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MIGUEL MORÁN
Jueves, 17 de abril 2014, 05:56
Rojo, amarillo y, por supuesto, morado», en una noche de Nazarenos y Copa del Rey, Enrique Villarreal Armendáriz, El Drogas dejó claro desde el inicio con que colores jugaría sobre el escenario del Centro Municipal de El Llano. El ex Barricada hilvanó sus 'Tres puntadas', un libro de poemas, algunos inéditos, bajo la bandera republicana en un homenaje «a todos aquellos que dieron la vida en la Guerra Civil por la libertad, la justicia y la democracia».
Para los que llenaron, desde mucho antes del comienzo, la sala de El Llano no hubo ni goles, ni saetas, pero sí mucha música y letra sobre un tiempo pasado de «barbarie, aceite de ricino y rapadas». Invitado por el Ateneo Obrero, la Sociedad Cultural Gijonesa, La Manzorga, Musa Cafeína y Versos Libres para conmemorar el 83 aniversario de la II República, el músico, guitarra en mano y armónica en boca, ofreció un actuación en dos partes: la primera centrada en su trabajo 'La tierra está sorda' que recoge la investigación personal sobre «los represaliados en la retaguardia por el bando franquista» y una segunda, con versiones de su etapa más conocida como vocalista del grupo de rock Barricada.
Entre los personajes, anónimos y conocidos que El Drogas retrata a través de cartas, documentos y libros que cayeron en sus manos hay desde maestros a curas en una lucha «entre el creacionismo y el evolucionismo». A los perdedores en esa contienda, les dedicó 'Los maestros', una de las muchas canciones. «La represión fue muy dura para ellos. La gente ilustrada tiene criterio y eso es muy peligroso para los que hacen que vuelen sobres de aquí para allá», dijo antes de sacar los primeros acordes de su guitarra y recordar que no hace falta irse a la II República, «ahí tenemos a Wert recordándonoslo».
No hubo tregua de Semana Santa para los ganadores con 'Las sotanas', una canción que deja en mal lugar a los que «otorgaron a Franco el halo de santidad, para instaurar el nuevo viejo orden». Mucho mejor parado que el clero salieron las mujeres, a las que El Drogas otorga en sus letras el papel protagonista de aquellos momentos. Por el escaparate de su música pasaron desde Rosa Cremón, una embarazada que dio a luz en un campo de concentración, hasta Julia Conesa, una de las 13 rosas que fue fusilada en el cementerio de la Almudena.
Entre acordes y poesía, El Drogas se las arreglaba para cambiar la armónica y no confundirla con sus gafas. «Mucho daño nos hizo Dylan a todos los que hemos venido detrás», señalaba convertido en una especie de hombre orquesta a ratos poeta.
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