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Hay un «cabreo» notable, pero también «impotencia» y «pena». Esas son algunas de las palabras que utilizan buena parte de los artistas asturianos que han ... tenido algún tipo de vinculación con Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, que han empezado ya a movilizarse para cerrar filas en torno a un proyecto sobre el que pesan muchas más dudas que certezas después de que el Principado haya decidido no renovar los contratos de su gerente, Lucía García, y de su directora artística, Karin Ohlenschläger. Un giro copernicano seguido por el anuncio de que ahora «asumirá competencias de los sectores del audiovisual y el videojuego».
Bandazos que han provocado la fuga de los patronos privados y peticiones tan «delirantes» como la creación de un museo del piragüismo en una de sus naves. Así que el análisis de la comisaria de exposiciones, gestora cultural e historiadora del arte Semíramis González es prácticamente unánime: «Si lo que quieren es cargarse Laboral, van por muy buen camino».
González realiza una defensa cerrada de sus gestoras: «Karin y Lucía han sabido buscarse las castañas en donde muchas veces no había nada para hacer proyectos de un nivel que ya los quisieran en muchos sitios, y con lo mínimo, porque el presupuesto no era para tirar cohetes. Lo que está pasando es muy triste y muy poco profesional. Es un error dejar Laboral, un centro con idiosincrasia propia, la intersección entre arte, ciencia y tecnología, a expensas de decisiones políticas». Y va más allá lanzando una pregunta a la consejería que lidera Berta Piñán: «¿Qué quieren que sea, un centro de arte sin más, como hay tantos en España?».
Está con ella, vehemente, Virginia López, de Proyectos Artísticos Casa Antonino (PACA): «Debe seguir siendo un centro de producción y creación artística contemporánea, de investigación, con residencias de artistas internacionales y regionales y educación. Hay que mantener todos los pilares en los que se sustenta y que nos alimentan a todos. Dejar de hablar sobre piraguas y berberechos, porque, si no, todo acabará en pandereta y devastación. Tener complejo por no comprender no puede ser. En la vida hay que intentar aprender y comprender en lugar de vivir acomplejados». Una línea a la que también apunta la artista langreana Noemí Iglesias:«Si lo que quieren hacer es un centro de videojuegos, se están alejando mucho de las líneas de actuación de Laboral, que no tienen nada que ver con eso, sino con el arte contemporáneo. Yeso es necesario conservarlo, promocionarlo y financiarlo. Porque, si no, ¿qué nos queda en Asturias?, ¿qué otra institución hay con becas y residencias? Es una de las instituciones que están más conectadas con el tejido artístico local».
Esa «conexión» con los creadores asturianos –para otros, desconexión– es una de las principales críticas que cercan a Laboral desde su nacimiento, pero la artista visual Celia Viada niega la mayor:«La pandemia ha ayudado a que el centro esté apoyando todavía más a artistas locales y ojalá siga yendo en esa dirección».
María Castellanos –que tantas veces ha formado tándem artístico con Alberto Valverde en el gigante blanco de Cabueñes– aún no sale de su asombro:«Para nosotros, Laboral supuso un trampolín al resto de Europa. Ya no solo por el apoyo económico y logístico para hacer proyectos, sino también por todo el apoyo humano y los contactos que surgieron. Era un centro que estaba siendo un referente en Europa, así que me parece increíble que desde las administraciones públicas se quiera echar por tierra todo este trabajo de catorce años. Nosotros hacemos muchas exposiciones en Europa y Asia y, cuando nos preguntan que de dónde venimos, la gente ubica Gijón porque sabe que ahí está Laboral».
Y a otra desconexión, la que existe «desde el principio con la sociedad asturiana», que reconocen artistas como Noemí Iglesias, se refiere desde Madrid Avelino Sala: «Laboral se había quedado en estado catatónico. De hecho, aquí, cuando hablas con alguien, te pregunta extrañado: 'Ah, ¿pero eso sigue abierto?'. Y luego está el hecho de que es un centro de espaldas a la gente». Así que él tiene una idea para «resetearlo»:«Hay que mantener un camino enfocado al arte contemporáneo, pero quizá está demasiado acotado a la cuestión industrial, tecnológica, y no estaría mal abrir un poco el abanico. Pero ahora llegan estos señores, que no sabemos lo que quieren, y la cosa pinta mal».
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