El Sporting de Gijón pega el estirón con Justin Smith
El mediocentro, al que el Espanyol permitió salir cedido, pero sin opción de compra, se consolida en el once del equipo gijonés tras dos grandes actuaciones
Nacido en París un 4 de febrero de 2003, aunque sus raíces familiares hay que buscarlas en Canadá, Justin Smith se ha convertido en ... una agradable sorpresa en el renacer del Sporting de Gijón. En las oficinas de Mareo –siendo fieles al criterio que se ha transmitido desde el verano–, la sorpresa es menor. La confianza que se ha manifestado en este poderoso mediocentro, de 1,88 metros de altura, es mayúscula desde su llegada. Posiblemente, la de Justin era una de las incorporaciones que más consenso generaba por su potencial. Tanto que ni hubo margen para hablar sobre la inclusión de una opción de compra en el contrato de cesión pactado con el Espanyol, club en el que aterrizó en el verano de 2024. «Nos llegó entonces un informe de la dirección deportiva, de Fran Garagarza, y lo estuvimos analizando. Vimos que tenía nivel de filial y proyección de primer equipo», recuerda Ignasi Senabre, su entrenador en el Espanyol B, en conversación con EL COMERCIO.
En Mareo aseguran que el club 'perico' ha depositado una gran confianza en este futbolista, de solo 22 años, personalidad seria e introvertida, observador y reflexivo, y que no tiene ninguna intención de desprenderse de él por el momento. Fuentes cercanas al área deportiva del Espanyol consultadas por este periódico corroboran este argumento: Justin es un futbolista de futuro en el proyecto que capitanean Garagarza, en los despachos, y Manolo González, en el banquillo. Está por ver, eso sí, con qué rol y con qué aspiración partirá el Espanyol el próximo verano. Por eso, a día de hoy, no se descarta ni aventura nada en Mareo. El Sporting quiere sacar rendimiento al jugador y que este, al mismo tiempo, se encuentre cómodo durante la experiencia. A partir de ahí, si el franco-canadiense está contento con la relación, ver qué idea de futuro hay para él en Cornellá. Aunque para eso aún quedan muchos kilómetros. La única certeza hoy es que tiene contrato hasta 2027 con el Espanyol.
El pasado sábado se cumplieron tres meses de su llegada a Gijón, una ciudad a la que se ha amoldado con naturalidad. Reside con su pareja en el centro, cerca de la Plaza del Marqués y de la Estatua de Pelayo, que ve prácticamente todos los días. A su experiencia en Asturias, eso sí, le faltaba dar una buena medida en la competición. Y el mediocentro, que comenzó como suplente por unos problemas musculares y el gran nivel de Nacho Martín, ha ido de menos a más.
«Tiene una capacidad física y un despliegue espectaculares, además de esa cualidad para superar rivales en conducción. Es un portento», resume Senabre, quien no le encaja en el molde de los centrocampistas franceses: «Todos son muy físicos, pero normalmente tienden a ser desordenados en el campo. Pero Justin, no». En su estilo de vida, precisan desde su entorno, también se aprecia un matiz diferenciador. Un punto más canadiense –herencia familiar– que europeo.
Hasta el momento, el '24' ha participado en ocho partidos, cuatro como titular. Con Borja Jiménez lo ha jugado todo, hegemónico en su sociedad con Álex Corredera frente al Racing y al Valladolid. Y aunque hasta ahora no había tenido estabilidad como titular, Justin ya asoma en algunas facetas del juego, como en la recuperación y también en el pase. «Me gusta correr, los duelos y dar pases interesantes», recitó en su presentación. El domingo sació esa última inquietud en el primer gol. Su pase vertical hacia Gelabert superó una línea de presión y permitió al palentino, siempre peligroso, asociarse con Corredera para lanzar a Dubasin. Más tarde, un robo suyo armaría la ofensiva que terminó en el segundo tanto, tras el penalti cometido por Guilherme sobre Dubasin.
Sus inicios en el fútbol se sitúan en el modesto Voisins F. C., un club ubicado en el extrarradio de París, cercano a Versalles, en el departamento de Yvelines. De ahí, siendo un adolescente, pasó a las categorías inferiores del PSG. Y, luego, a los 'viveros' del Niza, que le cedió a un par de equipos, llegando a debutar en la Ligue-2 con el Quevilly. De Niza saltó el curso pasado al Espanyol, conciliando el filial con el primer equipo, con el que disputó seis partidos –tres como titular–, debutando en el derbi contra el Barcelona. «Él estaba en una generación muy buena: Bauzà, que está en el Mirandés, Hinojo, en la Cultural... Justin es muy joven, tiene que ir quemando etapas. Hay muchas cosas que influyen en una carrera, pero tiene el nivel para jugar en Primera División», se moja Senabre, quien considera que su mejor rendimiento llega «en un doble pivote, con uno más posicional a su lado», y le describe como un jugador «muy serio y disciplinado; todo lo que hace está orientado a ser profesional».
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