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El sueño cumplido de un sportinguista de cuna
Guille Rosas, que llegó a Mareo con tan solo diez años, firma su renovación hasta 2025 y alcanza al fin la meta que ha perseguido desde niño
A. MENÉNDEZ
GIJÓN.
Miércoles, 3 de febrero 2021, 03:22
Recuerdan los técnicos que lo vieron crecer en Mareo desde que llegó al club con solo diez años procedente del Xeitosa que Guille Rosas ( ... Gijón, 2000) era por entonces un chico de físico liviano, menudo, pero que jamás se daba por vencido. Cuentan de él que es tan corajudo como el que más y que cuando la situación se vuelve complicada emerge todavía más empecinado en salir del paso. «Siempre se ha intentado superar a sí mismo. Era un chico que se mostraba incansable en el esfuerzo y trataba siempre de mejorar en cada entrenamiento», dice Javier Castaño, que fuera su técnico en el último año de alevín y uno de los grandes promotores del futbolista que llegó a negarse a ser retirado en algún partido a pesar de estar sobrecargado porque consideraba que el resultado obligaba a un sobreesfuerzo.
«No me cambiéis. Puedo jugar aún», gritaba desde el costado mientras seguía subiendo y bajando Guille. No era el gijonés en sus inicios el más talentoso de la clase, más aún de una generación brillante y que ahora luce con cuatro futbolistas promocionados de golpe en el primer equipo.
Socio del Sporting y ferviente aficionado desde que era un crío, Rosas, en cualquier caso, siempre repitió para sus adentros con enorme fe en sí mismo y convicción que llegaría pronto el día que correría a sus anchas por la banda de El Molinón.
Hoy ya se ha convertido por méritos propios en el dueño de un dorsal históricamente tan perseguido como difícil de mantener como es el '2'. «Es para mí un orgullo anunciar mi renovación. Agradecer al club y a todos los que tantos años en la Escuela de Fútbol de Mareo han compartido estos años conmigo», celebró el jugador tras firmar un contrato para las próximas tres temporadas y media (2025). Recoge así el premio a su imponente irrupción, que viene a confirmar los presagios de los más altos cargos del club que siempre han mantenido una enorme confianza en que el futbolista terminara con la maldición que persigue al puesto de lateral derecho forjado en la cantera.
«Guille pone la cabeza donde otros no ponen el pie», dicen sus preparadores sobre la frase que en su día definió a un titán histórico como Puyol para explicar el carácter de un jugador que se expresa en el campo, en el año de su debut en el fútbol profesional, con un amor propio que resulta sorprendente a sus 20 años. Sus mejores partidos, además, han llegado en las plazas más exigentes o frente a los jugadores más desequilibrantes de la categoría.
No le angustió en exceso ni le puso en apuros un extremo diabólico como es Adrián Embarba (Espanyol), sino más bien todo lo contrario. «Me sorprendió el descaro y la confianza con la que está jugando este año», le reconoce Castaño a un jugador que se muestra tan combativo en las sesiones como en competición, carácter que en alguna ocasión le ha llevado a competir hasta el pique con alguno de sus mejores amigos en las disputas en los entrenamientos.
«Quiere ganar siempre. Tiene una mentalidad muy fuerte. Es una de sus grandes virtudes», dicen de él. «Se compite como se entrena», repite el dorsal '2', que tampoco se rindió cuando Djukic decidió mirar a otro lado y dar la oportunidad de debutar a todos los recién alistados de la cantera menos a él, incluso cuando el proyecto ya solo competía por amor propio y no por objetivos.
Gallego, en cambio, no vaciló a la hora de darle continuidad después de emerger en la derrota de Málaga. Rosas no se conforma y quiere seguir escalando: «Seguiré trabajando para poder disfrutar aún más de mi sueño con el equipo de mi corazón».
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