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¿Quién ganó la batalla de las Termópilas?

Casimiro García-abadillo

Miércoles, 13 de septiembre 2017, 17:06

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El periodista Ryszard Kapuscinski bautizó a Heródoto de Helicarnaso como el primer reportero de la historia (Viajes con Heródoto. Editorial Anagrama). El historiador y geógrafo griego vivió entre el 484 a.C. y el 425 a.C. y describió con detalle efemérides como las Guerras Médicas.

A Heródoto se le ha considerado siempre como el primer historiador y este atributo no es ni mucho menos incompatible con su consideración como periodista por parte de Kapuscinski. Observar, documentarse, consultar con las fuentes, para luego contarlo de la manera más precisa posible ¿Acaso no es esa la labor del periodista?

El periodismo ha sufrido muchas mutaciones a lo largo de la historia, pero su esencia debe permanecer intacta.

El principal atributo de un medio de comunicación es su credibilidad y ella sólo puede sustentarse sobre el trabajo riguroso de los buenos periodistas. Más que una titulación, la profesión periodística es una praxis que consiste en dar a conocer al público los hechos de la forma más objetiva posible.

Vivimos momentos críticos porque cada vez con más frecuencia la opinión impregna la información. Sin ningún tipo de escrúpulo hay medios y periodistas que condicionan los hechos a la ideología o a los intereses particulares de sus empresas editoras.

Es no solo legítimo sino necesario que existan medios con líneas editoriales distintas y claramente definidas. Pero eso es una cosa y otra es que las noticias estén trufadas de comentarios, de adjetivos e incluso, en la televisión, de gestos de los periodistas que indican cuál es su posición sobre las mismas a la vez que las transmiten al público.

Las noticias falsas o manipuladas no son más que una prolongación burda de ese periodismo que no quiere distinguir entre los acontecimientos y su valoración. Cada vez son más frecuentes los medios que se dirigen a públicos ideológicamente homogéneos. Esas audiencias no le piden al periodista que sea respetuoso con la verdad, sino que sea consecuente con una línea editorial, ya sea de izquierdas o de derechas.

La actual estructura de distribución de la información favorece esa tendencia a la interpretación de la información. Las redes sociales son una vía extraordinaria de difusión de noticias, muchas de ellas sin filtros de calidad, que, a su vez, alimentan a los medios, creando un perfecto círculo vicioso.

Heródoto pudo equivocarse en algún dato concreto, pero no falseó la realidad. Hoy en día algunos medios publicarían sin sonrojarse que los persas atravesaron el paso de las Termópilas entre los aplausos de los espartanos.

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