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«A Nico lo había visto mucho, es un buen futbolista», ratificó Rubén Albés, pulgar hacia arriba para la bendición de su incorporación sobre la ... bocina en el pasado mercado de enero, en la celebración de la victoria ante el Burgos. La escena tenía lugar hace poco más de un mes en la sala de prensa de El Molinón, justo después del último triunfo que festejó el Sporting de Gijón. Fue un debut certero, casi redondo y triunfal del futbolista prestado por el Athletic hasta el 30 de junio que hacía presagiar un cambio de rumbo en el proyecto. Nada más salir al campo, sin haber completado un entrenamiento, Nico Serrano daba la asistencia del gol de la sentencia a Carlos Dotor (2-0) y, poco después, lanzado por el madrileño, también lamentaba una oportunidad perdida para marcar.
Un arranque prometedor que contrasta con la trayectoria más irregular que ha enlazado después, necesitado de una reivindicación sonora en estos trece últimos partidos de la temporada. El extremo cumplió el pasado sábado, en La Romareda, un mes de su estreno con el Sporting. Ahora, soldado a la titularidad, de momento no ha dado el paso al frente que se esperaba para afilar el ataque del proyecto. Al menos con la rotundidad que se podía intuir por sus especiales condiciones, muy valoradas en el club gijonés y en la mayoría de equipos de la categoría.
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Los cuatro últimos partidos los ha disputado ya dentro del once, pero con bastante intermitencia en el juego. Tuvo su mayor presencia ofensiva en el partido contra el Levante, en la segunda mitad, pero en líneas generales su papel ha sido más bien discreto, en sintonía con el del equipo. Prueba de ello es que Rubén Albés le ha relevado siempre y, de momento, no ha disputado más de 74 minutos en un partido. En total, Nico ha competido 299 minutos con el Sporting, lo que viene a ser algo menos de una hora de competición por encuentro (59,8).
En todo caso, en el Sporting mantienen una fe ciega en las posibilidades de este dinámico extremo, que hoy cumple 22 años y cuyos datos todavía revelan algo de rigidez, inseguridad y falta de adaptación a su nuevo entorno, a lo que contribuya alguna vigilancia especial de algunos equipos. «No traemos héroes», le protegió ya David Guerra en la presentación, evitando generar una expectativa abrumadora y dando las gracias al futbolista por ser «una persona con valores y con palabras» al respetar el acuerdo verbal con el club gijonés.
Su fútbol necesita soltarse ya en el Sporting y abandonar ese punto de timidez. Aunque uno de sus fuertes es el uno contra uno, solo ha intentado cuatro regates (dos con éxito) y ha ensayado el disparo a puerta en siete ocasiones. Eso sí, en los envíos al área, otra fortaleza por su precisión, ya se ha prodigado entre saques de esquina y centros en situaciones más dinámicas: lleva un total de 18, lo que también acentúa la necesidad de contar con buenos rematadores.
La apuesta del Sporting por Nico Serrano fue muy fuerte, en una gestión que duró algo más de un mes y que llevó a Gerardo García hasta Bilbao para trasladar al futbolista en persona la confianza que había depositada en él y aceptar las condiciones del Athletic, con cláusulas de participación, terminando por imponerse en una puja en la que estaban metidos varios equipos de Segunda, como el Elche y el Racing. El propio Rubén Albés también se involucró en el proceso, impaciente por la necesidad que detectaba en el equipo, puesto que la llegada de Serrano ya había sido una reclamación suya del verano. «Nos has hecho esperar», bromeó el técnico con el futbolista en sus primeras horas en Gijón.
Con todo esto, el partido del sábado (El Molinón, 18.30 horas) supone también una puerta abierta a la reivindicación del futbolista de Pamplona. No es ningún secreto que el equipo cántabro le pretendía en el último mercado de invierno, un hecho confirmado por el presidente del Racing, Manolo Higuera, hace unas semanas, opinando que la diferencia en la elección la había marcado la mayor dificultad que se habría encontrado Nico Serrano para jugar en su equipo, que no le podía «garantizar» su participación.
«Nosotros nos mantuvimos hasta el final como opción, pero terminó yendo a la más fácil, donde le garantizaban minutos. Cuando más alto es el nivel de los equipos, más difícil es garantizar los minutos y eso, sobre todo a los jugadores jóvenes, que quieren demostrar para volver a su equipo de origen, les resulta más difícil», argumentó el dirigente racinguista.
«Decidí venir aquí casi desde el principio. No me lo pensé, tenía muchas ganas», había asegurado el futbolista en su presentación con el Sporting, argumentando que el estilo de Albés había sido determinante en su decisión. «Es muy importante el entrenador y su estilo de juego. Me gustaba cómo jugaba el equipo», concedió, dispuesto a aportar «desequilibrio en banda».
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