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Profesores y alumnas. De pie, Sofía Osorio, Paloma Esparza, Fernando Alonso, Rosario Riestra, Enrique Oltra y Andrea Rodríguez.Sentadas, las alumnas Paloma Naveiras, Alejandra Yenes, Alicia Zurita, Alicia Arenas y Rosa Álvarez. J. C. TUERO

La fábrica de más de 2.000 enfermeras

Vocación. 70 alumnos ingresan cada año en la Facultad de Enfermería de Gijón. Tras cuatro años de estudios y 1.660 horas de prácticas, el trabajo está garantizado, ahora más que nunca

LAURA MAYORDOMO

Lunes, 22 de febrero 2021, 00:17

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Paloma Naveiras, 24 años, afrontaba este viernes su último día de prácticas en las urgencias del Hospital de Cabueñes. Le tocaba el turno de tarde: de tres a diez de la noche. Alumna de la Facultad de Enfermería de Gijón, ya solo le queda rematar el trabajo de fin de grado para alcanzar el objetivo con el que se matriculó hace ya cuatro años: trabajar como enfermera. A ser posible, en el Área V. Como sus compañeros de promoción, sabe que «en realidad, tenemos posibilidades en cualquier sitio. Ya nos lo dijeron cuando empezamos, que no tendríamos problemas para encontrar trabajo».

Es una cuestión de demografía. En estos años se están jubilando o se jubilarán el grueso de profesionales de enfermería, las que nacieron en las décadas de los 50 y 60, en pleno 'babyboom'. Y la actual situación de pandemia no ha hecho más que agravar el problema. «Además del envejecimiento de las plantillas ha puesto de manifiesto la necesidad de enfermeras. Hay un déficit estructural», coinciden Fernando Alonso y Rosario Riestra, decano y secretaria, respectivamente, de la facultad gijonesa. Pero, por otro lado, también les ha dado mayor visibilidad y una buena dosis de reconocimiento social. En lo peor de la primera ola, «cuando la bolsa de enfermería quedó a cero y abrieron el segundo módulo del Credine, allí fuimos los profesores. Estuvimos en primera línea», recuerda Enrique Oltra, miembro de un equipo docente en el que todos los que dan clase a tiempo completo son enfermeros con experiencia asistencial.

El curso pasado también se adelantó a abril la defensa de los trabajos de fin de grado para que los alumnos de cuarto pudieran incorporarse al mercado laboral cuanto antes.

Cuando concluyen su formación, han acumulado 1.660 horas de prácticas en hospitales, centros de salud, centros sociosanitarios y dispositivos salud mental. «Somos de las pocas facultades en las que se realizan prácticas desde primero», remarca Alonso.

Creada en 1975 como Escuela de ATS, en 1978 se convirtió en escuela universitaria adscrita a la Universidad de Oviedo y en 2014 adquirió la denominación de facultad. Para entonces, ya hacía cinco años que la diplomatura se había convertido en grado. No hay registros anteriores al curso 1985-86, pero se calcula que en estos 46 años se han formado en ella más de dos mil enfermeras. Cada curso ingresan en la facultad 70 nuevos alumnos y la tasa de permanencia es muy elevada, en torno al 95%.

En los últimos años, la apuesta por la innovación docente se ha traducido en mejoras en los recursos para simulaciones clínicas. «Aquí», anota Fernando Alonso, «se imparte formación en unas condiciones de calidad muy elevadas y ajustada a las necesidades del sistema. Intentamos que sea una formación integral: en habilidades y competencias, pero también en valores como la ética, el respeto, la confidencialidad, la comunicación con el paciente... Es algo en lo que se hace hincapié en todas las asignaturas».

La pandemia, que ha obligado a pasarse a la docencia 'online' -salvo para las prácticas-, no ha motivado una adaptación específica de ninguna de esas materias, pero sí se ha revelado como «una fuente inagotable de recursos didácticos», cuenta Enrique Oltra. «Está presente en todas las técnicas y métodos que nos enseñan», cuenta una alumna de primero, Alicia Arenas, de 38 años y fisioterapeuta en Cabueñes, que este curso se ha matriculado en unas pocas asignaturas: «Siempre quise estudiar enfermería», confiesa y no descarta acabar dedicándose a ella profesionalmente.

«Es una profesión que engancha y que proporciona muchas satisfacciones si tienes vocación», afirma el decano. Una vocación que desbordan tanto Alicia, como a Alejandra Yenes, Rosa Álvarez y Alicia Zurita, las compañeras con las que el viernes compartía taller de reanimación cardiopulmonar en una de las aulas de simulación de la facultad.

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