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EDMUNDO PÉREZ PÉREZ
Viernes, 22 de abril 2011, 05:11
En enero de 2009, comentaba desde este mismo foro, cómo en la ahora desacralizada iglesia de 'la Uni', se hallaba, sobre el linternón, una bola y, como remate natural, la cruz que un día de tormenta un rayo se encargó de destruir. Se colocó entonces un nuevo globo, pero nunca tuvo lugar la reubicación de la cruz, quedado la esfera como una boina a quien se ha cortado el rabillo. Sobre la hornacina de entrada, figura un grupo escultórico, en cuya parte inferior posa la estatua de Santiago Apóstol como jinete y en la superior se hallaba una reproducción de la Cruz de la Victoria, obra del escultor Espinós, realizada en bronce, con incrustaciones de cristales, mármoles y piedras de colores, desaparecida en el año 1998, como consecuencia del deterioro sufrido a la intemperie. A ésta, es a la que me refiero. Hoy, como perfil, aparece su esqueleto.
Pedía yo, entonces, su restauración, (se intentó por el propio Centro, pero dos millones de las antiguas pesetas, tuvieron la culpa de que no se pudiera acceder a la obra). Hoy, la Cruz, símbolo de Asturias, continúa en el limbo. Ni el señor arzobispo anterior, ni el Principado, ni el Ayuntamiento gijonés, han dado un paso en este sentido. Hace unos días, volviendo la vista hacia 'mi pueblo', 'la Uni', perdiéndome a la puesta de sol por sus patios, desembocando luego nuevamente en el central, volví la vista hacia el espectro de la Cruz, que como un esqueleto, emerge desde su sitial, gritando con desesperación que, como símbolo de los asturianos, quiere ser renovada, para lucir nuevamente como lo hizo en su prístina esencia. Así, como una oración elevada a los cielos, enclavada en el sitio más noble que era la Iglesia, -joya de la corona de la magna edificación-, clama por ver acabada la obra, para gozo de todos. Temía yo lo que a continuación sucedió: un desasosiego me invadió como una oleada y pensé, con desesperación, la injusticia que cometen las instituciones, por intereses partidistas o personales. Suponiendo que, traducido a pesetas, hoy la obra de reposición de este icono asturiano ascendiera a cinco millones de pesetas, sería calderilla, comparado con las cantidades ingentes que se han gastado en obras superfluas y dañinas en la propia institución. Una vez más, porque, siendo patrimonio de todos los asturianos, es necesario conservar vivos los símbolos que representan nuestra identidad de tales, solicito, a quien tenga poder para ello, que estudie la posibilidad de proceder a colocar una reproducción, con todo su contenido, de esta Cruz de la Victoria, para que desde la plaza mayor de este pueblo singular, construcción armoniosa, podamos volver a contemplar este icono en todo su esplendor, para que se una a las piedras sillares que el tiempo contempla y detiene en remanso de eternidad.
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