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Ilustración: Sara I. Belled
¿Existe la comida procesada saludable?

¿Existe la comida procesada saludable?

Las populares 'apps' para hacer la compra que puntúan productos industriales según su calidad nutricional ayudan a elegir en caso de dudas, pero no son infalibles. Así funcionan

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Jueves, 22 de octubre 2020, 00:08

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Los nutricionistas repiten a modo de mantra: la dieta sana debe estar basada mayoritariamente en alimentos frescos. De acuerdo. Y cuantos más mejor, sin duda. Pero, ¿ha intentado sacar de su cesta de la compra todo producto de origen industrial? Yo sí: es, si no imposible, muy difícil. Desde el pan a los yogures, pasando por cualquier conserva por muy básica que sea, los alimentos procesados forman parte de nuestra cesta de la compra. Por eso hay que saber elegirlos. Para ayudar a los consumidores en esta tarea han nacido aplicaciones móviles que, con solo escanear el código de barras del producto, realiza una clasificación automática del mismo. Desde «malo» a «excelente», pasando por los «mediocres». Con ellas se ahorra el tener que leer –e interpretar– las etiquetas nutricionales y así obtener una orientación rápida. Algunas son tan populares que están a un nivel de descargas similar al de Whatsapp, pero, ¿saben todos los usuarios cómo funcionan sus algoritmos?, ¿en qué criterios se basan?, ¿nos fiamos a pie juntillas o hay que ir más allá? Un chequeo intensivo a las estanterías del supermercado móvil en mano, en busca de procesados que tengan buena valoración, deja entrever de qué pie cojean algunas.

  1. LAS TRES MÁS POPULARES

    ¿Cuál es el criterio?

En España son utilizadas sobre todo tres: Yuka, El Coco y MyRealFood. Cada una tiene publicados sus criterios para decir que un producto es malo, mediocre o excelente en sus puntuaciones sobre 100 o 10. Nuestro chequeo está realizado solo con las dos primeras, al ser las más dispares. Y lo cierto es que los productos en los que coinciden al 100% en su criterio no abundan. Beatriz Robles, nutricionista, profesora en la Universidad Isabel I y autora del libro 'Come seguro comiendo de todo' (Ed. Planeta), explica que esto se debe a los factores en los que basan su puntuación. Yuka valora un 60% el alimento en función de sus valores nutricionales (grasas, azúcares, sodio, etc.), un 30% por los aditivos que contiene y un 10% de la nota se deja para puntuar si tiene sello 'ecológico'. «Por este motivo, en mi opinión es una aplicación descartable. Que sea de origen ecológico no tiene nada que ver con al calidad nutricional. Además, ¿es más sostenible un kiwi 'eco' que venga de Nueva Zelanda que uno español sin ese sello? Lo dudo», explica la especialista, que ha realizado un seguimiento a estas herramientas. En nuestro chequeo este sesgo se detecta a la primera. Incapaces de diferenciar en la composición dos marcas de café, descubrimos al fin que una obtiene una puntuación de «excelente» y otra de «mediocre» porque la primera es «café ecológico». Igual pasa con el chocolate. Con la misma proporción de azúcar (muchísima, por cierto) saca mejor nota el que tiene etiqueta 'eco'.

  1. PARÁMETROS CONTROVERTIDOS

    ¿Todo aditivo es malo?

A esto hay que añadir la valoración de aditivos. La citada especialista pone el acento sobre la explicación que da la propia 'app' de Yuka. Sus algoritmos están basados en la EFSA (autoridad europea en materia de seguridad alimentaria) y estudios independientes. «¿Pero qué estudios son estos?, ¿tienen metodología compatible?, ¿cuál es el criterio científico?», se pregunta Robles. Este factor de valoración de aditivos está también incluido en MyRealFood. «Si un aditivo fuese peligroso, su uso estaría prohhibido», zanja Robles, quien cree que El Coco es más transparente. Esta se basa en recomendaciones de la OMS y en el sistema de clasificación NOVA sobre el nivel de procesamiento de los alimentos, de menos a más hasta llegar al ultraprocesado. «Estos son criterios públicos», apoya la nutricionista. La OCU, en su análisis de las citadas 'apps', se pronuncia en un sentido similar. «De Yuka nos llamó la atención que todos los aditivos se tuvieran en cuenta en la valoración nutricional, ya que algunos no tienen una función nutricional (excepto los edulcorantes) y otros resultan imprescindibles para elaborar y alargar la vida útil de los productos», explican desde la organización de consumidores, que defiende Nutriscore como la mejor referencia. Eso sí, ven muchos productos con «información incompleta» en El Coco, algo que también hemos constatado con nuestra experiencia.

