«Ojalá pueda jugar cien partidos más con el Sporting, pero en Primera División»
«Vamos a disfrutar con esta Copa del Rey y a ver hasta dónde llegamos. Estamos muy animados»
JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Jueves, 13 de enero 2022, 01:25
Cabeza o pulmón. ¿Qué tiene que tener más afinado un mediocentro. «Físico y pensar rápido van de la mano. Lo perfecto es ser un Kroos, ... no perder un balón. Los mediocentros deberíamos de fijarnos y llegar a ese nivel. Pérdidas comprometidas, cero», se fija Pedro Díaz (Siero, 1998), una de los emblemas de este Sporting. Estando ya en capilla, a un suspiro de cumplir su partido cien con la rojiblanca si David Gallego lo estima oportuno, vive el presente.
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-En una Copa del Rey, en Reus, empezó todo. Y este sábado, también en la Copa, puede ser centenario.
-Nunca me paro a mirar los números. De hecho, me enteré hace dos días de que podía cumplir cien partidos (sonríe). Espero seguir sumando y alcanzar números de los que, cuando termine, me pueda sentir orgulloso.
-¿No lleva la cuenta de nada?
-¡Qué va! Además tengo muy mala memoria, horrible. Me pregunta por un partido y casi ni me acuerdo del de la semana pasada (risas). Soy de mirar al presente. El pasado me cuesta mucho... ¿Qué me había preguntado? (Risas).
-¿Qué recuerda de Reus?
-De eso me acuerdo, sí. Jugué la primera parte y me pasó algo... Debieron de ser los nervios o no sé qué, pero me dolía mucho el estómago.
-Y le cambiaron al descanso.
-Me quedé que no me podía ni mover. Ya calentando recuerdo que mi familia estaba en la grada. Mi padre me hizo una seña en plan: «¿Todo bien?». Yo le dije que no, que estaba fastidiado, medio mareado. Jugué medio ido y me cambiaron tras la primera mitad. Hasta recuerdo que marcó Nacho el gol del triunfo (0-1). Estaba en el vestuario tirado en la camilla. Ni lo vi. Nunca me había pasado, pero ese día... ¡Madre mía!
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-¿Cómo le dio la noticia de su titularidad Paco Herrera?
-Paco era como un padre y me lo dijo entrenando: «Mañana vas a ser titular». Salí y se lo comuniqué a mis padres.
-¿Y qué es lo especial de estos 99 partidos?
-Las victorias con el Sporting, todas, me llenan de felicidad. Me encanta cuando ganamos ir a ver a mi familia. ¿Un momento concreto? El gol de falta, que es lo que más me gusta, al Fuenlabrada. El que marqué al Rayo, también. Los malos momentos, fuera. Los descarto.
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-¿Sirven para algo?
-Para aprender. Pero cuando pierdes, veo cómo es la semana, el ambiente, el día a día... Siempre digo que mi estado de ánimo depende del fútbol, porque es mi vida. No porque sea mi trabajo, sino porque es lo que más me gusta. Si una semana jugamos bien y ganamos, siento una felicidad plena. Hago todo mejor. Toco el piano, que me gusta, dependiendo de mi estado de ánimo. Pero cuando van las cosas mal en el fútbol, no me apetece. A lo mejor si supiera tocarlo bien, lo utilizaría para evadirme.
-¿Tiene un oasis en la derrota?
-Lo que me viene mejor es ir a Muros del Nalón, donde viven mis padres. Está lejos de Gijón. Tanto ellos como mis hermanos saben que si pierdo o juego mal, lo último que quiero es que me hablen de fútbol. A mi madre le costó más porque llegaba a casa, podía jugar el peor partido y me animaba. Me decía que había jugado bien. Una madre es una madre (sonríe). Pero entonces llegaba mi padre y decía: «no le digas eso, que es mentira». (Risas). Voy a casa a olvidarme de todo, sobre todo ahora con mi sobrino.
