Borrar
¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
Tita Caravera, en el paseo de Begoña. :: ÁLEX PIÑA
EL PERFIL TITA CARAVERA

De mujer a fémina

El tiempo transformó a Tita Caravera de ama de casa a líder vecinal y feminista

PPLL

Domingo, 6 de noviembre 2011, 03:38

Tenía muy recientes los 20 años cuando llegó. Venía de la mano de su marido, con dos hijos cosidos a sus faldas y con el convencimiento de que Gijón era la solución a todos los problemas. Así, al menos, se veía la capital costera asturiana desde la Caravia de los años 90, donde aquella chiquilla inquieta y vivaz formaba parte de una comunidad formada por apenas unos cuantos cientos de vecinos. Posiblemente de entre todos ellos Bernardita Caravera hubiera sido una buena estudiante, pero las oportunidades no estaban de su lado. La vida la ubicó en un pueblo, no la adornó con dinero y tampoco le proporcionó una tía en Gijón, elementos éstos primordiales para esbozar el porvenir.

Así que el futuro se circunscribía a ser esposa y madre. Y lo fue. Las dos cosas. Generosamente. Era un destino que ella aceptaba con naturalidad. En cierto modo, con fatalismo. Sin el mínimo resquicio a la duda. Sin el más pequeño cuestionamiento de su papel en el mundo. En su mundo. Y si en Caravia fue ama de casa, mujer y madre, en Gijón repitió su papel. Hasta el punto de que aquí tuvo un tercer hijo. Y durante años no concibió más proyecto que cuidar de ellos. No dejó sitio para otro pensamiento que no fuera el que la convertía en más que necesaria. En imprescindible.

Pero aquello no duró mucho. O duró siempre. Porque Tita Caravera ha superado los cuarenta sin trabajar fuera de casa, cambiando la atención a sus hijos por el cuidado de sus nietos. Consciente de pertenecer a la última generación de cuidadores. Feliz. Porque, a pesar de ese retrato tradicional, la reciente presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de la zona urbana de Gijón no responde al modelo. Porque siempre supo que su mundo formaba parte de otros muchos. Y comenzó a descubrirlos. A recorrerlos. A través de sus propios hijos. En las asociaciones de padres de alumnos del colegio, primero, y del instituto, después. Y averiguó lo que ya sabía. Que la participación le fascina. Que la atrapa. Que despierta su gran pasión: la política.

Y, sin embargo, su experiencia con un carné en el bolsillo fue decepcionante. Y lo devolvió. Pero no sin haber absorbido antes toda una cascada de experiencias y conocimientos, de dudas disipadas y de preguntas respondidas. Y si primero se imbuyó del mundo de la educación, después se metió de lleno en la reivindicación de la mujer. La cercana. La vecinal. Y se definió feminista. Y creó una asociación de mujeres. Y organizó cursos de crecimiento personal para ellas. Para todas. Sin preguntar de dónde vienen ni qué vientos les traen.

Tal vez por eso lideró la única candidatura de consenso a la federación de asociaciones vecinales. Porque suma. Porque se rebela. Porque participa. Porque en ella se reflejan miles de mujeres. Porque cree, todavía, en el sueño de un mundo mejor.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio De mujer a fémina

De mujer a fémina