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ANDRÉS SUÁREZ
Sábado, 5 de febrero 2011, 14:11
Hace apenas unas semanas, Mariano Rajoy aseguró que Francisco Álvarez-Cascos era «historia pasada» del PP. De sus palabras se dedujo la intención de los populares de eludir el cuerpo a cuerpo con el ex ministro de Fomento, volcando los esfuerzos en presentar y defender una alternativa política propia. Ayer, sin embargo, esa estrategia contemporizadora quedó hecha añicos. Tanto el vicesecretario de Comunicación de la dirección nacional, Esteban González Pons, como la candidata autonómica, Isabel Pérez-Espinosa, situaron a Cascos en el epicentro de sus ataques y, sin nombrarlo directamente ni una sola vez, le descalificaron tanto personal como políticamente. González Pons llegó a decir que si el Principado, tras las elecciones del 22 de mayo, «no es gobernado por el PP o el PSOE, dará un paso atrás y se quedará fuera de las grandes reformas» que se negociarán a partir de entonces. El mensaje era claro: un hipotético triunfo del ex ministro descabalgaría a Asturias «de la salida de la crisis económica y social».
González Pons y Pérez-Espinosa participaron en un acto en Pruvia (Llanera), primer mitin de la precampaña popular que reunió a unas 300 personas. Previamente habían visitado Nava, aunque el mensaje político se concentró en el citado mitin. Y tuvo miga.
Pons 'atizó' a Cascos en distintos planos. Siempre sin nombrarlo, eso sí, aunque sin dejar dudas de que se refería a él. Como cuando, nada más comenzar, dijo que «quienes por sí mismos se creen más importantes que la suma, el conjunto, por ser tan engreídos, no merecen representarnos». El destinatario de la frase era claro. A ello agregó que «la enfermedad de la que mueren muchos político es la vanidad», defecto que contrapuso a la «humildad» que caracteriza al PP.
En términos más políticos, abundó en la misma estrategia de cargar contra el ex ministro y la opción política que representa, encarnada en Foro Asturias. Afirmó, por ejemplo, que la victoria en las urnas de un partido que no sea el PP o el PSOE supondría que «mientras España da un paso adelante, Asturias lo daría hacia atrás». Y quedaría marginada, apostilló, en reformas clave como la laboral o la energética.
Entró incluso González Pons en el terreno de las alianzas postelectorales. Y, dando por seguro que el PP ganará, avanzó que su partido llamará al resto de formaciones para abrir un diálogo. Pero fijando prioridades. «Para que tu seas presidenta vamos a llamar a otras fuerzas políticas», argumentó, «empezando por el PSOE, que será el primer partido de la oposición». A Foro Asturias, el partido casquista, no lo mencionó. Pero, indirectamente, dejó claro que no será una prioridad. «Lo natural es que PSOE y PP se pongan de acuerdo y no sean formaciones regionalistas, minoritarias, quienes al final tomen las decisiones en los Parlamentos de este país», reflexionó.
El PP, por cierto, tiene la intención de convertir las autonómicas de mayo en un plebiscito 'Zapatero sí, Zapatero no'. Pons se encargó de recalcar que sólo el voto al PP garantiza el adiós del presidente del Gobierno y el adelanto electoral. «Todo voto fuera de nuestra urna ayudará a Zapatero», remarcó.
Aunque en términos más contenidos, también Pérez-Espinosa cargó contra Cascos. Y también por vías indirectas. Así fue cuando defendió la tradición del proyecto popular, «que no es efímero ni va a durar unos días». O cuando dijo sentirse orgullosa de ser asturiana, una expresión que el ex ministro ha convertido en una especie de eslogan político. «Pero de ese orgullo ni se come ni se vive ni se saca Asturias adelante», apostilló.
El PP, por otro lado, tiene intención de convertir en argumento de campaña el 'caso Renedo' y la supuesta corrupción que afecta al Gobierno regional. Espinosa hurgó en esa herida al defender que los fondos públicos «son sagrados» y lamentar que sólo se hable de Asturias en otras regiones «porque hay gente que no ha controlado a sus compañeros de Gobierno, que ahora están donde están», en directa referencia a la estancia en prisión del ex consejero de Educación José Luis Iglesias Riopedre.
También Ovidio Sánchez, presidente popular, entró en el tema para, con un juego de palabras, criticar a los socialistas. «Algunos están en la cárcel y otros, presos de sus mentiras», indicó, en referencia a los «incumplimientos» del PSOE en doce años de gobierno.
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