  1. LOS PRODUCTOS DEMONIZADOS

    ¿Hay galletas aceptables?

Con estas reservas, y ya sabiendo que estas 'apps' no son infalibles (algo que, en opinión de Robles, la gente en general no se preocupa de conocer) las tomamos como referencia para que nos ayuden en la ardua tarea de seleccionar bien en los abarrotados estantes con decenas de marcas de galletas, yogures, panes, embutidos y conservas. «Pueden servir como complemento, pero no como guía a seguir al dedillo. Dan un conocimiento somero y general, pero cada individuo debe conocer qué nutrientes precisa y cómo debe ser su alimentación diaria. Si hay duda sobre la composición de un producto industrial, se puede preguntar a los expertos de referencia en la materia», valora Ignacio Sánchez, ALCYTA (Asociacion Española de Ciencia y Tecnologia de Alimentos). De seguir estas 'apps' como única guía, hay productos que quedan proscritos, tildados de 'malos' con un símbolo en un rojo negativo intenso. ¿Cómo se puede vender algo 'malo' al público?, cabe preguntarse. «¿Habéis encontrado galletas o zumos envasados que pasen el corte?», pregunta Sánchez con intención.

  1. CONTEXTUALIZAR, NO DESCARTAR

    ¿En qué fijarse?

De un estante abarrotado de marcas de galletas, solo una poco conocida pasa el corte de Yuka en nuestro chequeo, con una calificación de «bueno» (por su harina integral, su origen eco y su menor nivel de grasas saturadas y azúcares). En el caso de El Coco, directamente recomienda sustituirlas por fruta o yogur. Vayamos a por este último. Llama la atención que algunos de los más populares para los niños «no son recomendables» –según esta última 'app'– por el «alto contenido de azúcares». Tras más de media hora escaneado en el estante de lácteos, solo uno puntúa con un 10 (la máxima nota) en las dos 'apps' citadas: un yogur natural eco de una marca popular sin nada añadido. Solo tiene leche y fermentos lácteos. Es posible dar con alimentos industriales de mejor bagaje nutricional. Eso sí, en secciones dedicadas al embutido, fiambres, quesos y carne procesada es misión imposible pasar del rojo. «Productos catalogados como 'malos' deben ser puestos en su contexto. Son de consumo ocasional –una vez a la semana– y así deben ser entendidos», defiende Sánchez, quien apunta que lo mejor es dar menos importancia al contenido calórico total (algo muy habitual a la hora de cribar) y atender más al nivel de azúcares y si el alimento aporta proteína, más valorada si se atiende a las tendencias de la nutrición actual.

MÁS ALLÁ DE LA APP

  • Denominación. Aunque parezca mentira, el alimento que compramos no está nombrado en la parte más visible del envoltorio. Hay que mirar la 'denominación legal' del producto que está situada justo delante de la lista de ingredientes. El queso rayado puede ser legalmente «preparado lácteo a base de...» y no ser queso propiamente dicho.

  • Lista de ingredientes. Para valorar sin entrar en profundidad, si no se tiene tiempo ,es bueno saber que los ingredientes siempre están ordenados de mayor a menor cantidad presente. Así, si por ejemplo el segundo ingrediente que ves en la lista son los azúcares, ya se tiene una buena pista de la calidad nutricional del producto.

  • Los azúcares. Están señalados en el apartado de hidratos. Los gramos señalados incluyen los azúcares que tiene el alimento de forma natural. Así, en los yogures podemos ver 4,5 gr de azúcares porque la propia lactosa los tiene. No son añadidos y, por lo tanto, no son dañinos para la salud. Algo parecido sucede con las conservas de legumbres.

  • Grasas. En principio hay que reducir su consumo, aunque no todas son iguales. En general, el total debe suponer el 10% del aporte energético diario de una persona, pero no está establecido su límite por cada 100 gr de producto. Se aconseja valorar globalmente el producto para decidir sobre su consumo y no por ingredientes.

  • Sal. El alto contenido en sodio suele dar al traste con el valor nutricional de algunos alimentos procesados aparentemente saludables. 1 gramo por cada 100 de producto ya se considera altísimo.

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