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VÍCTOR M. ROBLEDO
GIJÓN.
Martes, 18 de septiembre 2018, 01:58
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El inicio liguero se ha convertido en una montaña rusa de sensaciones y juego para el Sporting, dubitativo aún en la búsqueda de un equilibrio entre lo que quiere ser y lo que es por el momento. Los cinco primeros partidos han dejado luces y sombras, con aspectos muy positivos y otros que han lastrado la dinámica reciente del equipos. Corregirlos o encontrar soluciones alternativas es el primer reto que se le plantea a Rubén Baraja en la nueva temporada.
Con el equipo asentado en el plano defensivo -el Sporting ha recibido tres goles en cinco partidos y no ha concedido un gran número de ocasiones en ninguno de los partidos disputados hasta la fecha-, mejorar la producción ofensiva es el principal quebradero de cabeza del técnico.
Baraja destacó tras el partido ante el Alcorcón el paso al frente dado por sus jugadores respecto a la cita en Riazor, donde no se generó ni una sola ocasión de gol. «Hemos mejorado cosas. Hemos hecho todo lo posible por tratar de hacer peligro en el área rival y ellos han en una acción individual han logrado el empate. No podemos pedir mucho más», apuntó el técnico.
En ese punto, cobra importancia el nombre de Uros Djurdjevic. El delantero serbio apenas ha dispuesto de ocasiones de gol en los cuatro partidos que lleva disputados hasta la fecha. Su faceta como rematador se mantiene inédita. Por el momento, su trabajo se centra en el desgaste de la defensa rival. Su sustituto habitual, el suizo Neftalí, tampoco ha dispuesto de verdaderas opciones de remate en los minutos en los que Baraja ha apostado por él para refrescar el ataque.
La entrada en el once de un futbolista como Robin Lod, además de la inminente recuperación de Nick Blackman, debería dar amplitud a los recursos en ataque a los de Rubén Baraja. «Falta fluidez y conexión entre todas las líneas del equipo», apunta Rubén Blaya, que recuerda que «igual que se defiende con todos los hombres, desde el delantero hasta el portero, lo mismo debería suceder a la hora de atacar». El exdelantero rojiblanco considera importante aprovechar aspectos como «las subidas de los laterales» o el talento de los hombres del centro del campo. «Hay que seguir trabajando en la faceta ofensiva, no queda otra. Mejorando ese aspecto creo que el equipo daría un salto», añade. Ante el Numancia, Baraja modificó su 4-3-3 habitual en dos fases del partido para dar amplitud al equipo y reforzar el juego de ataque con dos puntas, con un mensaje más ambicioso que una semana antes en Riazor. Más allá del dibujo y de la propuesta de juego, el principal problema del equipo estuvo en su atropello con el balón tras el gol del empate rival. «El Numancia creció a raíz del gol, se vino arriba, mientras que el Sporting se vio sorprendido por su agresividad en el centro del campo, especialmente de Diamanka», analiza el exrojiblanco Tati, que cree que a los de Baraja les faltó «equilibro emocional» durante algunos minutos tras el empate, «por la forma en que llegó el gol, tan discutida». Las actuaciones arbitrales de las dos últimas jornadas despertaron algunas quejas en zona mixta de jugadores como Babin o Mariño. Los resultados no marcan aún una tendencia. En ese sentido, el equipo de Rubén Baraja está repitiendo la trayectoria de los de Paco Herrera en el inicio del pasado curso, con dos victorias, dos empates y dos derrotas. A esas alturas de la competición, el Huesca y el Rayo sumaban un único triunfo y se encontraban mucho más cerca de la zona baja de la tabla que de los puestos de ascenso directo, donde finalmente acabaron.
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