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-Está haciendo el curso de entrenadores. ¿Le tira?
-Fue algo que hace dos o tres años no me llamaba. Me gustaba más hacer otras cosas en mi tiempo libre, como esquiar, que me encantaba y no lo puedo hacer por el fútbol. Pero ahora, que estoy en el mundo profesional, me gusta aprender más cosas del fútbol. Muchas de ellas las aprendí con Javi.
-¿Fuego?
-Sí. Cuanto más sepas de fútbol, mejor. Para el posicionamiento, para todo. El curso de entrenador nunca me llamó la atención, pero es fútbol y no me disgusta. ¿Si el día de mañana voy a ser técnico? No lo sería a nivel exigente. Me veo más de categorías inferiores. ¿A nivel profesional? ¡Qué va! Tienen mucho estrés encima.
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-¿Cómo fueron sus dos años con Javi Fuego?
-Como ir a la ESO todos los días para aprender y formarme. Era un profesor: qué es lo que hay que hacer, qué no. Un ejemplo. Estoy muy contento de haber estado dos años con él. Aprendí mucho.
-¿Paco Herrera y Djukic le han marcado?
-Sí. Paco Herrera era un cielo de persona. Me vino muy, muy bien. Y Djukic, especial, pero a mí me cogió y me dijo: «Te doy toda mi confianza». Para un jugador eso es increíble. Les tengo un aprecio especial.
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-En Málaga coincidió el otro día con José Alberto, al que se criticó mucho en su día por no alinearle. ¿Cómo fue ese reencuentro?
-Hay técnicos de todo tipo. Cuando un entrenador te pone, hay que sacar de eso todo lo bueno. Y cuando no lo hace, no confía en ti, pues también. Aprender y tomar nota. No siempre voy a jugar todo. Esto va por épocas y hay que saber afrontarlo. Aquello me hizo aprender que, aunque no tenga toda la confianza de un entrenador, hay que hacer siempre lo que se pueda.
-¿La temporada está siendo muy dura?
-Difícil, con altibajos. Empezamos tan, tan bien que ahora da mucho que pensar sobre qué falla. Pero son dinámicas. Hay que mirar y actuar para no salirnos del camino, para volver a dar un paseo por Gijón y respirar buen ambiente.
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-Si el curso termina así, ¿puede desanimarle para continuar en el Sporting?
-No sabría decirle. Yo quiero hacer todo lo que sea positivo para el Sporting y para mí. Lógicamente, quiero jugar con el Sporting, que es mi casa, en Primera, en lo más alto. Me gusta el rojiblanco... Mucho más que el azul. ¡Y el estadio! Quiero ver El Molinón en Primera y lleno, ¿sabe? Tiene que ser un espectáculo. Quiero hacer todo lo que esté en mi mano para subir a Primera. También me gustaría ver dónde está mi máximo nivel en el fútbol. No sabría decirle nada del día de mañana. 'Focus' en el presente.
-Le siguen en Primera...
-Si piensas en el mañana, en que te puedes ir, dejas de hacer lo que tienes que hacer. Te devalúas. Tengo que centrarme en no fallar, en ser constante.
-¿Qué tal con Gallego?
-Bien, muy bien. Es un entrenador que tiene las ideas claras. Estoy contento. Me dio confianza y me gusta cuando un entrenador lo hace.
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-El piano, la lectura. En su vida hay tiempo para muchas más cosas, ¿no?
-No creo que haya futbolistas a los que no les guste el fútbol, aunque habrá alguna excepción. Del fútbol no me canso ni un día. Vivo para esto. Pero busco hacer otras cosas que me enriquezcan. El piano, fui a clases de dibujo también... Trato de salir de casa, socializar. Si no hubiera covid, veo a mis amigos y ellos tienen su vida: fin de semana, universidad, biblioteca.
-¿Tratar de llevar una vida normal dentro de la de un deportista de élite?
