El Sporting, contra todo

Un giro de timón en un mar embravecido persigue este mediodía el Sporting, necesitado de un triunfo en un duelo que reúne todas las circunstancias y estadísticas adversas posibles: el gafe en el Ciutat de Valencia –solo cuenta con una victoria en la Liga–, la imposibilidad histórica del equipo de salir victorioso de un partido a las dos de la tarde –nunca ha ganado– y, por supuesto, la travesía reciente del Sporting: un único triunfo en nueve encuentros, superando ya los tres meses del último festejo a domicilio. Y por si fuera poco, las lesiones siguen atosigando. Queipo no se subió ayer al tren por una pubalgia.

Así, la lista de reclutados se vio adelgazada hasta los diecinueve futbolistas para encarar un partido de alta tensión y que da el banderazo de salida a un paquete de partidos sumamente complejos, con el desplazamiento de hoy al campo del Levante y, dentro de quince días, el viaje a La Romareda, donde aguarda Miguel Ángel Ramírez. En este camino, también recibirá a dos pesos pesados: el Almería de Rubi y el Racing de José Alberto.

Con la ilusión del sportinguismo desfondada por el goteo de discretos resultados, que antes del inicio de esta jornada habían disparado la brecha con el sexto a ocho puntos, Albés busca un punto de inflexión en un momento de descrédito del proyecto que capitanea. Cierto es que, en un ejercicio de abstracción de todo lo demás, el Sporting ha cortado a su manera la hemorragia en este inicio de febrero, rebañando cuatro puntos de seis posibles, sin que Yáñez haya tenido que sacar un balón de su portería en las dos últimas jornadas.

Pero no es menos cierto que las sensaciones que desprende el equipo no muestran la viveza de hace unas semanas. Cuando el equipo perdió contra el Málaga o empató ante el Elche, por citar dos ejemplos negativos, se expresó con un fútbol enérgico, superior en muchos tramos a su oponente. Pero las pulsaciones del Sporting cayeron en la última semana. La planicie de fútbol observada ante el Eibar, sobre todo en la segunda mitad, jugando con superioridad numérica, ha disparado más la preocupación, con una distancia grande con el 'play off' que ya invita a pensar en positivo solo si se hace un auténtico ejercicio de fe.

Buscando desmarcarse de este pensamiento, Albés pretende establecer un punto y aparte este mediodía en un escenario familiar, puesto que su residencia se encuentra en Valencia, donde completó, además, buena parte de su formación en los banquillos. El técnico aspira a alcanzar ese estímulo ante un Levante que le es maldito. Todavía no ha conseguido ganar al equipo granota en toda su carrera. Otra barrera que derribar hoy con un once continuista, pero en el que asoma algún interrogante.

El principal, si será Cote o Diego Sánchez el que ocupe el lateral zurdo. La elección puede alterar algunos comportamientos del Sporting, que perdería vuelo por su banda izquierda si Diego, entregado ya al oficio de central desde hace un año y con muy buena nota, desempolva sus tiempos de lateral. Fue una de las dudas que el vigués deslizó el viernes y cuya respuesta guardó a buen recaudo. La otra se orienta hacia el centro del campo, con Gelabert, Nacho Martín y el propio Dotor peleando por un puesto, si Nacho Méndez, junto a Olaetxea, sigue de intocable.

Aunque lo parezca, la necesidad hoy no es exclusiva del Sporting. El Levante presenta mejor cara, pero pierde gas, despeñado también del 'play off'. Si la tropa de Albés diera la campanada hoy, la ventaja del equipo de Julián Calero se rebajaría a cuatro puntos. Así, el entrenador de Parla armó buena parte de su discurso del viernes sobre la necesidad de contribuir a crear un ambiente optimista, cargando contra los «agoreros» después de empezar febrero con una derrota y un empate. La baja de Brugué es un severo contratiempo para el preparador, que también acude al Ciutat de Valencia dudoso por el estado de Algobia y, sobre todo, el georgiano Kochorashvili, un futbolista elemental para Calero.