Una calabaza berciana de 423 kilos gana la segunda edición

Una calabaza berciana de 423 kilos se llevó ayer el primer premio a la cucurbitácea más pesada del II concurso-exposición del Jardín Botánico Atlántico. La hortaliza fue transportada hasta Gijón por Miguel Yuma, quien consiguió hace poco que esta misma calabaza quedará clasificada en tercer lugar en el escalafón nacional de 'monstruosidades' de la huerta. Yuma superó por casi el doble de peso a la calabaza de mayor porte incluida en la colección de este año del Botánico (243,6 kilogramos) y recibirá por ello un premio de 358,80 euros. El hortelano berciano explicó que este año consiguió mejorar la cosecha en su huerta de Vega de Espinareda, logrando cultivar dos ejemplares de 304 y 423 kilos de peso que piensa donar a la ONG Banco de Alimentos del Sil. El secreto para ver crecer en 120 días estos gigantes vegetales «es parte genética y parte ciudados especiales», reveló. Genética, porque «cruza» sus plantas con variedades mastodónticas norteamericanas y de cuidados, porque gasta en alimentar sus gigantescos ejemplares 15.000 litros de agua y abonos orgánicos entre los que incluye leche y algas. El primer premio a la calabaza más rara y original fue para Dolores Álvarez con un especimen con forma de cisne. Y la mejor decorada dos calabazas talladas como pingüinos.

Las calabazas también tuvieron su parcela gastronómica ayer en el Botánico, donde Marcos Morán enseñó a preparar curiosas recetas como la crema de calabaza con queso afuega'l pitu, las tostas con puré de calabaza y anchoas y las pipas de calabaza con chocolate negro derretido.