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Pepín sostiene uno de los barrenos de su colección. FOTOS: ARNALDO GARCÍA
«A pesar de todo lo malo, volvería a Mina La Camocha»

«A pesar de todo lo malo, volvería a Mina La Camocha»

A sus 89 años, muestra su excepcional colección de objetos que repasan un siglo de la minería asturiana en un bajo de la calle Marqués de Urquijo. Pepín Sánchez critica el cierre de 2007 pese a sus reservas y apela a «las raíces mineras» en la fiesta de Santa Bárbara

ANDREA MACHADO

GIJÓN.

Miércoles, 4 de diciembre 2019, 01:42

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«El cierre de Mina La Camocha no fue una política económica muy acertada». Así lo consideraba ayer, en la víspera de los festejos de Santa Bárbara, José Sánchez 'Pepín', antiguo minero del pozo Barredos y de La Camocha, con el aval de poseer una extraordinaria colección de objetos utilizados antiguamente en las explotaciones. Desde lámparas de seguridad hasta autorreguladores, más de dos mil fotografías y documentos datados hace cien años que conforman una muestra de gran valor de la vida minera en Asturias. A sus 89 años, Pepín muestra gratuitamente su galería al público para recordar «estas raíces mineras y conseguir que la minería no caiga en el olvido». Basta presentarse en el bajo de la calle Marqués de Urquijo 13 y llamar al timbre.

Mina La Camocha, considerada 'La perla del norte', contaba con «163 millones de toneladas de carbón en la reserva y una instalación recién reformada». Por ello, comenta, «debería seguir funcionando, al igual que varios pozos como el de Olloniego, porque daría alrededor de siete mil puestos de trabajo mientras se buscan otras soluciones alternativas a la minería». En similar situación, añade, se encuentra el valle de Turón, que, tras recoger 18 millones de toneladas de carbón, «ahora no tiene ni carretera».

Pepín recuerda también las dificultades que suponía el trabajo en la mina, lo que le provocó, a él entre muchos otros, contraer el tercer grado de silicosis. «Día tras día nos enfrentábamos a abusos de poder, despidos, deportaciones a otras provincias y calumnias que terminaban en medidas legales, hasta que por fin se alcanzó la amnistía minera», rememora. Esta situación provocó que las huelgas llevadas a cabo entre 1972 y 1974 tuvieran grandes consecuencias, entre otras, el encarcelamiento de minieros. «Se nos trataba fatal y nosotros solo estábamos sosteniendo la nación», sostiene Pepín. La situación precaria a la que estaban sometidos, prosigue, supuso el fallecimiento de unos 5.000 mineros en accidentes y reavivó la lucha de las mujeres por «defender a sus maridos de esas injusticias».

La alegría de antaño

A pesar de la dureza de la vida en la mina, Pepín solo tiene palabras de agradecimiento: «Aún con todo lo que pasamos, si tuviera de nuevo 15 años, volvería sin duda a La Camocha. Las cuencas estaban llenas de alegría, los bares y comercios abiertos y repletos de gente feliz de estar ahí, y sin embargo ahora está todo muerto».

Tras el cierre el 28 de diciembre de 2007, la minería fue desapareciendo progresivamente en otros enclaves, como el pozo Santa Bárbara de Turón, el María Luisa o el Santiago de Aller. «Me entristece que poco a poco ya no se hable de la minería en los colegios e institutos. Necesitan saber qué fue la minería en Asturias, sobre todo porque estuvo dando de comer a toda España durante 50 años», dice Pepín.

También tiene palabras de agradecimiento para la Brigada de Salvamento Minero del Fondón y considera que «debe seguir en funcionamiento porque en Asturias aún tenemos muchos túneles, canteras y minas de espato, como las de Colunga o La Collada».

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