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De izquierda a derecha, Vanesa Barrero (Massteri), Cristina Secades (Kiwinbio), y Ana Belén Marcos y Elena Fernández (Panduru), en el edificio principal del Parque Científico y Tecnológico de Gijón. DAMIÁN ARIENZA
Emprendimiento sostenible porque «innovar no es solo tema tecnológico»

Emprendimiento sostenible porque «innovar no es solo tema tecnológico»

Cultivos biológicos de minikiwis, pan duro reconvertido para repostería y una ayuda para el consumo racional ganan el Greenweekend

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Domingo, 11 de octubre 2020, 16:47

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«La agricultura que defiende la vida es una de las bases para que el mundo sea mejor. Somos lo que comemos y lo que consumimos». La frase es de Cristina Secades, una graduada en Ingeniería Forestal, amante de la naturaleza, que acaba de ganar el Greenweekend Gijón 2020 con Kiwinbio, que promueve el cultivo biológicos de minikiwis. La nueva cita que promueve Enviroo para impulsar la economía verde contó con doce ideas innovadoras de 24 emprendedores. Tanto Kiwinbio como Panduru -segundo clasificado y también relacionado con la alimentación sostenible-, como Massteri, el tercero, y orientado al consumo responsable, recibirán durante dos meses acompañamiento y mentorización para apoyar su desarrollo y lanzamiento al mercado. Por cierto, que una de las quejas compartidas de estas emprendedoras es «la excesiva burocracia» para poner en marcha un proyecto «los trámites que se alargan hasta el olvido, el papeleo absurdo en el que muchas veces nos sumergen», dicen, «y que no se corresponde con el volumen de negocio de una idea incipiente y con escasez de infraestructuras que faciliten el prototipado de ideas», concluyen.

Kiwinbio. Primer puesto

«Trabajo por la naturaleza para lograr el menor impacto»

Interesada en conocer «por dónde viene lo que comemos y cómo se produce» y dar provecho a una finca de su abuela, en las afueras de Gijón, Cristina Secades dio rienda suelta hace cuatro años a su pasión por la naturaleza. Y lo hizo con el minikiwi como base. Su pequeña plantación, en la que hay hasta siete variedades, busca, no solo la producción y venta de esta fruta, sino también «trabajar con la naturaleza para intentar lograr el menor impacto posible. También contribuir a la recuperación del campo asturiano formando parte de la red de personas que apostamos por ofrecer los mejores alimentos con corazón».

¿Sus herramientas? Energías renovables, sistema de riego y antihelada con consumo mínimo, elaboración de parte del abono, y animales «que permiten reducir la siega y el uso de maquinaria (pita pinta y ovejas xaldas)». Secades enumera también, en su proyecto sostenible, variedades autóctonas de manzana, la comercialización de cercanía, la colaboración con otros productores, envasados en cartón reciclado y bolsas de papel biodegradables y compostables, y etiqueta de elaboración propia. Y ya prevé elaborados a partir de los minikiwis y más mejoras «para reducir la dependencia de insumos para fertilización».

Gráficamente define la ovetense su proyecto como un David frente a Goliat: «Siendo pequeña, lejos de grandes cifas y muchas veces subestimada por ello, además de poder asumir todo el proceso, puedo cuidar más el producto, y dedicar más tiempo a los clientes y a las visitas». «Recolecto en el mejor punto de maduración, de manera que la fruta pasa el mayor tiempo posible en la planta. A pesar de que es un tipo de fruta que sigue madurando fuera de la planta, recolecto a partir del doble de azúcares de lo que se hace habitualmente. De esta manera garantizo que el máximo de propiedades llegarán al consumidor y serán proporcionadas por las plantas, sin pasar por cámaras, ni tratamientos, ni largos periodos hasta su venta», profundiza antes de añadir: «Esa es mi honda para el gigante que es la gran industria que parece que solo demuestra su poder para aumentar cada vez más el desperdicio alimentario, la sumisión del campesinado, socavando derechos e intentando hacernos creer que no se puede alimentar al mundo de otra forma».

En su opinión, el que de verdad quiere, lo puede conseguir. «Se puede innovar en todo en la vida, no solo en el sector tecnológico». Y además Asturias tiene «muchísimo potencial» y en la región se hacen «cosas muy interesantes y con mucho valor para toda la sociedad».

Panduru. Segundo puesto

Reciclaje, reaprovechamiento, recuperación y reutilización

Ana Marcos y Elena Fernández tenían ganas de emprender y querían hacerlo en el marco de la economía circular y la social y solidaria porque «teníamos muy clara la necesidad de tener en cuenta el triple balance: social, mediambiental y económico». Durante el confinamiento, y con las cuatro 'R' como premisa (reciclaje, recuperación, reutilización y reaprovechamiento) surgió Panduru. El proyecto elabora «repostería de calidad, con recetas tradicionales y enriquecida con productos de proximidad y de temporada». Aseguran que «no inventamos nada. Lo que hacemos es recuperar y poner en valor la cultura del aprovechamiento», pero yendo un paso más allá, sustituyendo el 100% de la harina por pan. «Ninguna otra empresa del sector, ni la repostería industrial ni la artesana, consigue un producto sabroso, contribuyendo a la vez a reducir el desperdicio alimentario y a recuperar la cultura del aprovechamiento de la que hablábamos», aseguran.

La labor y el valor que durante la pandemia se ha dado a las tiendas proximidad contribuye, en su opinión, «a dar vida a los pueblos y barrios, dinamizando su economía», lo que supone una oportunidad para proyectos como este «que utilizan circuitos cortos de comercialización». Ellas ya han llevado su produccto al mercado del Tenderete en Cabranes y la panadería La Portalina, en Villaviciosa.

Y a ello se une que «aumenta la conciencia por el cuidado del medioambiente y por saber de dónde procede lo que comemos» y que cada día hay mayor predilección por los productos «artesanos y de calidad, en detrimento de las producciones industriales», y por las ideas «innovadoras, divertidas y generadoras de emociones, características que reúne Panduru», aseguran.

Massteri. Tercer puesto

Para cambios positivos y que no saben por dónde empezar

Se define Vanesa Barrero no como una emprendedora, sino como «una persona con inquietudes». De hecho, estudió Bibliotecomanía y Documentación, le apasiona el mundo digital y expresa su preocupación por el cambio climático y la sostenibilidad, «pero me cuesta saber qué tengo que comprar o cómo cambiar mis hábitos». Su idea, por ello, va enfocada a ayudar a «esas personas que saben que pueden hacer un cambio positivo y no saben por dónde empezar». Y así surgió su plataforma para ayudar a comprar de manera consciente.

Confiesa que su intención al participar en el Greenweekend fue «colaborar con el talento local. Cuanto más interdisciplinar sea un equipo, mejor, y quería aportar mi experiencia en el sector digital a proyectos ya existentes», señala Barrero. «Asturias sabe que tiene que potenciar lo suyo y tiene un ecosistema cada vez más fuerte para todos los que quieren potenciar su proyecto. Y me encanta que de los cinco proyectos finalistas, cuatro hayan estado liderados por mujeres», remata.

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