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Carlos Martínez, en la sede de la empresa en Oviedo, cuya plantilla está teletrabajando. ÁLEX PIÑA
«Hay que cambiar de mentalidad y tratar pacientes, no enfermedades»

«Hay que cambiar de mentalidad y tratar pacientes, no enfermedades»

Carlos Martínez | CEO en Dreamgenics ·

«Para poder revertir la situación de precariedad actual, lo primero es asumir que en España la investigación nunca ha sido una prioridad»Carlos Martínez CEO en Dreamgenics

CRISTINA TUERO

GIJÓN.

Domingo, 1 de noviembre 2020, 17:43

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Hace un año que el químico Carlos Martínez (Oviedo, 1981) llegó a Dreamgenics, tras una estancia externa en Londres, seis años en la residencia de análisis clínicos de Toledo y otros seis en un laboratorio privado. Se convertía entonces en el CEO de una biotecnológica pionera en Asturias creada en 2011 por una iniciativa conjunta de la Universidad de Oviedo, la Fundación Botín, el IMOMA y Treelogic. El reto de la empresa, nacida para ayudar a prevenir enfermedades y contribuir a realizar diagnósticos de alta precisión a partir del genoma de los pacientes, es «alcanzar un papel importante en el desarrollo de la medicina personalizada en los próximos años».

-¿La biotecnología es la gran área del futuro?

-La biotecnología acapara un gran interés porque es un campo multidisciplinar, con aplicaciones en sectores tan diversos como el medio ambiente, la agricultura, la industria alimentaria y la biomedicina. Además, su relevancia en el área de la biomedicina se ha visto destacada en el contexto de esta pandemia.

-Y los perfiles que necesita, ¿son fáciles de encontrar?

-Abarca un gran abanico de profesiones que pueden ser divididas en dos grupos principales: por un lado, los departamentos directivos y administrativos (economistas, abogados, expertos en marketing, etc). Y, por otro, los técnicos que suelen estar compuestos por ingenieros, licenciados y doctores en distintas disciplinas (Química, Biología, Bioquímica e Informática). En Asturias existe una amplia oferta formativa a nivel universitario, sin embargo, es de vital importancia impulsar programas de investigación y desarrollo tecnológico más ambiciosos y mejor dotados económicamente para evitar la fuga de talento.

-Centrémonos en la medicina de precisión, en ese abordaje de enfermedades de manera individualizada. ¿Qué falta para lograr ese reto?

-No me cabe ninguna duda de que es el futuro de la medicina y, por tanto, hacia donde deben centrarse los esfuerzos y los recursos económicos en investigación clínica. El abordaje diagnóstico estandarizado de enfermedades ha demostrado sobradamente sus limitaciones y la necesidad urgente de cambiar de mentalidad y comenzar a tratar pacientes, no enfermedades. Con este cambio se conseguirá mejorar, no solo el diagnóstico, sino también el estadiaje y el pronóstico de las enfermedades y se evaluará de una manera mucho más precisa, por ejemplo, la respuesta terapéutica que cada paciente puede presentar a un mismo tratamiento, de manera que los médicos tengan la posibilidad de elegir el más efectivo en cada caso.

-¿Y cuándo será una realidad?

-Es muy difícil responder a esa pregunta. Sin duda se han dado pasos gigantes en esa dirección, sobre todo a nivel tecnológico, con el desarrollo de técnicas como la secuenciación de nueva generación (NGS, por sus siglas en inglés) que permite obtener millones de secuencias de ADN en unas pocas horas y a un coste cada vez más reducido, pero que sobre todo han permitido la identificación de nuevos genes y la resolución de las bases genéticas de enfermedades mendelianas que hasta ahora se desconocían y, por tanto, no se podían tratar. A medida que técnicas como la NGS se introduzcan en la práctica clínica de rutina nos iremos acercando cada vez más a hacer realidad la medicina de precisión.

-Y una vez alcanzado el reto: ¿Cómo lo hacemos accesible a toda la población? A nadie se le escapa que, hoy por hoy, un tipo de tratamiento específico no está alcance de todos los bolsillos.

-Cualquier avance tecnológico que mejore lo existente siempre va a tener un coste mayor. En el caso de la medicina no es únicamente una circunstancia que se dé en las herramientas diagnósticas, como la NGS o la bioinformática. Sucede lo mismo en otras disciplinas dentro de la actividad asistencial, como con el robot Da Vinci en cirugía o con los equipos de última generación en radioterapia. A medida que todas estas tecnologías se vayan abriendo paso, y sean más utilizadas en el día a día, irremediablemente irán sustituyendo a las técnicas existentes y beneficiarán a un número mayor de pacientes.

-Colaboran en proyectos de investigación con otras empresas y universidades. ¿Cuáles son en estos momentos los más interesantes en los que participan?

-Actualmente formamos parte del Proyect GHELP, orientado a la detección precoz de la hipoacusia infantil a través de herramientas genómicas. El estudio cuenta con la participación de entidades de diferentes países, entre ellas Clínica Universidad de Navarra, el Instituto de Investigación Sanitaria Biodonostia y hospitales de Francia y Portugal. En el caso particular de la investigación iniciada hace unos meses para hacer frente a la pandemia de la covid-19 colaboramos en un proyecto con el Hospital Universitario Son Espases. Otro ya finalizado en el que también estuvimos presentes fue el desarrollo de un panel diagnóstico de leucemia linfocítica crónica, en colaboración con otros hospitales españoles.

Situación en España

-La crisis sanitaria ha servido para poner de relieve que la ciencia es esencial. ¿Cómo hacerle ver a la sociedad que la ciencia y la investigación son necesarias con o sin pandemia?

-Desgraciadamente ha tenido que suceder una situación tan grave como esta para que la sociedad se dé cuenta de lo importante que es la ciencia y hayan dejado de verla como algo extraño y entender su repercusión en la vida diaria. No obstante, la situación precaria de la investigación que tenemos en España no es actual. Es un problema que viene de muy lejos y ya ha habido otros momentos en el pasado en los que se ha puesto el foco puntualmente en su deficiente financiación para que al final no cambiara nada. El problema en nuestro país es más profundo, y debería analizarse con tranquilidad y de una manera amplia, para implementar medidas que realmente sean efectivas a medio y largo plazo y que no estén sujetas a decisiones improvisadas fruto de una situación de descontento puntual. Para poder revertir la situación de precariedad actual lo primero es asumir que en España tenemos un problema de concepto y prioridades, y la investigación nunca ha sido importante ni ha estado en los primeros puestos de la lista de prioridades de ningún gobierno.

-¿Cuál es el nivel investigador en Asturias?

-Asturias cuenta con un buen nivel investigador. Puedo destacar tres grupos con los que hemos colaborado: el de Biología Molecular del cáncer, dirigido por Carlos López-Otín, perteneciente al Departamento de Bioquímica y Biología de la Universidad de Oviedo y al Instituto Universitario de Oncología; el grupo de Cáncer de cabeza y cuello, dirigido por Mario Fernández Fraga, perteneciente al Instituto de Investigación Sanitaria del Principado; y la Unidad de Genética Clínica del HUCA, dirigido por la doctora Victoria Álvarez Martínez.

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