-Eso. Mantenerme en la tierra.
-¿Sus amigos le ponen en su sitio?
-Por eso son mis amigos de siempre. No hay diferencias entre nosotros.
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-¿Sigue siendo tan despistado?
-(Risas). No, no. Pienso en mi 'yo' de antes y, ostras, era una locura. A base de golpes, aprendí. La puntualidad formaba parte de mi despiste, pero ahora tengo que estar a las 10.30 en un sitio y a las 10.25 ya me da mal si no estoy.
-¿Sigue escuchando la canción 'I gotta feeling' antes de jugar?
-No, no. Ya no. Cambió el tiempo. Hay otra rutina por el protocolo. Ya no lo hago.
-¿Le da vértigo la barrera de los ocho puntos hasta el sexto?
-No miro la clasificación. Jugar bien y sumar, sumar, sumar. Cuando veo empates, me alegro.
-Algo la mira...
-Algún partido que veo. Por ejemplo, el Oviedo-Eibar, que estaba cruzando los dedos por el gol del Eibar (sonríe).
-¿Y la Copa?
-Es un premio. Jugamos contra equipos de Primera. A disfrutarla y a seguir. A ver hasta dónde llegamos. Estamos muy animados.
-¿Hay equipo para más?
-Sí, el ejemplo es el inicio de la temporada. Pero no lo sé... Si tuviera la clave, no se la diría aquí, la daría a gritos.
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-¿Qué tal la covid?
-Tuve un poco de mocos, pero estoy bien, sin secuelas. Esto es inevitable. Estamos muy controlados, pero hay gente que tiene pareja y lo pilla o, simplemente, yendo al supermercado. Ojalá no vuelva a caer. Lo pasé en Nochebuena solo.
-¿Cuánto suele correr cada partido?
-Pues hago unos once kilómetros de media. Me gusta correr, sí (risas).
-¿Cómo se entiende con Fran Villalba?
-Es fácil entenderse con Fran. Le mandas un melón y lo controla. El que no se entienda con él está negado para el fútbol. Con alguien con tanta calidad, es muy fácil.
-¿Y con Rivera?
-Más de lo mismo. Es grandote, porque Fran es pequeño y dinámico, pero con una calidad increíble. Me encanta.
-¿Y Gragera?
-Mi compañero de baile y de vida (risas). Lo veo más que a mis padres. Nos entendemos muy bien, somos amigos. Jose es un mediocentro más defensivo y yo más ofensivo. Es un espectáculo de jugador. Hay mucho nivel en esta plantilla.
-¿Tiene muchos sueños incumplidos?
-Soy muy ambicioso. Le digo una cosa, que no se me entienda mal, yo no me considero futbolista al cien por cien todavía. Lo seré cuando esté consolidado en la máxima categoría. Me faltan por cumplir muchas cosas: jugar en Primera División, mantenerme, que no me vale debutar de forma testimonial... Ojalá pueda jugar otros cien partidos en Primera con el Sporting.
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-¿Qué pálpito tiene con Djuka tras este mes?
-No hablamos nada de eso, pero que se quede. Quiero un delantero que nos haga, de repente, una volea desde treinta metros y marque.
-¿Y usted tiene tanta confianza en su pierna derecha?
-Sé que es mi fuerte, el golpeo. Y sí, que no me lo quite nadie.
-¿Juan Berrocal tiene tan buen golpeo? Sorprendió verle ejecutar alguna falta.
-Berrocal es muy bueno. Igual que Sergio Ramos. Increíble. Se ve diferente. Cuando golpea, sube y baja el balón. De los mejores jugadores con los que he tirado faltas.
-¿Y cómo acabará este año?
-Espero que esto sea una buena racha, una racha regular, la de ahora, y terminemos como empezamos la temporada. Hay tiempo todavía. Ahora vamos a hacer el camino inverso al de la primera vuelta.
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