Las pilas alcalinas del Sporting de los 'guajes'
Gerardo Ruiz, preparador físico del último ascenso, define a aquel equipo como «los 'diablos rojiblancos'» y recuerda que «nadie daba un duro por aquellos chavales al principio, pero eran muy especiales»
El ascenso del Sporting de los 'guajes', del que el próximo 7 de junio se cumplirán diez años, no se puede entender sin la influencia de Gerardo Ruiz. «Hizo un trabajo sensacional», subraya Abelardo sobre el que fuera su preparador físico aquel año y los posteriores. Un puente colgante con el ascenso de Manuel Preciado, puesto que también fue el responsable de la puesta a punto de aquella generación ya más lejana en el tiempo. Pero lo de los 'guajes' fue otra historia.
«El ascenso con Preciado fue muy especial porque era el primero después de diez años en Segunda, que se dice pronto, pero este fue la hostia. ¿Por qué? Pues porque nadie daba un duro por ese equipo, ni los aficionados, ni ustedes los medios, nadie. Hubo que luchar mucho, pero demostraron que eran unos chavales muy especiales», recuerda el preparador físico gijonés.
Aquel equipo fue un martillo pilón: terco, regular, incansable, con piernas duras y unos registros físicos por encima de la media. Muy difícil de doblegar como confirman los 82 puntos que sumó el equipo, con 21 victorias, 19 empates y solo 2 derrotas. «Esos guajes eran los 'diablos rojiblancos'», resalta Gerardo Ruiz. «No daban un balón por perdido, remontaban muchos partidos por el corazón que le ponían a todo. Nunca se rendían. Estoy muy orgulloso de ellos porque hicieron que mi currículum fuera mejor. Yo les dictaba unas normas duras, pero las cumplían a rajatabla», remarca. Les ponía las pilas alcalinas.
Aquel Sporting era un equipo muy singular en su corte y confección. Solo tenía tres extranjeros -Bernardo, Rachid y Ndi- y, entre todos los futbolistas que estuvieron en dinámica del primer equipo, 19 habían pasado por el filial rojiblanco. Además, un total de 18 no superaban los 25 años. Pura juventud. Un elemento que, con la perspectiva del tiempo, Gerardo Ruiz considera crucial para que aquella generación «volase» en el campo.
«Fue clave porque era gente, por decirlo así, virgen, poco explotada. No era lo mismo, por poner un ejemplo, trabajar con Leo Biagini cuando vino al Sporting que con un Juan Muñiz que estaba inmaculado, con ganas de demostrar, sin freno. Y a eso, claro, sume después la actitud», recopila.
Sumamente exigente, hábil en encontrar el interruptor de la motivación, Gerardo Ruiz también supo ganarse a los Guerrero, Bernardo, Jony, Castro, Carmona y compañía desde el plano personal. «Mano izquierda y mano derecha. Hay que sufrir y entrenar todos los días, pero eso no tiene que estar reñido con una amistad», incide sobre su filosofía de trabajo el que posiblemente sea uno de los preparadores físicos más relevantes en la historia del club.
Y que valora a toda aquella generación por igual, aunque, preguntado por el nombre del futbolista que llevó la combinación entre el físico y el factor futbolístico a un grado más superlativo, no puede evitar pronunciar un nombre:
«Está mal resaltar a uno sobre otros porque aquel equipo era como una acordeón, todos iban para adelante o para atrás, pero diré Jony. Tenía unas condiciones de la hostia y costó meterlo en vereda, pero fue fundamental». «También Guerrero, los laterales, los centrales, que eran un muro...», añade.
Como recuerdo, de su álbum sobre lo sucedido aquel 7 de junio en Sevilla, incluso en los días posteriores, Gerardo rescata «las emociones aquellas de subir, no subir, en el Villamarín, porque todo fue muy intenso». Y luego, agrega, claro, «cuando llegamos al aeropuerto, no esperábamos que miles de personas estuvieran allí para celebrarlo».
Del Sporting actual, que ayer certificó la permanencia tras una mala temporada, rompe una lanza en favor de recuperar la apuesta por Mareo. «Soy un fiel creyente de la cantera, la gente de aquí se va a batir el cobre por este club», defiende. Y aunque se muestra «preocupado» por la deriva actual, al mismo tiempo manda un mensaje ambicioso de cara al futuro: «El Sporting tiene que estar hecho como mínimo, siempre, para pelear por el 'play off'. No quiero que suene vanidoso, porque también están ahí, en problemas, el Deportivo y el Zaragoza, pero por historia y por ciudad tiene que estar ahí. Y para eso hay que tener jugadores dispuestos a hacer esos sacrificios y salir a tope desde el primer partido».
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