Entrenar la seguridad al volante
Alsa lidera un proyecto innovador para mejorar la seguridad vial reforzando las habilidades cognitivas de los conductores
Uno se sienta frente a una pantalla. Activa el botón que le coloca un cinturón de seguridad virtual. Pone las manos en el volante. Arranca. ... Quita el freno de mano. Mete primera y comienza a circular por un entorno urbano siguiendo las instrucciones de una voz en off. En seguida empiezan a surgir imprevistos: el giro a la derecha indicado no se puede realizar porque hay una señal de dirección prohibida; un balón irrumpe en la calzada y obliga a frenar; unos metros más allá, el que aparece súbitamente, poniendo a prueba los reflejos del conductor, es un peatón.
Publicidad
El del simulador de conducción es uno de los ejercicios a los que se ha sometido a las 120 personas que participan en el proyecto de innovación CAMIN (Conducción y Atención a la Movilidad con Intervención Neuropsicológica), que se está desarrollando en el Centro de I+D de Alsa. De ellas, 42 son conductores profesionales. Hay otro grupo integrado por pacientes del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) con patología neurológica, pacientes que han sufrido un ictus o tienen esclerosis múltiple. El tercero es el grupo control, formado por conductores no profesionales.
El objetivo del proyecto es estudiar cómo las capacidades cognitivas (la atención, la velocidad de reacción, la memoria, la coordinación o la planificación) influyen a la hora de ponerse al volante. Una vez identificadas las debilidades de cada uno, se proponen distintas opciones de entrenamiento, mediante juegos, para corregirlas y, así, mejorar la seguridad en carretera.
Alsa se plantea esta investigación como una manera de «avanzar en el factor humano» de la conducción. Con una plantilla de 13.887 conductores –y una edad media de 53 años–, se hace preciso contar con herramientas preventivas para optimizar el estado cognitivo de los conductores y mejorar sus habilidades prácticas al volante.
Publicidad
Pero no solo de los conductores profesionales: «El entrenamiento cognitivo puede potenciar estas habilidades también en la población general; en conductores y conductoras no profesionales, contribuyendo a una relación con el volante más segura y eficiente», subraya la gerente de Innovación y Mejora de Alsa, Cristina Ortega.
El proyecto, que arrancó en marzo de 2025 y durará un año, está estructurado en tres fases. En la primera, los participantes en el estudio se sometieron a una evaluación neuropsicológica, a través de varios test, de unas dos horas de duración. «Se mide la atención dividida, la atención selectiva, la memoria a corto y largo plazo, el lenguaje, la percepción visoespacial o los reflejos», entre otras variables, explica la psicóloga y técnica de I+D+i Claudia Fernández. Es en esa primera fase cuando también se les pide que realicen las pruebas con el simulador: una media hora de conducción en ciudad y cinco minutos en autopista.
Publicidad
En la segunda, que concluirá en enero, el grupo de conductores profesionales y el grupo control se somete a un entrenamiento cognitivo. Son sesiones gamificadas de quince minutos de duración al día a través de una aplicación en su teléfono móvil. En función de la puntuación obtenida, la aplicación propone juegos para reforzar las áreas en las que el usuario demuestra algún déficit.
Pasados tres meses, toca pasar nuevamente los test y someterse a las pruebas con el simulador. «Con esta segunda evaluación vemos si ese entrenamiento cognitivo ha servido para mejorar los aspectos que previamente estaban por debajo de lo esperado», señala Antonio Rayón, director de Formación de Alsa.
Publicidad
Análisis de miles de datos
En la tercera y última fase, la «ingente cantidad de datos» obtenidos hasta el momento serán analizados. Es una tarea de la que se encargará CTIC Centro Tecnológico.
En el proyecto hay otros colaboradores. Como el HUCA –en concreto, el Laboratorio de Análisis del Movimiento, pionero en el análisis de la marcha y los problemas de deambulación en pacientes con patologías neurológicas y del desarrollo– y la Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria de Asturias (FINBA), que aportan personal especializado, conocimiento y los equipos para diseñar y medir las variables neurológicas y neuropsicológicas de los conductores. También se cuenta con la investigación y la experiencia previas del Centro de Investigación Nebrija en Cognición (CINC) de la Universidad Nebrija y con la tecnología de simulación avanzada de Giunty Safety.
Señala Rayón que los resultados del proyecto pueden resultar muy útiles también para implementar protocolos que permitan detectar daños cognitivos en los exámenes psicotécnicos a los que se está obligado para renovar el permiso de conducir.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión