñas tardaban días en ser inscritos, era práctica habitual en aquellos años. «¿Cómo lleva los 95?», se le pregunta al número '1' del Sporting. El exfutbolista rojiblanco de más edad, el decano y el único exponente que queda del segundo ascenso a Primera (el de la temporada 1950-1951), repasa su intensa y emocionante vida con EL COMERCIO. «Los llevo muy bien. Hay momentos mejores que otros, pero estoy fenomenal», responde con una sonrisa en una soleada mañana en Cimadevilla durante la que saca a pasear su acentuado sentido del humor.
Noticia relacionada
«Claro que es un orgullo ser el decano, pero yo no he hecho nada. Es muy fácil. Lo único que tengo que hacer es ir cumpliendo años», apunta tras dar su paseo matinal y después de que le recuerden que muy cerca de donde se ubica había un cine. El historiador del Sporting Víctor Díaz le menciona que allí vio la película 'Murieron con las botas puestas', con Errol Flynn, provocando un gesto de asentimiento en Prendes, que conoce bien el filme. Pero es el fútbol lo que le trae de cabeza desde niño. Y su pasión sigue vigente. Nunca se dio de baja: «Si volviera a nacer sería otra vez jugador. Disfruté mucho, es lo que sabía hacer. Igual no mucho, pero me las arreglaba en el campo».
El Sporting fue su «gran orgullo» en una carrera deportiva longeva y que inició precoz, debutando con solo 18 años y siendo, más tarde, un jugador elemental en aquella temporada del ascenso. Un festival goleador. En total, el Sporting marcó 100 goles, de los que 30 llevaron la firma de este gran delantero: excepcional rematador, rápido, fuerte y con un potente disparo. «Fue una época muy buena y aquel ascenso, inolvidable», aprecia. «Algo muy bonito y que en la ciudad se vivió con euforia. No tengo mucho recuerdo de la celebración, pero sí de que estuvimos en el Ayuntamiento y salimos al balcón. Había mucha gente», detalla.
Al Deportivo Gijonés, filial del Sporting, llegó en la temporada 1946-1947. Un par de años después debutaba en un partido contra el Ferrol, con triunfo abultado (6-1). Una goleada en la que, pese a que considera que «no» jugó bien, marcó dos tantos de la media docena que celebró el Sporting. Cholo Dindurra hizo otro par. «Era un jugador estupendo, pero se cuidaba poco. Jugaba con una faja por un tema de la espalda», desvela del mito.
Su subida al Sporting, con el que firmó un contrato de cinco temporadas, se hizo esperar porque, un año antes, se rompió la pierna. Y eso contribuyó a las discretas sensaciones del debut. «Me rompí el fémur», relata un delantero atípico: «Me gustaba tanto marcar como dar un buen pase». Pero lo suyo era el arte de reventar porterías, en el que se manifestó terriblemente certero en los 177 partidos que disputó como rojiblanco, marcando casi 90 goles. Un futbolista situado en el altar de los goleadores del club.
Conectado a la actualidad y a los debates que hay en la ciudad en torno al Sporting de hoy, echa de menos el ambiente del estadio en los días de partido. «Hace dos o tres años que no voy a El Molinón. Me operaron de la cadera y, claro, para desplazarme era un problema. Ahora veo también un poco mal de lejos y no disfrutaba de los partidos, pero los veo todos por televisión», precisa. De todas formas, afirma, «sufrir no sufro mucho porque lo que veo es que el nivel de Segunda es bajo y todos están parejos».
Y como delantero, también es consciente de la problemática de este Sporting. «Otero no es un delantero centro, es más un jugador para la banda derecha, y luego está Caicedo, pero el entrenador no lo estaba poniendo», contextualiza. «Vamos a ver si el equipo reacciona y llega con opciones al final, aunque hay mucha diferencia», expresa como deseo.
El siguiente tramo de la conversación rebobina hasta sus años como futbolista y la azarosa vida de un delantero con los defensas de la época. «Era duro, pero no había tantos agarrones como ahora. Hoy, cuando alguien centra, todos los futbolistas se agarran en el área. Con el que empezó a pasar eso fue con Di Stéfano y los marcajes que le hacían», aprecia con gesto apasionado. La disciplina y el amor por el deporte se mantienen intactos en Prendes. Hace una hora de gimnasio al día.
De sus inicios y cómo vivió la transición al fútbol, recuerda que «no éramos ricos en casa, pero mi familia vivía bien». Eso ayudó a que pudiera explotar un talento innato. «Mi padre trabajaba en un taller con el padre de José Carlos Alegría (exdirectivo del Sporting) y, después, tenía hacienda, vacas, trabajaba también el campo», explica. Pero quería que su hijo estudiara, machaca. Llegó, de hecho, a estar inscrito en el Revillagigedo. Aunque, zanja, «empecé a jugar y ya firmé con el Sporting».
Fue jugador del Tenerife. También del Murcia, con el que sufrió una durísima anécdota. Se rompió la pierna en mitad de un partido y, pese al intenso dolor, siguió jugando hasta el final. De su baúl de los recuerdos rescata el golazo que marcó al Zaragoza en El Molinón: «El cabezazo en plancha tras un centro de Cholo». También a Amadeo, uno de sus entrenadores. «Era muy simpáticu». Y duro en la derrota: «Si perdíamos, nos mandaba a dar vueltas al campo». Reconoce que Herrerita fue un «gran» jugador, pero, observa, «cuando nos encontramos con él, ya era mayor, tenía que regatear mucho y le costaba». Y destaca al paraguayo Heriberto Herrera como el mejor entrenador que vio, con Di Stéfano y Kubala como los más grandes jugadores.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Álvaro Soto | Madrid
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.